El reconocido economista Ramón Tamames se muestra en contra de que los excedentes de vino se destinen a la producción de alcoholes.
En declaraciones a El Campo aprovechando su visita a Fenavin, señaló que “me opongo” a este tipo de aprovechamientos porque “sería un paso atrás”.
A su juicio, “hay que convertir los graneles en embotellados” porque otros usos como la destilación para fines energéticos o industriales de grandes cantidades de vino a precios ínfimos “degradan la producción”.
Para Tamames, que dirigió la conferencia sobre los vinos de España y su papel en la Unión Europea, habría que convertir en vino cualificado la mayor parte de las producciones vinícolas, como es el caso de Castilla-La Mancha.
Para el veterano economista el sector cooperativo y bodeguero español ha de plantearse la necesidad de embotellar en los países de destino los grandes volúmenes de vinos a granel que exporta, para “evitar” así “el tráfico de botellas, que pesan el triple, y que suponen una carga de CO 2 al aire”.
“La cadenas españolas tendrían que estudiar que una gran parte del volumen se embotellara en los países que compran, y no que, por ejemplo, un holandés lo compre aquí y lo venda como un vino estupendo”.
Además de defender esta comercialización sostenible a nivel internacional, Tamames también reflexionó sobre el juego de la oferta y la demanda en el mundo vinícola que, en términos económicos, es beneficioso para los productores.
El funcionamiento de los mercados es previsible, y cuando la oferta sube en cotas del 10%, el precio aumenta un 50%, tal y como ocurrió en la corta campaña del año 2017.
Distintos escenario vive la actual temporada castellano-manchega, con un alza del 39% de producción hasta los casi 30 millones de hectolitros de vino y mosto, más del 60% del total nacional (49 millones de hl), frente a un consumo interno a la baja, con 18 litros per cápita.