Las tareas de cortado de pelo o lana a los rebaños ovinos de Castilla-La Mancha y, por ende, de la provincia de Ciudad Real, se han adelantado este año para adaptarse a las limitaciones del coronavirus en el segundo año de pandemia.
José Rivero Cendrero, el titular de la empresa del sector que esquila al 80 por ciento de la cabaña ovina de la comunidad autónoma, unas 600.000 cabezas, señala que tiene varias cuadrillas trabajando desde hace casi un mes en distintos puntos de Albacete y Ciudad Real (en Toledo empezarán más tarde), con mano de obra originaria de Uruguay y Rumanía.
En total, su casi centenar de operarios foráneos recortarán el pelo a 1,3 millones de animales en varias provincias de España, como Navarra o Castilla y León, pero principalmente en la región castellano-manchega.
Ciudad Real es uno de los territorios donde cuenta con ‘más tajo’, ya que los especialistas sudamericanos y rumanos de esta empresa esquilan a la mitad –unas 300.000- de los ejemplares que pasan por esta ancestral peluquería en la región. En estas horas, hay dos grupos de esquiladores en Caracuel, otros dos en la zona de Valdepeñas, y cuatro en Agudo, localidad que encabeza una de las comarcas más ganaderas de la provincia.
El primer contingente que contrató desde el país sudamericano llegó a España el 17 de marzo, y siguieron otros el 6 y 11 de abril para iniciar la tarea de rapado de la lana a las ovejas de cualquier raza: merina, assaf, manchega o lacaune.
Permanecerán durante tres meses con las tareas de esquile, aunque mantiene otra cuadrilla de rumanos “prácticamente todo el año, para cubrir un segundo esquilado al año de algunas razas”.
Rivera recuerda los días difíciles de hace un año, en el inicio de la pandemia, con el cierre de fronteras y los retrasos de los viajes de avión ya contratados.
Falta de mano de obra
Desde otro punto de vista, Rivero recuerda que el oficio de esquilador tiene una tradición de cientos de años, aunque “es muy desconocida” entre los jóvenes. Apenas hay profesionales nacionales, se queja, experimentadas en el oficio de recorte de lana -fundamental para la producción ovina-, una labor que asumen cada primavera contingentes de uruguayos con estancias de tres meses.
El empresario no entiende cómo la administración no promueve un oficio ancestral que “está bien pagado”, con sueldos de más de 1.000 euros, a través de acciones formativas.
Él mismo, subraya, se dirigió a la administración “para interesarme por su había subvenciones para poder dar charlas prácticas de cómo se realiza el pelado y no me han contestado”. El quid, a su juicio, para incentivar el trabajo “es hacerlo atractivo” con la difusión de una actividad para la que se necesita mucha fuerza y destreza.
Respecto al brote de Covid en Extremadura, Rivero lamenta la situación, sobrevenida por “el contagio de un ganadero a los chavales”, ya que, tal y como marcan los protocolos “les hacen las pruebas antes de viajar”.
Efectivos ganaderos en la región y la provincia
Castilla-La Mancha cuenta con unos efectivos ganaderos ovinos de 2,4 millones de animales, entre corderos, sementales y hembras para vida, según datos del Ministerio de Agricultura publicados en noviembre de 2020 (los últimos conocidos).
El 39,6% se crían en granjas ciudarrealeñas -955.494-, resultantes de 796.140 hembras -47.768 que no han parido (no cubiertas o cubiertas por primera vez) y 692.642 que ya han parido-, 137.685 corderos y 21.669 sementales.