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29 marzo 2024
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      Imagen de archivo del juego de 'Las caras' de Calzada de Calatrava / Vox
      Ricardo Chamorro, Milagros Calahorra y Emilia Martín, hermano mayor de la Flagelación
      • Cofrades y fieles en el templo / J. M. B.
      • LA Virgen del Mayor Dolor / J. M. B.
      • El Cristo estaba preparado /J. M. B.
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      El presidente de la Diputación -c- con la Hermandad del Ecce Homo (Pilatos)
      Hermanos y fieles lamentan la suspensión / Antonio López
      Los fieles acudieron a orar al Nazareno / Elena Rosa
      El Guardapasos se llenó de fieles este Jueves Santo / Elena Rosa
      La Hermandad de la flagelación tampoco pudo salir en procesión / Elena Rosa
      Hermanas del Silencio que iban a acompañar a la Virgen / J.M. Beldad
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Castilla-La Mancha, la región que más ha invertido en la ‘factura Covid’

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Jesús Fernández Sanz, consejero de sanidad en Castilla-La Mancha / Clara Manzano
Noemí Velasco / CIUDAD REAL
Desde el inicio de la pandemia, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha invertido más de 400 millones de euros y ha firmado más de 9.000 contratos para luchar contra la pandemia. El consejero de Sanidad habla de la confirmación del primer contagio el 1 de marzo, de la falta de EPIS, de la búsqueda de profesionales y de la vacunación en la primera entrevista que ofrece a un medio en la región desde hace meses. Jesús Fernández Sanz reconoce que la sanidad pública de la región "no estaba preparada" para hacer frente a la pandemia, pero se preparó "con mucha rapidez" y consiguió cosas impensables durante la 'primera ola'

La sanidad pública de Castilla-La Mancha tenía “músculo” como una de las mejores del mundo, pero al igual que ocurría en el resto de España “no estaba preparada” para hacer frente a una pandemia que a día de hoy ha producido más de 168.000 contagios y más de 5.500 muertos en la región. El consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, uno de los protagonistas en la lucha contra el Covid, descubre los entresijos de la toma de decisiones y los grandes retos a los ha plantado cara el sistema sanitario público, doce meses después del primer contagio en Castilla-La Mancha.

Aquel 1 de marzo, la preocupación tomó la Consejería de Sanidad, aunque Fernández Sanz confiesa con sinceridad que no fueron capaces de prever la avalancha. “Pensábamos que el día 2, el día 3 y el 5 serían diferentes”, pero pasaron los días y “los casos empezaron a agolparse”. Castilla-La Mancha pasó “de un gris claro a un gris oscuro casi negro”. “Lo hemos pasado tan mal” todos los castellano-manchegos, “compañeros y médicos que todavía hoy tienen secuelas”, “amigos que han estado en la UCI boca abajo” y el Gobierno regional, porque “al fin y al cabo es un reflejo de la sociedad”. Dice que daría su vida para que no volviera a ocurrir.

La tormenta perfecta

En una semana, cuando todavía apenas había fallecimientos, la Consejería de Sanidad supo que el Covid “se había instalado de manera determinante” y que “era grave”. Durante la ‘primera ola’, Castilla-La Mancha llegó a tener más de 4.000 camas ocupadas y más de 400 en las Unidades de Cuidados Intensivos. “Era impensable, solo lo creímos cuando vimos cómo cada día empezaron a ingresar centenares y centenares de personas en los hospitales”. La atención primaria y la hospitalaria estaban desbordadas, los hospitales tuvieron que escalar en sus planes de contingencia, hubo que contratar más profesionales y faltaban equipos de protección individual. El teléfono de Fernández Sanz estaba al rojo vivo, hubo días en los que llegó a hablar “hasta 60 veces” con el presidente Emiliano García-Page, a cualquier hora, desde las diez de la mañana a las cuatro de la madrugada.

La tormenta perfecta confluyó en aquellos días. El consejero señala que, por un lado, los epidemiólogos, que hasta ahora habían pasado “de manera desapercibida” porque en los últimos 60 o 70 años no se habían enfrentado a una pandemia como ésta y se suelen dedicar a la prevención, se enfrentaban “a una situación bastante desconocida”. En aquellos días de marzo, ni había identificación precoz, ni rastreo, ni nada parecido. Gracias a la labor de esos profesionales, “que trabajaron mañana, tarde y noche”, la región pudo saber la dimensión del problema y anticipar sus movimientos, saber que primero vienen los positivos, luego las hospitalizaciones y luego la presión en las UCI.

Pero es que la rama asistencial “tampoco sabía bien a qué nos estábamos enfrentando”, pues, según explica el consejero, “los pacientes venían con unas neumonías extrañas, que no respondían a los tratamientos”. Pacientes con parámetros parecidos reaccionaban de forma diferente a los tratamientos y se morían. Jesús Fernández Sanz destaca que la sanidad pública de Castilla-La Mancha “ha demostrado hacerlo muy bien”, pero “el comportamiento de la enfermedad, del virus, ha sido tan variable que no era cuestión de la sanidad pública de Castilla-La Mancha, sino de todo el sistema nacional de salud”.

Más de 400 millones de euros de inversión

“No estábamos preparados, pero nos preparamos con mucha rapidez y conseguimos cosas que yo no esperaba haber conseguido tan rápidamente”. Jesús Fernández Sanz, en la primera entrevista que concede en meses a un medio de la región, destaca que, según los últimos datos del Ministerio de Hacienda, “Castilla-La Mancha es la comunidad que más ha invertido en Covid” en números relativos, 371 millones de euros hasta el mes de septiembre, lo que supone un 0,98 por ciento del PIB, un porcentaje muy por encima de comunidades autónomas más pobladas y que superan en números absolutos la cantidad.

Esta cifra no solo se ha traducido en la compra de respiradores, mascarillas o pruebas PCR, sino que Castilla-La Mancha ha contratado en este tiempo, destaca el consejero, “a más de 9.000 profesionales de la sanidad”, lo que la coloca en términos absolutos como segunda de España, por detrás de la Comunidad de Madrid. Está claro que Madrid, con 7 millones de habitantes, ha tenido que asumir la contratación de más profesionales que esta región región que de nuevo ocupa el primer lugar en términos relativos.

Todo no queda ahí, pues el presupuesto para sanidad del Gobierno regional, destaca el consejero, “ha crecido un 125 por ciento del 2020 a 2021”, lo que va a permitir que, por ejemplo, a finales de este mes, Castilla-La Mancha reciba “11 secuenciadores”. Estos aparatos asegurarán la detección de nuevas variantes del Covid y darán autonomía a esta región con respecto al Instituto de Salud Carlos III a la hora de detectar cepas como la británica, en la actualidad con escasa presencia –una veintena de casos detectados y con un comportamiento similar al habitual-, pero que podría ser un reto en los próximos meses ante una posible ‘cuarta ola’.

En busca de EPIS y profesionales

La provisión de EPIS y la localización de profesionales, sin duda, han formado parte de los grandes retos para la Consejería de Sanidad. Jesús Fernáncez Sanz destaca que “los almacenes estaban llenos”, pero no lo suficiente para afrontar una pandemia de tal calibre, “que ha exigido batas para miles y miles de personas durante meses y meses”. “Claramente si hubiésemos estado preparados no tuviéramos que haber ido a China a comprar mascarillas o a Turquía a por respiradores”, explica.

El consejero recuerda la peor noticia que tuvo el 19 de marzo: Castilla-La Mancha había comprado un centenar de respiradores, ya estaban pagados, pero la marca les negó el envío porque llevaba componentes americanos y Estados Unidos los necesitaba. No solo significaba que Castilla-La Mancha se quedaba sin sus respiradores, sino que “había escasez en todo el mundo”, con lo que comprar respiradores iba a ser una tarea muy difícil. El Covid ya no solo estaba en Wuhan, y países como Francia, Italia, Alemania, Polonia o Grecia, tenían carestía de los mismos materiales que necesitaba España.

¿Qué ocurrió con las mascarillas? Pues que no las tenía ningún proveedor español, ni europeo, los habituales en la provisión de material sanitario. Así, Castilla-La Mancha se lanzó al mercado asiático y meterse en el mercado chino, en palabras del consejero, “fue una aventura desmesurada: primero, porque pagamos muchísimo dinero; segundo, porque no siempre recibimos lo pedido, nos engañaban; y tercero, porque los plazos se cumplían de aquella manera”. Unas cosas salieron bien “y otras no tanto”, dice el doctor, a la vez que confiesa que probablemente “habremos comprado cosas que no utilizaremos en la vida, pero había que comprarlas en ese momento”.

Con los recursos humanos pasó algo parecido. El Gobierno regional solo fue capaz de contratar enfermeras, auxiliares, celadores y auxiliares administrativos para reforzar la asistencia sanitaria, “porque médicos de esta especialidad no había y sigue sin haber”. “La formación de especialistas que este país tiene diseñada contempla un ritmo no para una pandemia”, dice el consejero, que exclama, “ojalá pudiéramos formar un médico intensivista en 10 minutos”, pero tarda 10 años. Castilla-La Mancha solo produce quince intensivistas en un año, y el resto de regiones estaban en la misma situación. Por cierto, un 27 por ciento de estos contratos fueron para atención primaria, pues es en esta rama donde la Consejería gasta el 25 por ciento de su presupuesto, la que más invierte en España. Los contratos vencen en abril, pero si hay Covid continuarán.

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Jesús Fernández Sanz, consejero de Sanidad en Castilla-La Mancha / Clara Manzano

La terrible letalidad del virus

Lo peor de la pandemia han sido los fallecidos. Jesús Fernández Sanz reconoce que él, que está habituado a tomar decisiones muy difíciles porque “va innato a la profesión”, reconoce que “jamás había llorado tanto como en estos meses”, “nada antes algo me lo había hecho pasar tan mal”. Para el consejero, los 5.573 fallecidos que sumó este miércoles Castilla-La Mancha, “no son números, son personas”. Destaca que en los fallecimientos se han dado tres dolorosas circunstancias: la mayoría de las víctimas han sido “de una generación que lo ha dado todo y que es la que posiblemente peor lo ha pasado en este país”, vieron la llegada del Covid “desde la tristeza y la soledad”, y encima se fueron “solos”, sin la despedida de sus familiares.

Esta provincia, en abril, llegó a contabilizar más de 60 muertos en una jornada. Jesús Fernández Sanz afirma que no le gustaría dejar su profesión de médico “sin saber por qué ha sido tan letal este virus”. Como doctor admite que “seguramente cuando se infectan con tal número y tal magnitud tantas personas no somos capaces de dar solución”, pero advierte que “el año pasado, por estas fechas, nuestros hospitales tenían más del doble de ingresos diarios por gripe que hoy por Covid, pero no se morían y con el Covid nos morimos”. “Son preguntas que todavía hoy no tienen la respuesta que nos gustaría. Es verdad que ha disminuido el número de fallecidos. Menos mal”, añade.

En medio de este infierno, este consejero originario de Pedro Muñoz confiesa que su “refugio” ha sido su casa. Su mujer es médica en salud pública, su hija también en un hospital de Madrid de ‘primera línea’ y su yerno es enfermero. Su familia “está llena de dolor”, pero él solo encuentra “comprensión, cariño, amor, paciencia”. “Y te enfrentas a la primera guardia de tu hija, una cría de 30 años que lo ha dado todo para ser médico que ya ha hecho su especialidad, que ya tiene su plaza, y que ahora viene esto y le puede quitar la ilusión de su proyecto de vida, y por supuesto el nuestro”, cuenta, antes de murmurar “este maldito virus nos ha pegado un palo, que va a ser difícil” superar.

Preparados para poner millones de vacunas

La vacuna es “nuestra solución” y, en palabras del consejero, es “obligatoria”, porque es la única que garantizará la inmunidad. En la actualidad, el cuello de botella lo marcan las dosis, que llegan a España con cuentagotas, de ahí que sea la próxima semana cuando empiecen a llegar a los mayores de 80 años, pero Fernández Sanz afirma que “el sistema está preparado” para poner “millones de vacunas” en el momento que lleguen. “Si mañana nos llegara un millón lo pondríamos en tiempo récord, fuera de horario, cuando sea”, dice. De hecho, pone como ejemplo la vacunación de la gripe: Castilla-La Mancha este año “sin gran esfuerzo y habiendo Covid” ha vacunado a más de 500.000 personas en 2 meses.

Combatir las infecciones emergentes, aparte de los hábitos saludables, la obesidad o las adiciones, tiene que formar parte del futuro de la sanidad de Castilla-La Mancha, y así lo considera Jesús Fernández Sanz. Para el consejero, la región está abocada a un cambio de “modelo”, que tiene que ver con “dejar de hablar solo de sanidad y hablar de salud”, donde lo importante no solo sea la asistencia, sino la prevención, un enfoque “integral” donde los castellano-manchegos “vivamos más, porque vivimos mejor”. El “espíritu del 2015” para la “rehabilitación del sistema sanitario regional” sigue vivo y el final de la pandemia cada vez está más cerca. “Claro que vamos a salir de esto. Este país si tiene algo es alma, optimismo, ganas de vivir, de abrazarnos, de volver a la normalidad, y vamos a salir seguro”, concluye.

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