La exposición ‘Giovanna y la mirada eterna’, que en abril y mayo ocupó el espacio expositivo del Museo del Quijote de Ciudad Real, itinera y se ubica en el Espacio-Arte El Dorado de la Fundación Amelia Moreno, una antigua fábrica de licores de Quintanar de la Orden, donde se inaugurará la muestra este sábado 17 de julio, a las 20 horas, y se podrá ver hasta el 22 de agosto.
Este espacio está gestionado por el arquitecto norteamericano David Cohn como presidente del Patronato que rige la institución y cuenta con la colaboración del doctor en Historia del Arte, Jorge Jiménez. La Fundación busca, dentro de sus diferentes líneas de actuación, compartir conteni¬dos con otros centros de arte e instituciones para rentabilizar esfuerzos y ayudar a tejer una red cultural que permita alcanzar a un público más amplio.
En este caso la itinerancia de la exposición es relativa. Todas las obras que formaron parte de la exposición del Museo del Quijote están en Quintanar, pero con un nuevo planteamiento conceptual y formal en función del espacio.
Por un lado, la presencia de las grandes tinajas de la nave principal suponen todo un reto para todo artista que se enfrente a la sala; y por otro, la figura de Amelia Moreno surge con fuerza de mano de la reinterpretación hecha ex profeso por Elena Poblete para esta itinerancia, con lo que existe un cierto coprotagonismo entre Giovanna y ella.
Giovanna Tornabuoni o Giovanna degli Albizzi, quien da nombre a la muestra, ha sido reinterpretada por Elena Poblete a través del lenguaje del collage. Aquella joven florentina que el artista del Quattrocento italiano, Domenico Ghirlandaio, inmortalizara en uno de los retratos más maravillosos e icónicos de la historia del arte, ha servido de inspiración para un nuevo enfoque mostrando la capacidad del arte para transcender.
La otra protagonista, Amelia Moreno, fue una artista nacida en Quintanar que decidió dedicarse al arte y buscar nuevos horizontes más allá de su tierra natal: primero en Ibiza, luego Madrid, Nueva York, Londres… Dedicada desde muy pronto a la abstracción, volcó toda su vida y energía a su obra, expuso en prestigiosas galerías de Nueva York, Londres, Madrid, Barcelona y Salamanca, así como en espacios como el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Museo de Santa Cruz en Toledo o el Museo Provincial de Ciudad Real.
Por circunstancias familiares decidió volver a su tierra, a La Mancha y crear la fundación que lleva su nombre, donde empezó a generar la actividad cultural que echaba de menos en este territorio. La labor principal fue promover el anual Encuentro de Artistas celebrado en septiembre y que actualmente se ha extendido con otras actividades a partir de primavera. En 2021, se cumplen diez años desde su fallecimiento y su legado, obra y fundación permanecen y siguen aportando vida cultural a Quintanar de la Orden y su comarca.
Elena Poblete resalta que la primera vez que visitó la Fundación le “atrapó ese espacio, tan vivido, con tanta historia detrás. Ya en ese momento me obsesionó la idea de retratar a Amelia, con su pelo rojizo ensortijado, enmarañado, su mirada decidida, que transmite valentía y determinación como compromiso vital. La exposición en la Fundación Amelia Moreno me acerca sin remedio a esta artista, sus lugares, sus campos, su luz, siento que me vincula de alguna manera a su figura. Me fascina Amelia, su enorme trabajo y su interesante trayectoria. En mis textos, en mi obra plástica hablo de libertad, de vuelos y raíces, de pérdidas y de añoranzas, es por ello que la figura de esta artista que ansió ser libre y volar es tan motivadora e inspiradora para mí”.
El otro motivo de revisión de la muestra es la nave expositiva, con sus grandes dimensiones y las 24 tinajas alineadas, que requiere instalar en ellas, generando un espacio muy interesante y con muchas posibilidades. En esta parte, Elena ha decidido crear cascadas de papel que emanan de las tinajas y conectan con tres grandes collages. También a cada tinaja se le ha asignado un rostro, con lo que cada contenedor se ha humanizado, han alcanzado una presencia y han adquirido alma. Las 24 tinajas que componen el espacio son concebidas como generadoras de ideas, contenedores que borbotean y rebosan sin cesar. Flujo continuo, sueños sin fin, que trasladan al cuento del cántaro mágico donde el agua nunca se acababa, esos 24 gigantes sugieren la idea de creatividad sin límites, de creación abierta y en libertad.
Con esta exposición, el Espacio-Arte El Dorado da inicio a la temporada expositiva 2021, que se ha retrasado a causa de la pandemia hasta el verano.