Reivindicar el papel imprescindible de la agricultura familiar en la gestión sostenible de los recursos naturales -tierra, agua o semillas-, y la producción responsable de alimentos de calidad, con ayuda de la innovación, centra la principal acción de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
Así lo recoge el Anuario de la Agricultura Familiar 2018, presentado recientemente por la organización, en el que, coincidiendo con el 25 aniversario de su edición, analiza a lo largo de más de 300 páginas el sector agrario y ganadero en España, tanto de cultivos herbáceos y leñosos, en secano o regadío, como de ganadería, extensiva o estabulada.
El completo informe, editado por la Fundación de Estudios Rurales, pivota en torno a la agricultura familiar, una figura básica para la entidad agraria en el marco de una sociedad europea en permanente progreso.
“La existencia de un mundo rural vivo no se puede concebir sin el desarrollo de una agricultura y una ganadería sostenibles, que produzcan alimentos sanos y saludables, y respeten el medio ambiente”, explica Diego Juste, responsable de Prensa de la entidad.
Este portavoz apuesta por una Política Agraria Común (PAC) “justa y sostenible” que vertebre el territorio, proteja el medio ambiente, el entorno rural y luche contra el cambio climático.
A su juicio, el modelo familiar de explotaciones agrícolas y ganaderas, de tamaño pequeño y mediano “son la única garantía para la sociedad europea” y por ello han de centrar las líneas de la PAC, ahora amenazada por recortes para su próxima edición (2020-2027).
Estos ajustes han sido percibidos “con miedo y temor” en el caso de los productores españoles, porque “no es un negocio, ni mucho menos”, sino un procedimiento “para sostener las economías familiares agrarias y los valores básicos que representan”, centrados en la preservación de los ecosistemas naturales y productivos.
“Europa quiere pueblos habitados, alimentos sanos, seguros y sostenibles, y una biodiversidad consolidada”, apunta Juste, que confía en que los recursos europeos de una PAC “prioritaria” no se reduzcan, ni que se destinen a otros capítulos como la seguridad o la inmigración.
La producción de alimentos es un negocio “absolutamente europeo” cuyo comercio se enmarca dentro de un mapa continental interconectado, como es el caso de España, que cultiva hortalizas y frutas ajustadas a su clima y territorio.
“Nuestro sueño es vivir del mercado, y sin subvenciones”, reflexiona el portavoz de UPA, aunque el patrocinio público garantiza unos precios “baratos” de los alimentos en la sociedad europea. Actualmente, representan “apenas un 10 o un 15% del gasto doméstico gracias a la PAC”, mientras que sin estas ayudas, los hogares tendrían que dedicar a la cesta de la compra el 50% de sus ingresos mensuales.
Por ello, Juste ve necesario el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, “que pidió UPA de manera pionera hace 10 años con el lema ‘Precios justos para los alimentos’ y fue apoyada por Europa”, con el fin de que los productores no siguieran siendo los eternos perjudicados.
El anuario, de más de 300 páginas, coordinado por el sociólogo Eduardo Moyano, analiza la negociación de esta política “justa y sin especulaciones” y sus ambigüedades, y otras cuestiones como la innovación y empleo para evitar el despoblamiento rural, las novedades legislativas y los retos del sector, la agricultura de precisión, los programas LEADER, la dimensión rural-territorial en los procesos de exclusión social, la agroecología, la educación y empoderamiento en el desarrollo rural, o la trashumancia.
También abordan otras cuestiones productivas como el uso de glifosato en la agricultura y los nuevos modelos de desarrollo comunitario, el patrimonio alimentario en el turismo o las energías renovables.
De la misma manera, plasma en datos un informe socioeconómico de la agricultura española en 2017 por sectores y comunidades autónomas.
Sostenibilidad
Uno de los ejes del catálogo es la sostenibilidad, entendida “a través de las vertientes medio ambiental, económica y, social”, en base a estrategias innovadoras “para adaptarnos a unos recursos cada vez más escasos”.
A sujuicio, “si no hay modernización ni infraestructuras, no hay desarrollo y la gente se verá obligada a emigrar a los núcleos urbanos”. La investigación aplicada y la renovación tecnológica para mejorar y hacer más eficientes los procesos productivos “es inherente a la actividad ganadera y agrícola”.
Juste insiste en que los agricultores y ganaderos “son los primeros que cuidan, protegen y ordenan” el medio ambiente.
“Una vaca pastando es el agente antiincendios más eficaz y barato que existe; y un agricultor y ganadero es el mejor antídoto contra el despoblamiento y el desempleo”, aseguran desde UPA.
“Sólo con actividad productiva, con agricultura y ganadería sostenibles, es posible la existencia de un medio rural y un medio ambiente cuidado, organizado y respetado”, capaz de afrontar los retos y las amenazas del cambio climático”.
InfoAdaptaAgri
Precisamente, la organización ha impulsado InfoAdaptaAgri, un conjunto de iniciativas reunidas en un programa, apoyado por la Fundación Biodiversidad, para luchar contra el cambio climático y adaptarse al nuevo escenario.
Reúne medidas concretas para que los productores se puedan enfrentar a las consecuencias del incremento de las temperaturas, la menor disponibilidad de agua, o la propagación de plagas y enfermedades.
En esta lucha, para Juste, hay retos como la mitigación de las emisiones de CO2, de las que la agricultura y ganadería son responsables en un 10%. Explica que el sector agroganadero emite sólo en este porcentaje gases efecto invernadero, y de esta cuota, el 60% procede de la actividad ganadera, mientras que el otro 40% proviene de la agricultura. El transporte (26%), industria (21%), y la generación de energía (20%), son los principales culpables de la contaminación, según datos de energía y emisiones globales.
Otra batalla es la reducción de la huella de carbono, una realidad ya presente en agricultura, que se combate “usando maquinaria más moderna y otras prácticas innovadoras”.
Regadíos
La política hidráulica es otro de los temas más importantes para UPA, teniendo en cuenta las consecuencias ya palpables del cambio climático, y el déficit de agua en España.
“Es necesaria una gran inversión en infraestructuras para utilizar el agua con inteligencia, y crear riqueza”, asegura Juste.
Así, tal y como recoge el anuario, “el regadío no es insostenible”, pues es un recurso ancestral que ante las nuevas necesidades es “preciso modernizar con tecnología”.
500 autores
Juste destaca la participación a lo largo de los últimos 25 años de más de 500 autores, entre intelectuales, docentes, académicos, políticos, sindicalistas, agricultores, ganaderos, empresarios, y profesionales de diversas áreas, que, aun siendo representativos de distintas sensibilidades y ámbitos de estudio, coinciden en la necesidad de fortalecer el sector primario, básico para la humanidad.
Destaca las aportaciones de todos y cada uno de los articulistas que, posteriormente, son reconocidos a golpe de clik en las publicaciones digitales de los mismos, que invitan a leer los textos “ de manera reflexiva y pausada”.
“Hay entradas con miles de lecturas, y eso es muy satisfactorio”.
Portada
Sobre la portada, ilustrada con la imagen de una abeja polinizando, es la fotografía ganadora del Concurso de Fotografía del Mundo Rural 2017, que organizan desde hace 12 años la Fundación de Estudios Rurales de UPA y la editorial Eumedia.
“Es una forma de poner en valor el concurso, y en este caso el primer premio de Luis Miguel Ruiz, con la fotografía ‘Polinizadoras naturales’, refleja a una aliada del sector apícola”.
Entre los 500 participantes, el jurado destacó “la perfecta combinación de la enorme dificultad técnica de la imagen con un encuadre y un enfoque cuidados al extremo, todo ello para lograr reflejar la importancia del trabajo de una de las mayores aliadas de los agricultores: las abejas”.
Un compilatorio tan laborioso necesita de tiempo, por lo que, según Juste, ya están trabajando en la siguiente edición de 2019, y contactando con profesores de universidad, expertos europeos, y otros profesionales.
La sequía marcó el año agrícola en Castilla-La Mancha
El informe socioeconómico de la agricultura española de la Unión de Pequeños Agricultores ( UPA) realizado por la Fundación de Estudios Rurales para el Anuario 2018 también contempla un balance del año agrícola de 2017 por comunidades autónomas, y en el caso de Castilla-La Mancha estuvo muy marcado por la sequía.
La región llevaba cuatro años en situación de falta de agua, que se vio agravada por los problemas de acceso al agua de riego y por los trasvases a las cuencas de Levante.
Según apunta la organización agraria en su resumen, las pérdidas provocadas por la escasez de agua en el campo de la región rondaron los 600 millones de euros.
La campaña de cereales fue mala, con descensos generalizados que se notaron especialmente en las cosechas de trigo (39%) y cebada (28%).
Asimismo, la cosecha de girasol fue un 6% menor que la de 2016, mientras que la producción de alfalfa se mantuvo en niveles similares a los de la cosecha precedente, a pesar de la sequía.
Entre las hortalizas hubo reducciones de cosecha significativas como la de melón (6%) o la de cebolla (3%), pero sin embargo la producción de ajos -una de las más emblemáticas de la agricultura regional- resultó un 41% por encima de la del año precedente.
Respecto al viñedo, la mala evolución de los cultivos se notó también en la cosecha de uva de mesa (que cayó un 10%) y en la de uva de vinificación, que descendió un 16 por ciento.
Vino y mosto
Con todo, la elaboración de vino y mosto en Castilla-La Mancha siguió siendo la de mayor volumen de toda España.
En total (vinos y mosto) se produjeron19,3 millones de hectolitros, muy lejos de los 23,6 millones de hectolitros del año anterior. Del volumen producido, casi 2,4 millones de hectolitros fueron mostos, casi el 90% de la producción nacional.
Frutos secos
Entre los frutos secos destacó el retroceso del 36% en la cosecha de almendra castellano-manchega.
La producción de almendra en Castilla-La Mancha es de 18.155 toneladas (3.800 t en la provincia de Ciudad Real), muy por debajo de los rendimientos de años anteriores, debido a la sequía. No obstante, la superficie autonómica de almendro crece de manera vertiginosa, y en los últimos tres años ha aumentado en 50.000 hectáreas hasta las 114.000 h, principalmente en la provincia de Albacete y en las comarcas ciudarrealeñas de La Mancha y Campo de Montiel.
Por su lado, otra cosecha significativa de esta región es el champiñón.
Por segundo año consecutivo, la producción de 2017 fue superior y representó el 48% del total nacional.
En cuanto al olivar, la producción de la campaña 2016/2017 -que se tiene en cuenta para calcular la renta agraria del año- fue buena, pero la 2017/2018 (que comenzó en octubre de 2017) se cerró con una caída del 13%.
Ganadería
Respecto a la ganadería, el balance fue positivo a pesar del aumento de los costes de producción. Castilla-La Mancha lideró la producción nacional de huevos y destacó de leche de oveja y cabra, así como también en carne de ovino, caprino y cerdo ibérico.
Miel
Otra de sus producciones ganaderas es la miel, que en 2017 tuvo un mal balance por la escasez de la floración.
Por lo que respecta a las exportaciones agroalimentarias, el valor de las ventas superó los 2.500 millones de euros (10%).
A lo largo de 2017, un total de 1.218 jóvenes se incorporaron al campo, de los que un 25% fueron mujeres.
En el caso de las agricultoras, casi 200 mujeres estaban ya en régimen de titularidad compa