PRIMERO DE MAYO DE 2012.
Este año el primero de Mayo ha llegado cargado de especiales significaciones en nuestro país. Los procesos que han tenido lugar en los cuatro primeros meses de gobierno del Partido Popular son de una trascendencia fundamental.
A lo largo de 2011, especialmente desde que se anunció la convocatoria de elecciones generales y en el tiempo de campaña electoral, los representantes el Partido Popular fueron exponiendo, de manera bastante enigmática y críptica sus ideas y propuestas de actuación. Más por los cuestionamientos de otras fuerzas políticas que por convicciones propias fueron exponiendo algunas de las cosas que no iban a hacer. “No subiremos los impuestos, la sanidad y la educación son incuestionables…”, por no mencionar aquel eslogan: “Si quieres un empleo vota PP”.
Pues bien, el ejercicio de gobierno en sus cuatro meses ha sido realmente demoledor. Sus actuaciones son radicalmente contrarias a sus propuestas electorales. Nada de sus afirmaciones se ha mantenido, en un ejercicio radical de incumplimiento de sus propuestas electorales. La escusa de la herencia es mala por cualquier lado. Después de tanto tiempo en la oposición, desconocían los problemas del país, no sabían como estaban las cuentas de sus comunidades autónomas?. No tenían información de la realidad europea?.
Y junto a ello, por más que algunos dirigentes nos quieran convencer de lo contrario, todo suena a improvisación acelerada, a cambios continuos, a correcciones de unos ministros con otros. Se tarda tres meses en presentar los presupuestos generales y a los pocos días se anuncia un nuevo recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. Montoro jura no subir el IVA y a los dos días Guindos anuncia su subida para el año próximo. Montoro indica que es una reordenación de tributos y que es temporal. La improvisación y por tanto la evidencia de que no se sabe el rumbo a seguir es evidente.
La pretensión del gobierno de generar confianza que iba a llegar con su sola presencia, es evidente que, para desgracia de nuestro país, está lejos de conseguirse. Ministros como Guindos representante de una empresa que llevó a cabo el mayor desfalco financiero de este siglo no es un ministro para inspirar confianza. Los movimientos y decisiones cambiantes, día a día, no son la mejor manera de trasmitir ideas de rigor y compromiso. Europa percibe el descontento y el alto nivel de confrontación social que las medidas del gobierno del Partido Popular van teniendo. Y para desgracia de todos, los indicadores económicos van dejando constancia de que el único objetivo de la política conservadora de este gobierno que es conseguir, a toda costa, la confianza de los mercados con el déficit cero, no se está consiguiendo.
Y en este camino, el gobierno del Partido Popular ha emprendido la senda de la destrucción de los valores esenciales de nuestra sociedad: la educación y la sanidad. No son recortes simplemente, son la evidencia de una voluntad de implantar políticas en la sanidad reduciendo lo público al mínimo para convertir todo en negocio privado y distinguir el acceso a los servicios sociales según la capacidad adquisitiva de cada uno. Todo ello se anuncia sin claridad y sin explicaciones por la vía del Decreto Ley. Medidas para modificar las relaciones laborales reduciendo derechos básicos de los trabajadores. Decretos que quieren reducir los servicios sanitarios excluyendo a los colectivos más necesitados, imponiendo pagos que ya realizamos a través de los impuestos y propiciando el negocio privado. Y decretos que quieren condenar la educación a sus peores niveles de calidad, reduciendo profesores, aumentando el número de alumnos en el aula, eliminando la formación del profesorado y llevando la financiación de la Universidad pública a niveles en los que se hace imposible la formación y la investigación de calidad. Hay en todos sus planteamientos, junto a una voluntad de recorte económico, un camino hacia las privatizaciones, la pérdida de calidad de lo público y el abandono de servicios básicos y esenciales de todos los ciudadanos.
Todo ello con la petición de fe en este sacrificio que nos llevará a un mañana mejor. Nos piden una fe, digna de los mejores gurús y milagreros, en Mariano Rajoy que nos conducirá al camino de la salvación. Ahora retrasan la llegada de esos momentos al 2014 donde todavía habrán seguido destruyendo empleo y reducido a niveles inadmisibles derechos esenciales de nuestra sociedad. Cada día como profetas agoreros nos anuncian nuevas desgracias, a las que seguirán días de gloria en un futuro cada vez más lejano.
Por todos los que necesitan un trabajo, por el mantenimiento de los servicios sociales en los niveles de calidad ya conseguidos, por el ejercicio de la política con participación democrática, por ello este primero de mayo es y parece que debe seguir siendo una fiesta de la reivindicación y de la participación democrática de los que creemos que otra forma de hacer la política en estos momentos es posible.
DIEGO PERIS SANCHEZ