May López, una tecnóloga en un mundo de hombres

Empresa tecnológica y mujer sigue siendo un binomio, tanto en España como en Europa, que no se produce con la frecuencia deseada. Uno de los motivos es la educación, que se va paliando con cada vez más niñas interesadas en materias tradicionalmente masculinas; otro, la escasez de mujeres en ciertos sectores que en muchas ocasiones les hace huir, así lo afirmaba recientemente una alta directiva de Vodafone España.

Uno de esos sectores tradicionalmente masculinos es el transporte y la movilidad, tanto urbana como por carretera. Es habitual encontrar foros en los que las mujeres se cuentan con los dedos de una mano. La protagonista de esta semana es una de esas mujeres, May López, responsable de Responsabilidad Social Corporativa en una gran empresa de mensajería que además cuenta con su propio propio proyecto, Bewego.

Acostumbrada desde siempre a estar y trabajar entre hombres, para esta licenciada en Químicas, que ésa es su formación académica, poner en marcha una plataforma que aligerara el tráfico de las ciudades era casi una evolución natural en su carrera. Porque además responde a su preocupación por el Medio Ambiente y la extrema polución en algunas ciudades españolas, especialmente Madrid.

Por lo que hace unos años, desde su posición ya como experta en movilidad, puso los cimientos de la empresa pero el fallecimiento de uno de los impulsores dejó la idea en stand by hasta que May López coincidió con Carmen María García, presidenta de Woman’s Week, le habló de su idea de que los empleados de grandes empresas compartieran coche y la respuesta de García no se hizo esperar, “mujer y emprendimiento, cuenta conmigo”.

Así, presentaron Bewego en la Semana de Movilidad que Woman’s Week y Ecofín organizaron en la sede de la Comisión Europea en Madrid y a partir de ahí y después, cada una, de sus trabajos correspondientes, avanzaban con la idea.

Ha pasado casi un año y May López me cuenta, con voz dulce pero tan segura como la de la mujer que está acostumbrada a trabajar en un mundo de hombres, que la idea empieza a ser una realidad porque “nos dirigimos a las empresas para ayudarles a cumplir su plan de movilidad” y parece que la cosa cuaja.

May López y Carmen M. García fundadoras de Bewego
May López y Carmen M. García, fundadoras de Bewego / Lanza

Realmente el proyecto es una página web en la que, una vez que la organización se adhiere, recibe un código que distribuye entre sus trabajadores y ellos mismos se organizan dentro de una base de datos que les permite saber con quién pueden compartir su vehículo. “Muchas veces no somos conscientes de que nuestro compañero de trabajo hace un trayecto similar”. Y, ¿los gastos? le pregunto. “En este caso no hay intercambio económico en la plataforma para no entrar en competencia con los taxistas, es movilidad compartida que pagan las organizaciones, costean el poder dar opción a sus empleados y proveedores”.

Es la economía colaborativa sustentada por las nuevas generaciones digitales que cambia el mundo cada día un poco más. May sigue relatando, respecto a los gastos: “Se arreglan entre ellos, a veces comparten gastos y otras, sabemos que van alternándose a la hora de llevar el coche. Lo que sí proporcionamos a la empresa es el ahorro energético que supone que sus empleados compartan automóvil y ese dato la  organización lo incluye en su memoria”.

Tengo también la duda de si resulta ser competencia de plataformas como Blablacar  y con la misma voz pausada pero decidida me saca de la misma. “Solo trabajamos en los planes de movilidad que tienen que cumplir las organizaciones, que son empresas que pueden superar los 200 empleados pero también nos dirigimos a universidades y a oeneges, en las que también trabaja gente que tiene que desplazarse”.

May, que lleva en el sector de la movilidad toda su vida, se muestra muy concienciada con la polución que sufren ciudades como Madrid y “siempre digo lo mismo en todas las conferencias que me invitan a dar”, porque esta mujer está considerada una experta en la materia y Bruselas, por ejemplo, ha contado con ella más de una y más de dos veces y sigue explicando “cuando pregunto al auditorio si estarían dispuestos a beber de una botella que contiene agua de color marrón siempre me contestan que no.

Después es cuando les digo que es el color del aire que respiran”. La verdad es que la argumentación no ofrece fisuras pero los seres humanos somos así, muy santotomás, y necesitamos ver para creer. Aunque en algunas ciudades la contaminación ya se aprecia a simple vista y es fácil apreciar, en días secos de invierno en los que el frío es el único regente, una suerte de neblina que nos traslada a un Londres del siglo XIX. Ni por esas, los ciudadanos de ciertas poblaciones atiborradas de almas y de artefactos contaminantes, parecen querer ser conscientes de que día tras día ‘beben’ ese aire tan desagradable como el agua color chocolate de la botella metafórica a la que se refiere una y otra vez esta emprendedora.

A esto se le suma otro argumento de peso, el económico porque con este sistema además de “quitarte un coche de la carretera (además) de socializar, hay un ahorro de 1.700 euros al año compartiendo el coche con otras personas”.

Y otro más, a partir de noviembre entra en funcionamiento, de momento en Madrid, el protocolo contra la contaminación y los términos cero y Eco se harán pertinazmente conocidos (una de las imágenes que ilustran este texto lo explica). O lo que viene a ser lo mismo, las restricciones en la circulación de automóviles fuera de esos rangos estarán a la orden del día en un futuro a corto plazo.

Le pregunto por su formación académica y el curriculum de esta mujer apabulla, y estoy segura de que ella ni siquiera es consciente de este aspecto. Además de ser licenciada en Químicas, es máster en RSC, máster en Calidad o lo que es lo mismo, experta en gestión de calidades, cuenta con estudios del Instituto de Empresa, conocido como el IE… y sigue formándose y participando en foros tanto nacionales como internacionales referentes a todo lo que tenga que ver con el tráfico de personas y mercancías.

Esta semana, por ejemplo, estará en el Foro Internacional de Logística Urbana, será la única española y una de las tres personas europeas que acudirán al evento.

Y respecto a su socia actual, mujer inquieta como ella y activa, la conoció en un foro al que la presidenta de Woma’s Week le invitó. No contenta con eso, le propuso acudir a un programa de radio que tenía por entonces, hace ya una década, y aunque May se resistió, supongo que por una timidez no confesada, terminó acudiendo y desde entonces son estrechas colaboradoras “porque Carmen es capaz de conseguir todo lo que se proponga con su sonrisa, limpia y abierta. Sin presionarte. Su sonrisa va siempre por delante” y pienso que en cierta forma es así. Carmen, que en breve también recalará en estas páginas digitales, sonríe a la menor oportunidad.

En cierta forma, es una buena manera de conducirse por la vida, una buena idea, sólida y argumentada, y una sonrisa. Tal vez sea muy ingenuo, pero a estas dos emprendedoras, mujeres y españolas, les está dando resultado. Tanto… no lo será

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