“La seguridad alimentaria es prioritaria para las empresas, así como la inversión en recursos humanos cualificados, y en nuevas tecnologías, para poder controlar los procesos y las materias primas, para obtener alimentos más seguros y con mayor vida útil”.
Así lo dice el tecnólogo de alimentos Andrés García, uno de los impulsores del Foro de Seguridad Alimentaria en Castilla-La Mancha, #AlimentosSegurosCLM, constituido en el marco de la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas de Ciudad Real a finales de 2016 como un grupo mixto entre universidad, empresa y administración, coordinado por Ana Isabel Briones, directora del Departamento de Química Analítica y Tecnología de los Alimentos.
Tras un primer año exitoso, en el que han desarrollado acciones formativas e informativas, García y Briones están diseñando el calendario de 2018, con el que pretenden dar “un gran impulso” al grupo y así atraer a “más actores”, especialmente a las empresas agroalimentarias y a los consumidores.
La directora recuerda que son cuatro los pilares básicos del foro; la organización de actividades de formación, la participación en los foros de discusión, compartir información y recursos, y el establecimiento de una red de contactos que “se interrelacionen y se nutran mutuamente”.
“La idea era encontrar un sitio donde se pudiera discutir, formar, comentar, establecer lazos de colaboración entre todas las partes implicadas en la seguridad alimentaria, y contactar con los profesionales de la industria, a fin de conocer sus necesidades y tratar de ofrecerles soluciones”, señala Briones, que incide en la necesidad establecer un canal de comunicación entre universidad y empresas.
“Es como un puzzle que se encaja para catalizar el crecimiento de la industria alimentaria y, la producción de alimentos seguros”, agrega la profesora.
Para alcanzar este reto, es preciso “ir más allá” en el presente curso, y “fortalecer un vínculo en el que la industria sea proactiva y nos demande respuestas a sus problemas”, tal y como ya lo demostraron las veinte empresas de los ámbitos vinícola, oleícola, lácteo, quesero, pastelero, o cárnico que participaron en la constitución del foro, y que a lo largo de 2017 mostraron “mucho interés” por la seguridad alimentaria. “Y este año el foro ya ha superado los 100 integrantes”, señala García.
“Ahora queremos pasar a la acción, a demanda de la empresa y de la sociedad”, remacha Andrés García, para así poder dar continuación a la primera etapa formativa, en la que fueron impartidos, cursos de etiquetado, con más de 100 participantes en Albacete, Toledo y Ciudad Real.
Eficacia
Las dos ‘patas’ del equipo del foro, García y Briones, como coordinadores, destacan “la eficacia” que tienen las acciones didácticas por su aplicación “directa e inmediata” en las empresas agroalimentarias. “Trabajamos con información que nos proporcionan las empresas para reciclar o actualizar conocimientos, y eso tiene un gran valor”, subrayan.
Por ello, animan a todo tipo de profesionales relacionados con la seguridad alimentaria para que se acerquen a la página http://cta.quimicas.cr.uclm.es/alimentos-seguros-clm/ donde pueden acceder a las redes sociales que vamos a potenciar para ofrecer información rigurosa y actualizada”.
Legislación
Interpretar los cambios de la legislación sobre inocuidad alimentaria es uno de los contenidos más demandados para formación, con el objeto de minimizar “riesgos” en la industria alimentaria.
Las disposiciones normativas europeas “son de las más exigentes del mundo”, sostienen los expertos en la materia, y además se van adaptando “a los avances científicos y a los nuevos retos a los que se enfrenta la industria alimentaria”.
“La Unión Europea es muy estricta, es una de las zonas más seguras del mundo, aunque no hay riesgo cero”, indican y agregan que “mientras que en Europa se producen decenas de miles de intoxicaciones o infecciones al año, en Estados Unidos, con otro tipo de legislación, hay millones de casos”.
“Pocos aguantarían una auditoría de su nevera”
Pero ojo, advierten de que “más de la mitad de intoxicaciones se producen en casa” pues algunas de las manipulaciones domésticas “no son del todo seguras”, y puede haber contaminaciones cruzadas, incorrectos almacenamientos u otras malas prácticas.
“Pocos aguantarían una auditoría de su nevera”, apunta Briones.
Compromiso de la industria
De la misma manera, ambos portavocess celebran el alto grado de compromiso de los fabricantes a la hora de cumplir exhaustivamente con la reglamentación alimentaria, además de implementar procesos que mejoran o innovan sus productos, con el fin de aumentar la seguridad de los mismos.
“Las empresas trabajan muy bien, y el consumidor tiene que tener confianza en que lo que comemos es seguro”, asegura Briones, que recuerda que la OMS establece que “la inocuidad de los alimentos engloba acciones encaminadas a garantizar la máxima seguridad posible de los mismos”.
“La industria de alimentos trabaja para para lograr esa máxima seguridad. Cada producto que se pone en el mercado tiene detrás un trabajo de elección de materia prima, elaboración, control y verificación que ayuda a garantizar que sea seguro para el consumidor”, defiende la catedrática, que incide en que “nunca estamos fuera de peligro” porque “aparecen riesgos nuevos”.
Consumidores muy exigentes
Sobre los destinatarios finales de los alimentos -los consumidores-, el tecnólogo de alimentos Andrés García destaca que ahora son “muy exigentes”.
“Ha habido una revolución en los hábitos y necesidades de consumo y ahora se demandan alimentos con determinadas características como “sin determinados alérgenos, ecológicos o mínimamente procesados” y los procesos de las empresas se tienen que adecuar a esas demandas”, reflexiona.
También subraya el trabajo de las Autoridades Sanitarias Autonómicas, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) y de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), organismos que respaldan una legislación “viva”.
Unidades
El Instituto Regional de Investigación Científica Aplicada (IRICA) cuenta con varios grupos de investigación que trabajan en la implementación del I+D+i en los principales sectores alimentarios de la región, con el objetivo de mejorar la calidad de sus productos. En concreto, la unidad UNIDEA agrupa a los equipos de Biotecnología de Levaduras (BIOLEV); Enología y productos naturales: Investigación Láctea; Aceite de Oliva y Grasas (GAO-UCLM); Productos cárnicos ‘Carnis’.