Algunos de los cerealistas de la provincia de Ciudad Real están inmersos o iniciarán en los próximos días las labores de preparación de la tierra para que adquiera el tempero, es decir, el estado óptimo y adecuado de cara a la siembra del grano.
Las lluvias de la borrasca ‘Àlex’ de primero de octubre han favorecido la calidad del suelo de las fincas porque “es mejor que haya cierta humedad” para el posterior germinado y crecimiento de los cultivos. También hay quien siembra en seco, como ha ocurrido en los últimos años con otoños persistentemente áridos.
En las rotaciones, los trabajos de sementera sin aportación de agua se preparan con el arado del barbecho, y en regadío, en función del cultivo anterior.
La temporada de los herbáceos se inicia, tal y como señala el técnico de cultivos herbáceos de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, Esteban Esquinas, cuando ya ha entrado el otoño, con la adecuación del lecho donde van a plantar los granos de cereales, sobre todo de cebada, que es la mayoritaria en la provincia y la región.
En concreto, la superficie de este tipo de cereal sembrada en Ciudad Real la pasada campaña fue de 143.000 hectáreas, más del 50% de las 225.000 provinciales totales. El resto se dedicó a trigo blando, avena, triticale, centeno, y maíz, este último a la baja por sus altas necesidades de agua. También fueron cultivadas leguminosas como vezas, guisantes y yeros.
Las cooperativas y almacenes, por su parte, ya tienen dispuestas las semillas y los granos que venderán a los productores, para su posterior soterrado en las fincas en extensivo. Es una tarea que en Castilla-La Mancha se alarga desde mediados de octubre hasta finales de diciembre.
Esquinas recomienda comprar “semillas certificadas” porque marcan la diferencia en el rendimiento del cultivo.
La sementera en la comunidad castellano-manchega, añade el técnico, va de sur a norte, “con una siembra más temprana en las provincias del sur, Toledo, Ciudad Real y Albacete, y más tardía en Cuenca y Guadalajara”.
Ensayos sobre las nuevas variedades
Precisamente, en pocas semanas los cerealistas de Ciudad Real y Castilla-La Mancha podrán conocer -como cada temporada-, recuerda Esquinas, las cualidades de las variedades de semillas que han probado en parcelas públicas y fincas colaboradoras.
Se trata de ensayos reales impulsados por los centros agrarios dependientes del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (Iriaf), como el Chaparrillo en Ciudad Real, en los que analizan las características de las nuevas tipologías de semillas, su adaptación agroclimática y su influencia en la productividad.
La producción de cereales es básica en el mundo, sobre todo de trigo y maíz, y en el caso de España es deficitaria a la hora de cubrir su consumo, por lo que tiene que importar. No es el caso de Castilla-La Mancha, que, según Esquinas, produce más cereales que demanda para consumo humano y animal.
Precios
Los precios, como en otras actividades agrícolas, son el gran lastre para el sector cerealista en origen, al ser escasamente rentables desde el punto de vista económico. Es un hecho clave en la ‘transformación del campo’, es decir, en la tendencia basada en la conversión continuada “de herbáceos por leñosos”, incide Esquinas
El mercado cerealístico “tiene muchos vaivenes” en las cotizaciones, y están sujetas a diferentes factores mundiales, como las necesidades de estos alimentos a nivel planetario, la incorporación de las producciones de los dos hemisferios al mercado, la evolución de los precios del petróleo y otras materias primas, o los conflictos socioeconómicos internacionales.
Cisne negro
Además, el sector este año se ha caracterizado por la pandemia del coronavirus y su efecto llamado ‘cisne negro’, es decir, un hecho inesperado de gran impacto socioeconómico, que tras su paso, vuelve el equilibrio.
“Los precios bajaron, luego subieron”, señala, y ahora están en una curva ascendente “por la demanda de China”.
Según la estadística de precios medios del Ministerio de Agricultura, la tonelada de trigo blando panificable se incrementó en la semana del 28 de septiembre al 4 de octubre (la última actualización) en 2,95 euros hasta los 191,54 euros, mientras que la tonelada de cebada para pienso marcó 167,24 euros, 3,09 euros más, al igual que los 1.000 kilos de maíz se cotizaron a 185,54 euros, tras crecer en 2,74 euros.
1,3 millones de hectáreas y casi cinco millones de producción
Castilla-La Mancha registró 1,3 millones de hectáreas de cereales en la pasada temporada, con un cosecha de cerca de cinco millones de toneladas.
Del total, 795.000 hectáreas fueron de cebada, con una cosecha de casi tres millones de toneladas, además de otras 247.000 hectáreas de trigo blando y duro, que dieron 980.000 t.
De manera más minoritarias también se cultivaron en la región 22.650 hectáreas de maíz, con un volumen de producción de 271.800 toneladas, al igual que otras 160.000 ha de avena, de donde se recogieron casi medio millón de toneladas.
De otras 17.366 ha de centeno fueron cosechadas 32.300 toneladas, y de cerca de 78.500 hectáreas de triticale se obtuvieron 264.000 toneladas.
Según el técnico Esquinas, las estimaciones apuntan a una extensión similar para la presente campaña 2020-2021.