La última Palma de Oro de Cannes esta vez sí me ha convencido plenamente, también lo había hecho la anterior, “Anatomía de un asesinato”, no así sus tres insoportables predecesoras.
Lo que aquí nos propone su director, el cineasta independiente Sean Baker, es un viaje al revesros del sueño norteamericano en el que se entremezclan “strippers”, mafia rusa y algún otro personaje variopinto.
Un poderosísimo y divertido retrato de ciertos bajos o elevados fondos potenciado por la gran interpretación de su joven protagonista, la para mí hasta este momento desconocida Mikey Madison.