La actividad ganadera, como ámbito prioritario en el estado de alarma, se mantiene a pleno rendimiento aunque el sector esté registrando grandes pérdidas en productos como el cordero y el cabrito.
Portavoces de los productores y tratantes de estos sectores en la provincia de Ciudad Real se quejan de la alarmante caída de actividad, sin precios en las operaciones y sin salidas en el mercado, ante “la ruina” que está suponiendo la acumulación de animales en las explotaciones, a los que hay que atender y alimentar, y que han generado “gastos extras”.
Con todo, valoran positivamente la campaña promocional de fomento del consumo de cordero y cabrito, a la hora de reactivar la espectacular caída de pedidos de estos alimentos, vinculados tradicionalmente al canal de hostelería y restauración, además de a celebraciones como la Semana Santa, las bodas, comuniones o fiestas religiosas musulmanas.
De la misma manera, también dan la bienvenida a las ayudas directas para incentivar sus ventas entre la población anunciadas recientemente por el Ejecutivo castellano-manchego, con un importe máximo por subvención de 30 euros por animal de hasta cuatro meses que haya salido de la granja con destino al matadero entre el 14 de marzo y el día siguiente a la finalización del estado de alarma.
Pero mientras llegan estas subvenciones piden otras medidas que ayuden a la comercialización de sus cabañas como la flexibilidad de las exportaciones.
Comercializador de corderos: no vendemos nada
Francisco Montes, uno de los corredores que trabaja en la comarca de Montes Sur de Ciudad Real y en parte de Extremadura, asegura que “no vendemos nada”.
“Habrá gente que se quiere aprovechar” porque “a río revuelto, ganancias de pescadores”, pero “muchos de mi gremio están en la misma situación”, puntualiza desde Agudo ante las quejas de los productores de intentar realizar operaciones a la mitad de precio.
En su caso, este comercializador de ovino y algo de caprino se provee de reses en las granjas y las engorda durante días o cerca de varios meses antes de venderlas al matadero, como eslabón de una cadena alimentaria “ahora totalmente paralizada”.
“Es la pescadilla que se muerde la cola”, agrega, pues el consumo “también es otro tapón”.
Si no trabaja, Montes, según destaca, no puede hacer frente ni los gastos habituales ni a los que están surgiendo de manera extra con la atención a los corderos inmovilizados por la pandemia, y que “crecen en las jaulas sin saber qué hacer con ellos”.
Ante la situación de deterioro del mercado de esta carne, este tratante ha pasado “de mover 900 corderos semanales a mover cero, y así no puedo subsistir “, lamenta, a la vez que hace un llamamiento a las administraciones para que “nos ayuden a sacarlos”.
“El conejo o el pollo son artículos que se venden solo, por el bajo precio que tienen”, por lo que espera que se active el consumo de cordero y cabrito, “carne de mucha calidad”, además de “estar vigilantes a la calidad de las importaciones”.
Agradece las medidas públicas a favor de los ganaderos, comercializadores como él y los centros de concentración, si bien pide otras herramientas para el “control de la calidad de la carne que viene de fuera”.
“Nosotros cumplimos la trazabilidad desde el sector primario hasta la mesa”, unos procesos de calidad que encarecen los precios “y que nos hace ser menos competitivos con productos del exterior, y que no conocemos su origen”.
Por ello, pide flexibilidad en las exportaciones, un mercado que abrió el año “muy bien”, con el aumento de la demanda en países como Francia y Italia, y que se iba a incrementar con los pedidos de los estados árabes ante la celebración de su Fiesta del Cordero, este año el 31 de julio.
A su juicio, también es preciso “que abran las fronteras con China y Japón”, en este último mercado con una exitosa introducción de “la chuletilla”.
Los productores abogan por empresas para reactivar el sector
Pero también sigue “ruinoso” el panorama para los productores, como asegura José Miguel Romero, uno de los ganaderos agudeños con una explotación de 500 ovejas, sin movimiento desde hace varias semanas.
Valora la campaña de promoción “de esta carne, que es de lujo”, aunque siga en la cuerda floja tras el cierre de la hostelería y tenga “poco tirón” en las carnicerías.
Por ello, a su juicio, sería necesario trasladar a administraciones como el propio ayuntamiento la “idea plantear una empresa para dar servicios a las celebraciones”.