Nuestro organismo está sometido a los ciclos de la naturaleza, y respetarlos es una forma sana y sencilla de mantener nuestra salud. El tiempo real no pasa a la misma velocidad que el de nuestros relojes internos: nos vemos obligados a adelantarlos o a atrasarlos continuamente para poder sobrevivir.
Aplazamos el sueño si tenemos trabajo, la hora de comer si nos encontramos fuera de casa o las vacaciones si surgen obligaciones.
El paso del tiempo se corresponde con las variaciones periódicas de las funciones y secreciones del organismo, que se suceden sin que nadie las programe.
Este orden natural nos permite saber en qué momento del año somos más resistentes o más vulnerables.
Por lo tanto, es importante que escuchemos nuestro propio reloj interno, es una buena forma de conocer nuestras limitaciones y potencialidades.
Sincronizando los relojes de la vida cotidiana, podremos conseguir extraordinarios beneficios en nuestra salud.
Es cierto que giran solos, y que varían constantemente, pero de forma innata, siguen las señales del entorno, como el amanecer o el anochecer.
El problema fundamental es que en las ciudades en la que vivimos la actividad nocturna se prolonga… la mayoría de las personas sufren perturbaciones. Es entonces cuando cada organismo debe encontrar su ritmo biológico ideal.
Los métodos son simples… pero nadie los cumple, el levantarse y acostarse siempre a la misma hora, aprovechar la luz natural para todo, tomar el sol siempre que se pueda y llevar una alimentación sana y equilibrada.
La menta humana está dotada de relojes biológicos que poseen dos glándulas para preservar el equilibrio.
El Hipotálamo, o péndulo del organismo, es sensible a la alternancia luminosidad oscuridad, y regula la temperatura, el pulso, la tensión y las secreciones hormonales.
La glándula pineal o reloj de arena, que no rebaja nunca el ritmo diario durante las 24 de una jornada. Determina la temperatura profunda.
Finalmente tenemos el reloj cortical que permite actuar todo el tiempo y a su ritmo. Es el reloj o inteligencia como soporte el que determina una razón también para vivir correctamente.
El tratamiento del insomnio es uno de los retos terapéuticos más tentadores a la hora de la mejora de una calidad de vida en entredicho.
El abordaje terapéutico es la preocupación y alternativa que en una unidad del sueño tratamos con muy buenos resultados.
Seguramente las causas que lo producen son determinadas por muchos factores que se han de tratar desde el punto de vista más integral.
No olvidemos que no sólo las técnicas basadas en la relajación progresiva y la hipnosis existen como alternativas.
La psicoterapia basada en el estudio de variables de pensamiento y futuro comportamiento nos pueden ayudar a solventar tales problemas.