Testigos
El eco de uno de los informativos del mediodía me deja la voz de unos niños que narran vivamente unos hechos horrendos: han sido testigos de asesinatos, torturas y otras atrocidades en un marco violento. Son niños sirios, unos pequeños que en pleno 2012 han presenciado la muerte violenta de familiares próximos (de sus padres, hermanos y otros niños), o han sido víctimas de ataques, por lo que representan un futuro lastrado por la estridencia del recuerdo.
Entre la protesta pacífica que cerca el Congreso de los Diputados este famoso 25 de septiembre, la convocatoria de elecciones en Cataluña para dentro de dos meses y la presentación del primer tomo de un libro de vivencias del ínclito José Bono, no me resisto a hacer un comentario apresurado sobre la que debería ser una de las noticias más preocupantes para el orden político y económico.
Save the Children y Aministía Internacional hace unos días han reclamado a las organizaciones internacionales que atiendan esta alarma. Los victimarios en todos los conflictos bélicos son siempre los mismos, no hay más que hacer un repaso por las más recientes guerras en territorio europeo y leer los espantosos testimonios de mujeres y menores (ya saben ‘en tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera’).
Creo que nuestro papel como sociedad (sobre todo desde las redes civiles) es impulsar retóricas para crear y defender posiciones dirigidas a la transformación de conciencias en torno a las fisuras que provoca la violencia en este tipo de conflictos.