“Gladiator II” es un buen entretenimiento, por momentos incluso un gran espectáculo, tal como puede comprobarse con la batalla naval del inicio en Numidia, pero ni mucho menos llega a la grandeza y fuste de su antecesora.
Hasta el propio protagonista, un eficaz Paul Mescal, reconoce en un momento dado de la trama que su predecesor, el icónico Russell Crowe, era mejor que él. Al menos paso un rato distraído enfrascados en rocambolescas luchas en el Coliseo y en alguna que otra intriga palaciega.
Si a la primera entrega le concedo una puntuación de 10 sobre 10, a ésta siendo generoso la dejo en un 6,5, que no está nada mal.
Definitivamente las secuelas no son el fuerte de su genial director, Ridley Scott (ahí están para corroborarlo las dos de la genial “Alien”, “Prometheus” y “Covenant”), pese a que su imponente impronta visual vuelva a resultar una de sus mejores credenciales.
Curiosamente Clint Eastwood a lo largo de sus cuarenta trabajos tras las cámaras, jamás ha necesitado hacer ninguna.