Antonia Martín es un ejemplo de emprendedora rural y de compromiso familiar por el desarrollo económico de pequeños núcleos, dentro de una apuesta personal contra la despoblación.
Tiene 58 años, es vecina de la aldea de San Benito (Almodóvar del Campo), ubicada en el límite provincial con Córdoba, y desde hace décadas está al frente de varios negocios, de manera principal como ganadera.
“Soy autónoma del campo desde 2002, con tres explotaciones de cochinos ibéricos y vacas de carne, dos en Córdoba y una en Ciudad Real”, explica Martín por teléfono, mientras viaja a la capital para mantener una reunión en Cáritas, donde colabora activamente.
Inquieta, emprendedora y usuaria de la gestión electrónica, ve el mundo rural como una oportunidad laboral y no como un espacio destinado al abandono y al olvido, y por ello reclama infraestructuras y medidas contra el despoblamiento “que sufrimos”.
“Los jóvenes se van por la desatención de las políticas, y cada día tenemos menos derechos, y unos recortes sociales, que afectan directamente a las mujeres rurales”.
Valora, en este sentido, el peso y el trabajo femenino en los pueblos, pues “no sólo acudimos al campo, sino que también llevamos la administración de las fincas, atendemos nuestras casas, y cuidamos de nuestra familia y de nuestros mayores”.
Mucha distancia
La ganadera lamenta el estado de carreteras y denuncia falta de recursos para atender a la población mayor (centro de día, o más asistencia médica en la zona donde vive), unas carencias que “recaen en forma de más cargas para la mujer”.
Explica que San Benito está separado a 90 kilómetros del municipio de cabecera (Almodóvar), y a entre 126 y 140 kilómetros de Ciudad Real (dependiendo si se va por el Valle de Alcudia o por Almadén).
Estas largas distancias se hacen insostenibles en el día a día a la hora de comunicar presencialmente (no se puede hacer por Internet), por ejemplo, un caso de tuberculosis en una vaca, como le ha ocurrido.
En el plano sanitario lo tienen más fácil, ya que acuden a las Urgencias del pueblo cordobés de Pozoblanco, a 30 kilómetros, gracias a un acuerdo entre ambas comunidades, porque Puertollano les pilla a 90 kilómetros.
Antonia Martín lleva toda la vida vinculada a la ganadería, primero con su padre y ahora como titular, así como de manera consorte apoya el negocio de panadería de su marido.
No tuvo problemas a la hora de subirse al carro de Internet y de la tecnología, pues “tuve claro que había que aprender”.
Futuro
Sobre el futuro en el medio rural, asegura que la mujer “es el timón” porque los tiempos “van cambiando y está ganando terreno en el ámbito público”, a la par que también reclama “más apoyos para los jóvenes”.
Esta socia de Afammer subraya la labor de este tipo de organizaciones a la hora de trasladar y defender la voz de las mujeres rurales y promover la capacidad para poner en marcha nuevas empresas en los ámbitos no urbanos.
No en vano, en los últimos años, la PAC ha tenido en cuenta esta perspectiva dentro de las ayudas para el desarrollo rural, con el fin de que permita a las mujeres avanzar en el liderazgo y alcanzar una mayor representatividad en los órganos de dirección de las cooperativas agroalimentarias.