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´Thunderbolts´… Kierkegaard sobrevuela Marvel

José Luis Vázquez / Clara Manzano
Y es que tras una serie de últimas y diversas entregas fallidas y repetitivas, a cada cual más decepcionante tenía claro que hacía falta un lavado de cara como el aquí en buena medida llevado a cabo

Me sorprende gratamente que en cualquier película actual y mucho más en una (reseteada) superproducción Marvel se cite, se invoque al gran teólogo y filósofo danés Soren Kierkegaard, el padre del existencialismo, y que encima se haga un par de veces… eso sí, seguidas.

La primera apela a una de sus reflexiones más divulgadas, esa que reza “la vida se entiende mirando hacia atrás”. Y para ser del todo preciso con el original se debe completar con “pero tiene que ser vivida hacia adelante”.

La segunda es una contrarréplica a la anterior, “cada uno tiene sus propios valores”. En estos dos pensamientos se podría condensar la sustancia principal de la que viene impregnada “Thunderbolts”.

Tirando de notas y del ya casi imprescindible San Google, pues mi memoria otrora pujante se va mostrando en ligero retroceso, ya no se manifiesta tan contundente, en la primera cita se viene a condenar la idea de que “solo en retrospectiva podemos comprender el significado completo de nuestros actos y experiencias, mientras que la vida debe ser encarada de manera proactiva y enfocada en el futuro”.

Todo ello aplíquese al espíritu actual de este trabajo en concreto y del popular (célebre no parece ser considerado por muchos preclaros profesionales de la industria, algo que no comparto) franquiciado de los superhéroes diversos que parecen iniciar una nueva etapa. Y conste que por espíritu me refiero a esa reivindicación del individuo y de la subjetividad, tal como figura en el ideario “kirkegaardiano”. Desde luego si a este exponente tengo que remitirme, el reinicio promete. Veremos.

Y es que tras una serie de últimas y diversas entregas fallidas y repetitivas, a cada cual más decepcionante tenía claro que hacía falta un lavado de cara como el aquí en buena medida llevado a cabo.

Y conste que siempre defenderé, con sus subidas o bajadas, este firmamento estelar del que estaba harto en los últimos tiempos por tanto multiverso que me tenía hasta las mismísimas narices, héroes y heroínas insustanciales o tanta digitalización banal.

Curiosamente las dos que me han gustado en los últimos años procedentes de esta constelación han sido esta y la masacrada, pero que a mi me gusta mucho “Eternals”, la contribución de la oscarizada -por “Nomadland”- Chloé Zhao.

Otra cuestión bien diferente es si sus seguidores, los más irredentos o acérrimos, van a conceder su plácet a esta propuesta que felizmente no se embadurna “tanto” en los que ya se estaban erigiendo como un tanto atosigantes CGI o efectos digitales. O si me apuran, incluso podría molestarles el irónico humor del que tira -otro de sus grandes aciertos- y que a mí me parece de lo más refrescante, revitalizante y saludable. A lo que acompaña de manera determinante el buen y guasón tono de sus actores, nadie desafina. Encarnan a una renovada y particular remesa de Vengadores. Y Vigía (un gratificante Lewis Pullman) supone una afortunada aportación a la galería de malvados.

El regusto final que me deja es positivo. Su director, Jake Schreier, ya había presentado magníficas credenciales con trabajos más “pequeños” e intimistas, pero excelentes, tales como el fantasioso y adorable “thriller” robótico “Un amigo para Frank” o el irresistible romance adolescente “Ciudades de papel”. Incluso sus aportaciones en capítulos puntuales a series tan estimulantes como “Star Trek: Nueva tripulación”, “Nuevo sabor a cereza”, “Minx” o “Bronca”. Su labor se suma al buen conjunto y le otorga personalidad.

Es un espectáculo seductor si son afectos a estas historietas rociadas por un toque algo más personal.

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