El Un, Dos, Tres se ha convertido, por ese aura casi místico del que hablábamos en una suerte de salvavidas o último recurso para productoras y cadenas de televisor. De hecho, desde que terminara por primera vez en el año 1988, ha vivido hasta dos resurrecciones: una en 1991 de la mano de Jordi Estadella y otra en el año 2004 con Luis Larrodera. La primera tuvo algo más de éxito que la segunda, que no llegó a renovar por una segunda temporada.
Pues ahora, como invocado por el reciente éxito cosechado por el regreso del Grand Prix del Verano, el exiguo cadáver del Un, Dos, Tres vuelve a lazarse una vez más. En esta ocasión ha sido el streamer The Grefg quien ha decidido practicar la nigromancia para traer de vuelta el programa de Chico Ibáñez junto a Arturo Ibáñez, el hijo de este. El plan consiste en llevar a cabo un drástico cambio de formato y realizar el programa en riguroso directo en el canal de Twitch de The Grefg, además de algún que otro cambio.
Y es que llegados a este punto, no podemos evitar preguntarnos, ¿qué motivo puede haber detrás de perturbar la memoria de aquél formato tan genial? Hace algunos años ya, comenzaron a surgir vías y canales de contenidos alternativos a la televisión: Youtube, Twitch y otras plataformas de streaming. La gracia de muchos de estos formatos era principalmente la esencia y pureza de una persona ejecutando todo el contenido. Ya fuera jugando un videojuego o simplemente charlando, estos creadores de contenido vieron cómo su popularidad se disparaba de un día para otro.
Principalmente la pandemia del COVID-19 y el confinamiento asociado hizo crecer los números de estos creadores como la espuma. Sin embargo, ya sea porque terminó la pandemia, porque el formato se ha gastado o simplemente ya no está de moda; parece que estos contenidos viven una importante caída de audiencias. Unos dicen que se ha estabilizado, otros que están perdiendo viewers y otros muchos hablan de una polarización de los contenidos. Parece que al final, los que más audiencia tienen van recaudando más y más espectadores por lo que los más pequeños cada vez lo son más.
De cualquier forma, ya el mismo Ibai Llanos tonteó con la idea de traer el Grand Prix a su canal de Twitch, aunque finalmente fue TVE quién se llevó la vaquilla al agua. Y ahora es The Grefg quien parece querer reclamar esa audiencia que ahora está sentada en el sofá viendo la «televisión tradicional» e intentar llevársela hasta su canal de Twitch. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que resucitar por enésima vez el cadáver del Un, Dos, Tres?
Los que se erigían a sí mismos como «la nueva comunicación», parece no sólo caer en los mismos errores que la vieja, sino que encima no demuestran originalidad ninguna. En la época en la que un influencer arrastra a las masas, tanto marcas como productoras parecen haber olvidado el significado de «engagement». Esto es la conexión emocional con aquello que se ve, haciéndote volver una y otra vez a ese contenido y siendo mejor para publicidad etc. ¿Qué clase de conexión puede haber en un programa que sólo recuerdan los padres presentado por alguien que solo conocen los hijos?
Un monstruo de Frankestein que se levanta para actuar, animado pero ni mucho menos vivo, tratando de reclamar la atención de audiencias aburridas y gastadas. La nostalgia al rescate de la falta de creatividad una vez más. ¿Cuánto durará el escaso fervor nostálgico? Una nostalgia que, si bien se usa como un truco burdo, siempre es certero como hemos visto en el Grand Prix. Sin embargo, ¿qué sentido tiene buscar el público objetivo del Un, Dos, Tres en Twitch? Parece una maniobra desesperada de una maquinaria cada vez más cansada de inventar. La nueva vieja televisión.

