Asaja Castilla-La Mancha, que ayer agradeció la sensibilidad de la Confederación Hidrográfica del Guadiana de permitir el mismo nivel de riego para el año que viene en los acuíferos sobreexplotados de La Mancha (antiguo acuífero 23), ha advertido este jueves de que la reducción de la dotación de agua para los cultivos herbáceos y hortícolas en la zona del antiguo acuífero 20 (afecta sobre todo a agricultores de Toledo y Cuenca) obligará a disminuir la superficie plantada para poder cubrir las necesidades hídricas de muchos cultivos como el ajo, la cebolla y el melón y, consecuentemente, mermarán las producciones.
En el Plan de Extracciones para el Alto Guadiana aprobado ayer por la junta de gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadiana se imponen restricciones por primera vez en las masas de Sierra de Altomira, Lillo-Quintanar y Consuegra-Villacañas, en la que se reducen las dotaciones de 4.278 metros cúbicos a 2.200 para herbáceos y hortícolas, y de 2.000 a 1.500 metros cúbicos para leñosos (a niveles parecedidos que en los acuíferos sobreexplotados de Ciudad Real), ha indicado en nota de prensa la organización agraria.
Para las masas de agua Mancha Occidental I y II (con acuíferos declarados sobreexplotados desde los años ochenta) y Rus Valdelobos, se mantendrán las cifras de los últimos años, 1.500 metros cúbicos para los cultivos leñosos y 2.000 para los herbáceos.
Poca previsión para sequías
La organización agraria culpa a las administraciones de falta de previsión para afrontar periodos secos y ha lamentado que no haya inversiones en infraestructuras para interconectar cuencas o almacenar y distribuir el agua. «Esta falta de planificación supone tomar medidas que discriminan a unos agricultores frente a otros», han lamentado.
Asaja Castilla-La Mancha ha vuelto a criticar que una región con siete cuencas hidrográficas está sometiéndose continuamente a limitaciones a los regadíos. Así, ha indicado que en Guadalajara, por ejemplo, en los últimos seis años, lejos de aumentar regadíos, los agricultores se enfrentan a serias dificultades o bien terminan disminuyendo la superficie regada, desatendiendo algunas de las soluciones que plantea la organización agraria para esta provincia, como las obras de conexión de Sorbe con Bornova o la de Beleña con Alcorlo.
Según Asaja, también en Albacete sufren limitaciones. Por ejemplo, se han reducido las dotaciones de agua del antiguo Acuífero 24, y, en la comarca de Hellín, están viendo como sus recursos hídricos terminan en otras autonomías, tras la declaración de los pozos de sequía.
Situaciones injustas
En general, para la organización agraria se están produciendo situaciones «injustas que marcan aún más las diferencias entre los regantes de unas y otras zonas».
Por ello, ha insistido nuevamente en que esta región necesita un proyecto de infraestructuras y un plan de regadíos para aumentar la superficie en 500.000 hectáreas, con una dotación de agua de 1.500 hectómetros cúbicos en un plazo de veinte años. De lo contrario, ha asegurado, no sólo pondrá en riesgo el futuro de la agricultura castellano-manchega sino también el de la propia población que reside en las zonas rurales.