“El libro Gordo de Petete” fue un micro espacio infantil emitido en Televisión Española a comienzos de los 80 que se despedía con una frase que se hizo popularísima, especialmente entre la chiquillería del momento, “el libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene y yo te digo contenta hasta el programa que viene”.
Lo traigo a colación para destacar una vez más la inmensa capacidad que tiene el cine no solo para entretener y reflexionar, sino para informar y enseñar sobre las cuestiones más variopintas y pintureras. Tal como es el caso de “The Smashing Machine”, que bien podría traducirse como “La máquina destructora”, seudónimo con el que es conocido Jim Kerr, una de las figuras claves en el auge y consolidación de la UFC, esto es, la lucha de artes marciales mixtas o lucha extrema.
Pues bien, gracias al Séptimo arte nos aproximamos y conocemos a este personaje y a este mundillo, que no deja de recurrir a tópicos de toda la vida, pero no por ello resulta curioso e interesante, como lo es la propia película en sí… sin más.
Lo que marca su distinción es la estupenda interpretación de su protagonista, el habitualmente cachas Dwayne Johnson “La Roca”, un actor mejor de lo que habitualmente se le ha reconocido, pero que aquí definitivamente rompe la pana. Curiosamente, el que supone su mejor trabajo hasta la fecha (no me olvido tampoco del llevado a cabo en sus inicios para “La vida en juego”) de los 50 largometrajes que lleva acumulados en su mochila, es probablemente el que le ha supuesto su mayor revés comercial, algo bastante inusual en su carrera.
Recordarles que su debut se produjo en 2001 con “El regreso de la momia” que auspiciaría al año siguiente su primer papel protagonista, “El rey escorpión”, spin-off precisamente de aquella. Hijo de luchadores, de madre samoana, con diez campeonatos mundiales a su poderosísima espalda, 53 años, californiano y con 1,90 de estatura es recordable para los amantes del cine de acción por el Luke Hobbs de la interminable saga “Fast & Furious”, “El rascacielos”, “Rompedientes”, “El mensajero” (eficaz “actioner”, “Hércules”, “San Andrés” e incluso puso voz al semidios Maui de la celebrada animación disneyana “Vaiana”.
También me parece obligado destacar la presencia de esa estupenda actriz que es Emily Blunt (“Un lugar tranquilo” y secuela, “Sicario”, “Al filo del mañana”, “Looper”, “La chica del tren”, “Destino oculto”, “El amigo de mi hermana”, “La pesca de salmón en Yemen”, “El negocio del dolor”, etcétera… menuda filmografía acumula), a la que, si bien no se le saca el partido debido, como suele ser habitual ella solventa con creces su cometido.
En cuanto a la dirección de Ben Safdie, responsable de dos estupendas aportaciones al cine más o menos de “thriller” en colaboración con su hermano Joshua, tituladas “Good Time” y especialmente “Diamantes en bruto” (en Netflix), es respetable, discreta, correcta y de inequívoco carácter documental, supongo que para mostrar respeto por el documental de HBO de 2002 en el que está inspirado.
No busca un dramatismo facilón, pero por otra parte me cuesta que me provoque adhesión. No supone ningún logro, pero tampoco es desechable. Digamos que se queda a medio camino tanto de su supuesto objetivo como del resultado final. Pero creo que merece la oportunidad de que le permitan un visionado.
