Leo en el periódico que “Ciudad Real empieza la semana con un ligero repunte en muertos y hospitalizaciones; suma 8.372 positivos y 1.030 fallecidos”, y en el mismo día recibo la contestación a una reclamación que puse a Sanidad por meter a enfermos positivos en Residencias de Mayores para que continuaran allí su tratamiento.
La primera vez que oímos hablar del COVID-19 en los medios de comunicación se dijo que era un virus respiratorio que atacaba principalmente a las personas mayores, que se transmitía rápidamente y que se contagiaba cuando las personas infectadas no presentaban síntomas. Dicho esto, a nadie se le ocurriría juntar a “enfermos positivos” con “personas mayores”, ¿verdad? Lamentablemente, al director general de G.A.I sí le pareció una idea brillante.
Leyendo la respuesta a mi reclamación, ya se pueden entender muchas cosas. Por ejemplo, por qué Ciudad Real es la provincia de España con el peor dato por habitante tanto de contagiados como de muertes. Aunque claro, no nos gusta ver el dato/habitante, nos gusta más el número total para así compararnos con provincias que tienen millones de habitantes y camuflar una pésima gestión de la pandemia. No hace falta tener conocimientos sanitarios para saber que no hay que juntar “enfermos positivos” con “personas mayores”. Si todas las decisiones que se han tomado en la pandemia se parecen a ésta, veo muy complicado salir de la Fase 0.
También nos gusta publicar que “no se contempla en el momento actual (25 de marzo de 2020) la instalación de un hospital de campaña porque el plan de contingencia prevé actuaciones dentro del propio hospital que es donde se garantiza mejor la seguridad de los profesionales y la atención a los pacientes”. Es una pena que luego se decidiera sacar enfermos positivos “fuera” del hospital para terminar sus tratamientos en Residencias de Mayores, aunque claro, si en vez de “Residencias” decimos “Centros Sociosanitarios”, suena todo mucho mejor y se camufla la barbarie cometida.
España es el país con mayor número de sanitarios contagiados. Ahora que se empiezan a hacer tests se descubre además el porcentaje de personal sanitario que ha pasado la enfermedad de forma asintomática. En la contestación a mi reclamación se dice que “En todas las Residencias de Mayores se está llevando a cabo una evaluación exhaustiva relacionada con las medidas de seguimiento y valoración de aquellos residentes o profesionales con sintomatología compatible con COVID-19”. En “todas” las residencias, ¿desde cuándo? ¿desde que las cifras empezaron a ser escalofriantes? “Valoración de residentes o profesionales con sintomatología”, ¿y qué pasa con los asintomáticos y con la fase de incubación previa a los síntomas? Ese protocolo tiene lagunas importantes, ¿no os parece? No tiene ningún sentido prohibir a los familiares que visiten a sus seres queridos residentes, cuando los residentes están todo el día con cuidadores (asintomáticos o incubando la enfermedad) que encima están expuestos a enfermos positivos no residentes.
Y la contestación continúa diciendo: “Si en algún caso se han derivado pacientes desde el Hospital a una Residencia de Mayores es porque previamente se ha validado y revisado la asignación de dicho recurso. Es decir, se cuenta con los recursos humanos y materiales, así como la información y formación específica para llevar a cabo la atención a estos pacientes con unos niveles óptimos de cuidados”. Cumplir con las ratios establecidas por la ley no significa que se estén recibiendo niveles óptimos de cuidados. Si encima parte de la plantilla está de baja, esto es aún más difícil. Si además se impone meter a 19 pacientes que necesitan unas medidas de seguridad especiales, sin tener en cuenta la opinión de la Dirección de la Residencia porque no se dispone de los recursos humanos y materiales necesarios, la cosa se complica hasta alcanzar cifras que rozan la inhumanidad.
¿De verdad cree que no se podían haber hecho las cosas mejor? ¿Hasta dónde tiene que llegar el número de muertes para que empiecen a asumir responsabilidades?