En declaraciones a los medios antes de participar en Toledo en una mesa redonda dentro del encuentro de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) sobre juventud, que se celebra bajo el lema ‘Youth Trainning Week’, el secretario general de UGT, Unai Sordo, ha considerado «preocupante» que propuestas que hace no tantos años «parecían borradas del mapa» hayan adquirido el peso que han adquirido en países como España, Brasil, EEUU, Polonia o Hungría.
Ante ello, los mejores antídotos para frenar a la extrema derecha parten, a su juicio, «de recomponer los modelos de protección social y de certidumbres en las mayorías sociales, y que la gente no tenga motivos para poner oídos a quien hace la demagogia ante las inseguridades, la pérdida de condiciones de vida, los déficit que tienen muchas personas en su vida cotidiana».
Eso implica, según Sordo, reformar los servicios públicos, la protección social de las personas, garantizar empleos de calidad y tener sociedades vertebradas», ha explicado, convencido de que «el gran antídoto para el populismo de extrema derecha es un nuevo contrato social para el siglo XXI y sociedades democráticamente vertebradas y ahí los sindicatos tenemos un papel fundamental, como organización que aúna esas dos facetas».
«Por eso la extrema derecha sigue odiando a los sindicatos como los odiaba hace un siglo», ha destacado, considerando que la actual extrema derecha «no es como la de los años 20, no es un movimiento ideológico de esas características sino que más bien se dirige a sujetos individualistas, individualizados, que no tienen unas ideas políticas muy claras de la sociedad».
En el mismo sentido, Pepe Álvarez, está convencido de que extrema derecha «no hay una» sola y, además, en cada país «se disfraza de una manera diferente», desde la extrema derecha francesa, «que es mucho más populista, y más cercana a los postulados de los trabajadores, pero que sin embargo hace como la española, que cuando tiene que votar en el Parlamento francés, en la Asamblea francesa, vota siempre contra los derechos de los trabajadores»; hasta la italiana, «que es la suma de muchas cosas, con la derecha incluida, aunque quien la presida es la extrema derecha».
Como sindicato, la preocupación fundamental es el «ataque permanente y sistemático contra los derechos de los trabajadores del país», subrayando Álvarez cómo «no hay ningún tipo de acto en el que la extrema derecha española esté al lado de los trabajadores», repasando cómo «está contra el Salario Mínimo, contra la subida de las pensiones, quieren desmontar el sistema público de pensiones, y ha estado contra la reforma laboral, por no hablar de la política xenófoba que tiene contra los trabajadores inmigrantes».
«Cuestiones que están presentes en la extrema derecha que es bastante peculiar, porque no dejamos de ser un país que viene de una larga noche franquista, fascista, y en el que la extrema derecha ha tardado tiempo en poder aparecer con esta fuerza, primero camuflada en el PP, hasta que salió, y hoy tememos lo que tenemos», ha concluido.