Dentro de ese cine de animación que continúa gozando de una excelente salud y prolongando su edad de oro también durante este 2024, lo último surgido de Dreamworks (tan solo por haber gestado “Shrek” ya merecería tener un lugar honorífico en la historia, pero conste que ha parido otro buen puñado de producciones destacables, desde “Hormigaz” o “Cómo entrenar a tu dragón” hasta “Los Croods: Una aventura prehistórica”, con las cuales comparte director con las dos últimas), “Robot salvaje”, es una verdadera gozada a propósito de la inteligencia artificial y de los mejores sentimientos humanos (y animales) posibles. Un impoluto diseño visual y unas bellísimas texturas recubren esta preciosa fábula ecologista, que ensalza la amistad de cualquier tipo y aboga por la comprensión en unos tiempos -especialmente políticos- poco dados a ello.
Chris Sanders, su hacedor, ejecuta un trabajo casi de tiralíneas sin descuido alguno de la emoción, la creatividad y la imaginación. Capaz de regalarnos imágenes tan estimulantes, significativas y espléndidas como la referida -no seré más explícito por razones obvias- a la comunión entre tecnología y naturaleza.
Por supuesto, en una producción de estas características, no pueden faltar los personajes de apoyo que roban atención a la propia protagonista, Roz, creada por nuestra propia especie y capaz de mostrar sentimientos tan humanos y maternales (la oscarizada Lupita Nyong´o pone voz en la versión original) como la más pintada. Por ejemplo, ese avispado zorro rojo que responde al nombre de Fink y españolizado en Bribón, la afectuosa zarigüeya Pinktail o el inicialmente desprotegido gansito Brightbill.
Buceo en Google y descubro una curiosidad a propósito de esa criatura que acapara el principal foco diseñada para el bienestar, menester en el que se aplica a base de bien, incluso más allá de las funciones programadas y que lindan con las emociones que pudiéramos sentir cualquiera de nosotros. Y es que el nombre de su línea de productos, Rozzum, y su fabricante, Universal Dynamics, son referencias a Rossum´s Universal Robots, la obra que crearía el término robot. Además de eso, la palabra “rozzum” significa “razón” en el idioma primigenio de esa obra.
Resulta irresistible y encantadora. Desde su mismo inicio supone toda una catarata de sensaciones y de deslumbrantes y bellísimos fotogramas virtuales en aras a hermanar mundos aparentemente opuestos, irreconciliables o como diantres prefieran denominar.
De lo mejorcito del género esta temporada junto a la suculenta y elogiable secuela de “Del revés”. Añádase la nipona “Blue giant” vista en plataformas, Movistar para ser más preciso, y que constituye toda una declaración de amor al jazz. Márquense un programa doble con la “pixariana” SOUL de hace tres años y podrán disfrutar de una velada irrepetible de música, algazara, colorido y -así se decía antes- celuloide del mejor.