El sindicato CSIF, mayoritario en el sector de Autonomía, ha reclamado formalmente a la Junta de Comunidades en este nuevo mandato del presidente Page, y en la recién celebrada mesa técnica, la creación de una comisión para revisar los ratios de los centros de mayores en Castilla-La Mancha, ya que no puede ser que haya el mismo número de trabajadores para atender a residentes dependientes, que precisan de muchos más cuidados, que independientes.
CSIF lleva tiempo reclamando el aumento de personal en estos centros y ha denunciado la grave falta de personal, que aumenta en verano por vacaciones, pero se encuentra con el escollo de los ratios, creados a raíz de la denostada “Ley Cospedal” de 2012, pero que sigue vigente y a la que se acoge el gobierno de la Junta para no contratar personal.
Aquella norma estableció un 40% de válidos por residencia y tener el 2º grado de dependencia para ingresar, pero la realidad es que la gran mayoría de residentes son de 3º grado y precisan más atenciones, que se vienen prestando con el mismo personal y afectando a la calidad de la asistencia a los residentes.
CSIF lleva meses denunciando esta situación, que afecta muy especialmente en nuestra provincia a la Residencia “Gregorio Marañón” de Ciudad Real, que acoge en sus cuatro plantas a 300 mayores totalmente dependientes y en la que 7 auxiliares por planta son responsables de levantar de la cama, duchar, vestir, dar de desayunar y comer a 80 residentes dependientes, además de llevarles a las actividades o servicios de este centro, y luego por la tarde y ya solo con 4 auxiliares por planta, darles de cenar.
Peor que cuando Cospedal
CSIF cree que la escasez de plantilla en las residencias de la provincia hace que estén en peores condiciones de personal que cuando gobernaba Cospedal, porque no se cubren las vacantes ni las bajas, se siguen bajando los mínimos, ya de por sí bajos, y se deniegan sistemáticamente permisos y licencias, cuando hay que hacer frente a las mismas necesidades de los 700 internos en los centros Guadiana I y II, con 160 residentes; las Pocitas, de Puertollano, con igual capacidad y los 120 residentes en la Ciudad de Matrimonios Ancianos de la capital, en total más de 700 residentes, la gran mayoría de los cuales no se van de vacaciones y siguen necesitando atención, con menos personal y la constante sobrecarga de trabajo.