Diez motivos por los que adoro esta verdaderamente sorprendente producción española que en modo alguno copió a “The Artist” en lo referido a su tratamiento «mudo» del sonido, sino que dio la casualidad de que coincidió así en el tiempo, pues este proyecto procedía de ocho años antes a la fecha de su gestación.
1) Porque fue para mí sin discusión la mejor película española de 2012, en un año que nuestra cinematografía ofrecería otros cuatro grandes títulos: “Arrugas”, estrenada fugazmente en 2011, “Grupo 7”, “El artista y la modelo” y “Lo imposible”.

2) Porque es un insólito, original e inclasificable cuento gótico cañí.
3) Porque las dos preciosas actrices que hacen de Blancanieves, la niña Sofía Oria y la jovencita Macarena García regalan dos composiciones plenas de encanto, belleza y vitalidad.
4) Porque Pablo Berger que en ese momento contaba con tan sólo dos películas en su filmografía, la estimable y agridulce opera prima “Torremolinos 73” (la más que destacable “Abracadabra” y la magistral “Robot Dreams” vendrían después) y ésta, demostraría tempraneramente un mundo personal propio, singular, diverso, capaz de hacer de lo localista –toros, flamenco, pandereta- algo artístico y universal. Y elaborando a la vez, una mescolanza ejemplar de géneros: melodrama, romance y horror.
5) Porque encontrarme ante una auténtica película vintage, supuso todo un colocón. Vintage con imán, deslumbrante, asombrosa en su mejor acepción, hipnótica. De vez en cuando el cine español consigue descolocarme felizmente… y últimamente más.
6) Porque cuenta con un trabajo fotográfico de Kiko de la Rica en blanco y negro de tintes expresionistas de excepcional calidad. Una buena parte de muchos grandes y veteranos directores actuales todavía en activo, un considerable porcentaje de los más grandes, ha utilizado esta opción en pleno reinado del color (en su aplastante mayoría consiguiendo resultados prodigiosos… y conste que menciono tan solo las que he visto): Steven Spielberg en “La lista de Schindler” Clint Eastwood en “Cartas desde Iwo Jima”, Martin Scorsese en “Toro salvaje”, los hermanos -Joel y Ethan- Coen en “El hombre que nunca estuvo allí”, Francis Ford Coppola en “La ley de la calle”, David Lynch en “El hombre elefante” (y “Cabeza borradora” claro, pero se me atraganta), Tim Burton en “Ed Wood” y “Frankenweenie”, Jim Jarmusch en “Extraños en el paraíso” y “Bajo el peso de la ley” (no me olvido de “Coffee and cigarettes” o “Dead Man”), George Clooney en “Buenas noches y buena suerte”, David Fincher en “Mank”, Alfonso Cuarón en “Roma”, Kenneth Branagh en “Belfast” y “En lo más crudo del crudo invierno”, Michael Haneke en “La cinta blanca”, Matthieu Kassovitz en “El odio”, Alexander Payne en “Nebraska”, Pawel Pawlikowski en “Ida” y “Cold War”, François Ozon en “Frantz”, Wim Wenders en “El cielo sobre Berlín”, Lars Von Trier en “Europa”, Juho Kuosmanen en “El día más feliz en la vida de Olli Mäki”, Aki Kaurismäki en “La vida de bohemia” y “Juha”, François Truffaut en “Vivamente el domingo”, Borys Lankosz en “Reverso”, Andrzej Wajda en “Korczak”, Anton Corbijn en “Control”, John Boorman en “The General”, Bela Tarr en “El caballo de Turín” (obvio otros títulos de Tarr que me resultan más cargantes), Christopher Nolan en “Following”, Patrice Leconte en “La chica del puente”, Luc Besson en “Kamikaze 1999 (El último combate)”, Kevin Smith en “Clerks”, Robert Rodriguez y Frank Miller en “Sin City (Ciudad del pecado)”, Miguel Gomes en “Tabú”, Ciro Guerra en “El abrazo de la serpiente”, Fernando Trueba en “El artista y la modelo”, Santiago Aguilar y Luis Guridi en “Justino, un asesino de la tercera edad”, Steven Soderbergh en “Kafka, la verdad oculta”, Lu Chuan en “Ciudad de vida y muerte”, Shôhei Imamura en “Lluvia negra”, José Luis Garci en “You´re the One (Una historia de entonces)”, Marjane Satrapi (codirigida con Vincent Paronnaud) en “Persépolis”, Woody Allen en “Manhattan”, “Broadway Danny y Rose”, “Zelig” y “Sombras y niebla” (con la fallida “Recuerdos” y la regular “Celebrity” conforma seis títulos en total, el campeón de todos), Doris Dörrie en “Recuerdos desde Fukushima”, Ivo Ferreira en “Cartas de guerra”, Jacques Audiard en “París, distrito 13”, Magnus von Horn en “La chica de la aguja” son sólo unos ejemplos.
7) Porque Maribel Verdú haciendo de la madrastra se vuelve a salir. Junto con José Coronado y Mario Casas son dos de los intérpretes que más espectacularmente progresaron y se superaron en aquel momento de sus carreras. Actualmente Mario Casas me está ganando para su causa. Qué importante es la ilusión y el afán de superación, acompañado de talento, por supuesto.
8) Porque constituye una original vuelta de tuerca del cuento de los hermanos Grimm, moviéndose entre lo perverso y lo emotivo. Una reinvención de forma cóncava, en la que aquí el espejito mágico es una revista de cotilleos.
9) Porque también están y regalan breves pero esplendorosas composiciones Daniel Giménez Cacho, la veterana Ángela Molina y la guapísima Inma Cuesta (Carmen de Triana/la madre).
10) Porque hace bandera del reciclaje de géneros con raigambre y estilo genuinamente autóctonos.