Y aprovecho de paso la ocasión para reivindicar dos cuestiones. Por un lado, toda la última parte de la etapa del actor irlandés afincado hace años en el cine norteamericano, es decir un aplastante listado de películas de acción o de vengadores (todas las que recomiendo encarecidamente a continuación son norteamericanas salvo la coproducción francesa “Venganza”, me parecen magistrales: “Caminando entre las tumbas”, “Infierno blanco”, las cuatro rodadas bajo las órdenes del español Jaume Collet-Serra -“Sin identidad”, “Non-stop. Sin escalas”, “Una noche para sobrevivir” y “El pasajero”-, “Viudas” o la singular y formidable “Venganza bajo cero”). Conste en acta que cuenta en este tramo con otros títulos de diversa índole de lo más destacables: “Mark Felt. El informante”, “Silencio”, “La balada de Buster Scruggs” o “Un monstruo viene a verme” (de J. A. Bayona).
Por otra parte, considero también obligado ensalzar el talento y la mayor parte de la filmografía del firmante de esta muestra, Martin Campbell, responsable de producciones tan gozosas como “La máscara del Zorro”, “Casino Royale” o “El extranjero” entre varias más. Uno de esos mal llamados -o igual muy bien- artesanos que se ponen al servicio de las historias sin ínfulas de ir de nada.
Y otro matiz para el que me he propuesto no aludir a colegas (eso sí, lo que resulta impresentable es que tanto por parte de muchos de ellos como de quienes han confeccionado el trailer se revelen dos detalles, dos peculiaridades de su protagonista que me parecen fundamentales no desvelar para no chafar la sorpresa… a este paso no va a hacer falta ver nada, pues ya no es que se hagan spoilers es que se cuenta absolutamente todo), pues me basta con estar yo absolutamente seguro de lo que manifiesto y no tener que convencer a nadie, sino nada más que a mí mismo.
Por concretar más me refiero a que parece que a veces a este género al que pertenece “La memoria de un asesino” hay que buscarle coartadas intelectuales para defenderlo. En mi caso resulta innecesario, si está impecablemente resuelto como es el caso, me parece a la altura de cualquier otra muestra de envergadura, toque temas presuntamente más importantes, sociales o del tipo que sean. Yo al cine le pido que me tenga atrapado en la butaca o el sofá y aquí lo consigue con creces.
El caso es que Campbell, a sus 78 años, los mismos que José Luis Garci, insufla un endiablado ritmo a esta adaptación de una novela del escritor belga Jef Geeraerts, a su vez trasladada a la gran pantalla con anterioridad, por lo que esta se erige en “remake”. Y le ofrece en bandeja a Neeson -venía ya de guion, es bueno precisarlo- un goloso caramelo interpretativo, Alex Lewis, un asesino a sueldo a punto de la jubilación, metido en una trama fronteriza de trata de menores. Los modernos dirían que es un personaje con aristas, bueno pues dejémoslo así. Ah… Y por supuesto destacar la presencia de la siempre esplendorosa Monica Bellucci como antagonista.
Y como ha dicho un colega que para no variar tampoco la ha puesto bien, pero con el que coincido en esta aseveración, “es cine de tiros donde se puede seguir la acción sin aturullarse”. Vamos, a la manera maravillosamente clásica. Menudo gustazo.
Remato a la manera expeditiva del sicario. Que se le haya despachado también refiriéndose a este gran estreno como mero entretenimiento, me parece el mejor elogio posible que se le pueda hacer a película alguna. Pero es que, además, es estupenda, enérgica y la considero entre lo mejorcito visto este 2022.
