Dentro del maltrato infantil es la forma de abuso más frecuente, seguramente y muchas veces invisible, por multitud de circunstancias que parten de un origen que desconocemos y se nos escapan inevitablemente. No obstante hoy por hoy se están haciendo esfuerzos muy grandes para descubrir su origen y el porqué de su sinsentido. La explotación laboral va desde el trabajo físico en edad escolar hasta el uso y abuso de su naturaleza como reclamo para infundir lástima o pedir caridad. El abandono es la forma más grave, pero también debemos incluir casos en los que no se atienden las necesidades sanitarias, de alimentación y cuidado mínimas en las que se priva al niño de la atención de protección y/o educativa. Las manifestaciones que encontraremos en un niño con privacidad en alguno de estos términos incluyen un retraso físico importante, que se podría observar en su tipología tras el examen médico o psicológico, con un adelgazamiento progresivo y una hipotrofia por abandono muy claro. El retraso psicomotor sería un segundo aspecto a observar y algunos trastornos de conducta graves, por una actitud determinada e indiferente, con mirada perdida o vacía, apatía, sin interés por nada. Los trastornos de alimentación se presentan siempre asociados a este problema y finalmente actitudes de agresividad contra sí mismos y su entorno. Una negligencia de corta duración puede no influir en la evolución del niño, pero hay que tener en cuenta su edad evolutiva y la intensidad de la privación. En los niveles socioculturales deficitarios, la negligencia física o emocional, puede tener su origen en un desconocimiento de las normas básicas aplicables al crecimiento y posterior socialización en nuestro entorno, muy sospechosa de algún tipo de familia en la que los hijos no reciben la atención mínima requerida. Coincide un perfil sociocultural muy bajo y sin apenas formación humana. Los hay con diversas patologías de personalidad que también son el caldo de cultivo de este fenómeno, sin apenas tomar conciencia de todo ello. Problemas a su vez, inherentes a quizás, una maternidad demasiado temprana o a maltrato recibido por ellas, en porcentajes superiores a la media. Pero no hay que confundirse en este sentido dado que hay otros casos que se manifiestan en familias aparentemente sin problemas con otro tipo de intereses sin descartar nada. Cierto número de niños son producto de adultos irresponsables que los han privado de las atenciones mínimas exigidas en el cuidado y atención fundamentales en su devenir seguramente conflictivo para con ellos mismos, en su desgracia y para una sociedad que queremos mejor cada día. Por lo tanto, no es de extrañar que en un futuro estos niños sean adultos que a su vez maltraten a otros niños y reproduzcan estos modelos, por llamarlos de esta manera sembrando un terreno muy peligroso en el que la convivencia cada vez sea más complicada para todos.
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