PREGUNTA.- Catedrática de Química Analítica, lidera un grupo de investigación, docente y dirige un centro de investigación puntero en Castilla-La Mancha. Tiene una trayectoria profesional impecable
RESPUESTA.- No sé. Como me muevo mucho, cuando voy a congresos y colaboro con gente de otros países veo que mi currículum no es escandaloso. Cuando sales te das cuenta de que hay gente muy buena, que trabaja mucho y muy bien y publica. Lo que pasa es que no tenemos las mismas posibilidades en todos los países, ni la misma financiación y es complicado cuando empiezas a formar tu grupo.
Lo digo siempre. Estoy muy orgullosa del grupo que tenemos y los que somos y lo bien que se trabaja. Disfruto mucho cada vez que me cuentan por donde van las líneas y las nuevas cosas que van saliendo en el laboratorio.
Se trabaja mucho y el currículum es el que es. Pero depende de con quién te compares.
P.- ¿En qué momento se encuentra el grupo de investigación MSOC Nanochemistry que lidera?
R.- Inicialmente empezamos a trabajar en materiales nanoestructurados de carbono y evolucionamos a preparar nuestro propio grafeno y, gracias a que podemos dispersarlo en soluciones acuosas y en medios de cultivo, hemos ampliado las aplicaciones de ese material, no solo los estudios de toxicología que hacemos con todos los grupos que integramos el proyecto europeo, sino que tenemos dos líneas distintas aquí en Ciudad Real.
En una de ellas trabajamos en ingeniería de tejidos y liberación controlada de fármacos y lo hacemos en colaboración con la Facultad de Medicina. Esto es debido a que somos capaces de preparar materiales basados en grafeno, pero inteligentes, materiales que tienen respuesta a estímulos y que pueden servir para cultivar o diferenciar distintas células y poder llegar a estudios en tejidos. Este es un proyecto de carácter nacional.
Y otra segunda línea, ya como proyecto regional, es la que seguimos con esos materiales inteligentes que tenemos, blandos, que responden a estímulos magnéticos. Trabajamos en este caso con el grupo de Robótica de la Escuela de Ingeniería Industrial, haciendo dispositivos para robots blandos, con materiales que se curan a sí mismos, es decir, que si rompen se pueden autocurar.
P.-¿Cuántas personas lo integran?
R.- Estamos en torno a 15. Subimos y bajamos en función de los alumnos que se van incorporando.
P.-En el futuro, ¿seguirá con la investigación, se inclinará por la gestión o, quizás, compatibilizará ambas tareas?
R.- Tal y como estoy me gusta. Veo muchas posibilidades como directora para que el centro avance, al ser de investigación multidisciplinar. Tenemos pendiente colaborar unos y otros y generar proyectos mayores y ahí es donde me veo, intentando hacer sinergias dentro de la Universidad, al haber grupos muy buenos que, hasta ahora, hemos trabajado separados pero que seríamos más grandes trabajando juntos y haciendo mejores proyectos y con más alcance.
A mí la investigación me encanta, no me gustaría dejarla nunca, pero la gestión también es posible. Lo importante es generar un grupo con la suficiente masa crítica para que se pueda trabajar y cuando tienes un grupo que ya trabaja, la gestión es más sencilla. Te puedes dispersar un poco más. Pero la investigación lleva mucho tiempo.
P.- Usted tenía claro desde pequeña que quería ser química e investigadora
R.- Sí. Quizás he tenido mucha suerte porque mi padre es físico y siempre me ha hablado de ciencia y me ha hecho experimentos. No obstante, él hablaba mucho del universo y a mí lo que me gustaba era el universo de lo pequeño, del interior de los átomos y de las células. Siempre quise ser química e investigar y me he preguntado el porqué de las cosas.
Cuando iba a empezar la carrera y preguntaban sobre mi futuro respondía que me gustaría ganar dinero para dedicarme a investigar. Era muy difícil ser investigador y vivir de ello.
P.- ¿Ahora es más fácil?.
R.- No. Los que estamos aquí bien, pero que le pregunten a Viviana (investigadora postdoctoral integrante de su equipo de investigación) cuánto tiempo lleva intentando encontrar un puesto de trabajo más o menos fijo. Vas enlazando una tesis, un posgrado, contratos temporales asociados a proyectos de investigación… y que salgan plazas fijas es complicado.
P.- ¿Cuánto ha cambiado la situación desde que usted estudiaba la carrera hasta hoy?
R.– Va por rachas. Hubo un momento en la Universidad en el que entró mucha gente joven, creció, se abrieron facultades nuevas y se generaron plazas, pero luego hubo un estancamiento y, ahora, en Químicas es muy complicado. Actualmente hay gente que se está jubilando lo que ocasiona un problema generacional real porque dentro de unos años se jubilará mucha gente y deberíamos empezar a generar nuevas plazas.
Cuando llegas a una edad y vas enlazando proyectos y contratos llega un momento en el que te acabas planteado ¿qué hago?.
Dinero para investigación y proyectos
Con la pandemia puede llegar más dinero para investigación y nuevos proyectos, pero si no se traduce en plazas indefinidas… son muchos los investigadores que van cumpliendo años y se encuentran que, al final, están como recién acabada su carrera.
La investigación es el mejor trabajo que existe porque tú te levantas cada día y lo que hagas en el laboratorio depende de tu trabajo. Somos creadores al final, tienes en tus manos descubrir cosas, inventarte algo nuevo.
La creatividad es muy importante, somos casi artistas porque con los pocos dineros que tengamos y los pocos recursos que tenemos, aunque cada vez sean más ya que tenemos muchos aparatos y laboratorios que no tienen que envidiar a los que haya en Madrid, por ejemplo, cada día es nuevo y depende de ti. Este es un trabajo maravilloso; la investigación es algo genial.
P.-Y absolutamente vocacional.
R.-Si.
P.- La incorporación de la mujer a la ciencia es menor que en otras carreras
R.-En Químicas hay más chicas que chicos y en la Facultad hay más profesoras. El problema llega cuando pasamos al nivel de progresión. Y es verdad que hay más catedráticos que catedráticas y menos directoras que directores. Llega un momento en el que los currículums van siendo mejores, al final, para los hombres.
El techo de cristal existe, pero depende de ti que lo rompas. He conocido chicos y chicas que eran mejores ellas, pero cuando han llegado a formar una familia el que ha seguido para adelante ha sido él. Porque cuando te tienes que ir de congreso, faltar de casa una semana al mes o dedicar muchas horas a la investigación y perderte horas de estar con tus hijos pequeños las mujeres decidimos que no queremos pasar por ahí. Todavía nos sentimos malas madres, malas hijas, malas hermanas… y, sin embargo, ellos no y eso depende de nosotras.
P.- ¿Investigar supone invertir mucho tiempo?
R.-Para ser un buen investigador tienes que dedicarle mucho tiempo, sí. Hay que estudiar y viajar mucho y hoy por hoy, todavía, al menos en mi generación ha sido más fácil que un padre no estuviera en casa, pero creo que todo eso está cambiando.
Mis hijas se han criado viendo a su madre entrando y saliendo de casa y no les ha pasado nada, aunque soy consciente de que, al principio, es duro.
¿Qué es el Grupo de investigación MSOC Nanochemistry?
La catedrática de Química Analítica, Ester Vázquez, estudió Ingeniería Química en la Universidad de Castilla-La Mancha, graduándose en el año 1996. Durante la tesis estuvo en Karolinska Institutet en Estocolmo y en la Universidad de Zaragoza y realizó la investigación postdoctoral en Trieste (Italia). Dirige el IRICA desde 2016. Tiene dos hijas.
El grupo de investigación que dirige, MSOC Nanochemistry, participa en uno de los proyectos más importantes de la Unión Europea, el Graphene Flagship, que forma parte de una estrategia científica europea que comenzó en 2013, tiene un recorrido de 10 años y cuenta con un presupuesto de global de 1.000 millones.
Dentro del reto de investigación europeo, el equipo de 15 personas que encabeza, entre científicos -profesores y postgraduados- de los centros ciudarrealeños de Químicas y Medicina e Industriales, es el encargado de analizar el grafeno desde el punto de vista de la funcionalización química (en la preparación de las nanopartículas), para el posterior estudio de sus aplicaciones.
IRICA, un servicio científico y tecnológico a la sociedad
El Instituto Regional de Investigación Científica Aplicada (IRICA) fue creado en el año 2001 con el fin de dar servicio científico y tecnológico a la sociedad castellano-manchega, con infraestructura científica y personal especializado que fue nucleándose, principalmente, en torno a la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas del campus de Ciudad Real.
En la actualidad, el IRICA cuenta con un buen número de grupos de investigación divididos en distintas unidades dedicadas al estudio de materiales, tanto a escala macro como nano, al desarrollo de metodologías analíticas, incluyendo el uso de nanomateriales como herramientas de análisis, al desarrollo de procesos basados en química sostenible y a la química y tecnología de alimentos.