A punto de cumplir los 450 clásicos programados y presentados en la ciudadrealeña Deicy Reilly´s, enfilo lo que queda de este 2024 con la programación de dos perlas del cine romántico hoy en día un tanto olvidadas o incluso subvaloradas. Todo ello dentro de la programación de una de las actividades cinematográficas más longevas en Ciudad Real, “Los clásicos del Deicy”.
Les recuerdo que esta propuesta viene celebrándose desde abril de 2012 los lunes que no coincidan en víspera de festivo o vacaciones a partir de las 9 de la noche, que es gratuita, que se proyectan en versión original subtitulada, que en su programación puede figurar cualquier título destacado entre 1900 y 1999 de cualquier rincón del mundo, aunque el porcentaje mayoritario sea estadounidense (y últimamente también español) y que lamentablemente se resintió de un parón de casi cuatro años como consecuencia de los efectos de la pandemia del covid, si no podríamos estar hablando de más de 700 sesiones. Felizmente ha vuelto a recuperar el esplendor de antaño, algo en lo que ha tenido mucho que ver el empeño y apoy9 del buen y querido amigo Ángel Vázquez (nada que ver familiarmente, pero para el caso más familia que otra). Remarco esto porque es de justicia y -como dice el dicho- bien nacido ser agradecido.
El primero de los previstos para este mes de diciembre tendrá lugar el día 9. Se trata de una resplandeciente biopic estadounidense de 1956 sobre un popular pianista de la década de los 30 y 40, el citado protagonista del título (un todavía rutilante Tyrone Power), “La historia de Eddy Duchin”. Se centra en su devenir profesional y en la historia sentimental de las dos grandes mujeres que conformaron su existencia, reforzada por una espléndida ambientación y preciosas imágenes de esa ciudad de los rascacielos que tanto juego da siempre en pantalla. No quiero olvidarme tampoco de las magníficas copias que nos está proporcionando el también buen amigo Agustín Hierro. Conste en acta.
El segundo, que verá la luz el día 16, supone otra verdadera joya hoy en día perdida en el baúl de los recuerdos. Bien podría suponer un clásico navideño no reconocido como tal, en tono de comedia, pero sin obviar algún tinte sombrío. Me refiero a “Recuerdo de una noche”, una producción también made in USA, esta de 1945 en flamante blanco y negro, protagonizada por la divina Barbara Stanwyck (una de mis tres actrices favoritas de siempre) y dotado de un espléndido blanco y negro con una infinita gama de grises. Su director, Mitchell Leisen, siempre a revalorizar y cada vez más, fue uno de los más exquisitos de la época dorada de Hollywood, firmante por ejemplo de esa obra maestra suprema y apasionada que es “Si no amaneciera” con Olivia De Havillland.