En lo que llevamos de 2017, Ciudad Real ha acelerado la creación grupos cooperativos agroalimentarios y está cediendo, poco a poco, a la imposición de los mercados a la hora de operar con dimensión para fijar precios y obtener más rentabilidad.
Ejemplos como el grupo ciudarrealeño Montes Norte, con socios de varias comunidades; el andaluz Dcoop, con presencia en dos provincias castellano-manchegas -Ciudad Real y Toledo-; o el más reciente Óleo Jabalón -la plataforma de comercialización conjunta para internacionalizar aceites del Campo de Montiel-, han inspirado a Vidasol, la última cooperativa de segundo grado vinícola que está en “plena acción” y que con pocos meses de vida ya ha saltado las barreras ciudarrealeñas.
Cesáreo Cabrera, presidente de ‘El Progreso’ de Villarrubia de los Ojos, uno de los artífices junto a José Joaquín Moreno-Chocano, presidente de Los Pozos de Daimiel, de Vidasol, destacó “la marcha” que lleva el grupo, tras su constitución ante notario el pasado febrero y la integración de la Sociedad Cooperativa Oleovinícola de Castilla-La Mancha Campo de Calatrava de Bolaños, y de las toledanas Castillo de Consuegra y Cristo del Prado, de Consuegra y Madridejos, respectivamente.
En los últimos días, dentro de su filosofía de que la unión hace la fuerza, han hablado con responsables de la cooperativa Virgen del Carmen de Almodóvar del Campo, con quienes ya han estado reunidos y “lo ven bien”, al igual que ha despertado “interés” en el grupo Hispánica de Comercialización Sociedad Cooperativas de Castilla-La Mancha, otra flamante cooperativa de segundo grado conformada por dos cooperativas de Cuenca y tres de Albacete.
Ha habido algún contacto también con otra cooperativa de Madridejos, Nuestra Señora De Valdehierro, y sigue pendiente la entrada de la tercera de las tres impulsoras de Vidasol, la cooperativa Santa Catalina de La Solana.
Su presidente, Gregorio Martín Zarco, explicó a Lanza que “tras renovar más del 50% de los miembros del Consejo Rector” el pasado 23 de abril, en las próximas semanas “vamos a retomar el tema y a debatir la integración”.
Este grupo comercial de origen ciudarrealeño empezará a funcionar la próxima campaña vinícola con los miembros actuales, con unos 200 millones de litros de vino, y podría alcanzar mucha más dimensión en volúmenes de producto y de facturación si se suman más, porque se trata de un proyecto “ambicioso y necesario”.
Vidasol, como otros grupos, cuenta con el aliento del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyas políticas están dirigidas a dimensionar el sector agroalimentario regional.
Apoyo público
Gregorio Jaime Rodríguez, director General de Industrias Agroalimentarias y Cooperativas, reiteró este apoyo para que este sector “sea más competente”, y comentó la utilidad del decreto de Entidades Asociativas Prioritarias de Interés Regional de Castilla-La Mancha (Eapir), aprobado hace cinco meses y que ya ha obtenido sus primeros resultados.
Al parecer, en la actualidad “tenemos encima de la mesa” el reconocimiento como Eapir, al facturar más de 25 millones de euros, del grupo ciudarrealeño Montes Norte, de la cooperativa oleovinícola tomellosera Virgen de las Viñas, y del grupo de cooperativas Oleotoledo, la segunda aceitera más grande de España tras la reciente unión de 40 de empresas.
Por ello, Jaime animó a aprovechar la coyuntura que tiene el sector agroalimentario de la región para “mejorar su posicionamiento comercial frente a otras entidades no agrupadas”, cuya lectura ya ha hecho esta industria, a tenor de los “numerosos movimientos” entre sociedades vinícolas y oleícolas de las provincias de Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Toledo- Según Jaime, se debe “tanto por un cabio de mentalidad en general de ir hacia la obtención de más dimensión, como por los estímulos y las ayudas para incrementar el porcentaje de beneficios, y así poder hacer inversiones y mejoras en las bodegas y las almazaras”.
“Es un revulsivo y se ha notado desde que se aprobó el decreto en diciembre, pues ya habido un efecto bastante inmediato”, sostuvo, a la vez que reflexionó sobre las consecuencias positivas de las agrupaciones. “Tendrán más musculatura comercial y más posibilidades de negociar tanto en los mercados nacionales como en los internacionales”, indicó.
Así, tras valorar el peso del sector agroalimentario en la economía y sociedad de los pueblos, además de ser el principal factor de asentamiento poblacional y de renta, se refirió al “mucho interés” que también ha despertado la convocatoria de la línea de ayudas Focal, para la transformación de productos agrícolas y ganaderos,. dotada este año con 70 millones, y a la que acuden entidades vinícolas, oleícolas, cárnicas y lácteas, para estas dos últimas industrias “es la estrella”.
Por último, recordó que a lo largo de la presente legislatura, el consejero de Agricultura, Francisco Martinez Arroyo, ha transmitido sin cesar la apuesta de la Junta de Comunidades por la comercialización en común de los productos agroalimentarios, tanto a través de las Eapir como la dispuesta en otras subvenciones dirigidas a agrupaciones de productores.