Luis Fernando Villanueva González acaba de ser nombrado Hijo Predilecto de Castilla-La Mancha por su destacada labor como defensor del medio ambiente y su contribución a la conservación de la fauna y flora en la región. Nacido en Fuente el Fresno hace 52 años, es el presidente de APROCA Castilla-La Mancha y desde 2016 desempeña la dirección de la Fundación Artemisan.
Pregunta: ¿Qué supone para usted recibir este reconocimiento como Hijo Predilecto de Castilla-La Mancha? ¿Es el máximo galardón que un castellano-manchego puede recibir en su tierra?
Respuesta: Cuando me enteré supuso una sorpresa, aunque también un honor. Pero con el paso del tiempo reflexionas y bajas un poco de esa nube. Al final no me lo tomo como un reconocimiento directo hacia mi persona, ya que hay mucha gente que trabaja conmigo. Por tanto, lo entiendo más como un reconocimiento a un sector y a las organizaciones donde desempeño mi labor.
En cualquier caso, supone una apuesta por el sector cinegético que es clave para el desarrollo rural en Castilla-La Mancha. Por ello, creo que a lo que se premia es a la caza, aunque se haya apuntado el foco hacia mi persona, cosa que me gusta poco porque prefiero trabajar de puertas hacia adentro.
P: Este año le tocará estar en Toledo con motivo del acto institucional del Día de la Región, pero, en condiciones normales ¿cómo vive Luis Fernando Villanueva cada 31 de mayo?
R: En muchas ocasiones estoy presente en los actos que organiza la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, cosa que suelo hacer en familia. Este año lo haré de la misma manera o incluso con más motivo, pues mi hija cumple los años al día siguiente, con lo cual estaremos todo el día con la familia disfrutando de Toledo.
P: ¿Tiene la sensación de que los castellano-manchegos tienen menos arraigado el concepto de región o es todo lo contrario?
R:Considero que en Castilla-La Mancha sí está arraigado el concepto de región, lo que sucede es que otras zonas de España, que pueden tener un espíritu nacionalista, quizá dan la sensación de que aman más su tierra que nosotros. Pero creo que eso no es así, ni mucho menos.
Voy mucho a cazar por la zona del norte de Castilla-La Mancha, en concreto por Guadalajara y la Alcarria, y por allí en ningún momento observo un desarraigo, sino que todo el mundo se siente orgulloso de ser castellanomanchego. Y lo mismo sucede en otras zonas de la región. Castilla-La Mancha es una tierra con enormes posibilidades y con mucha riqueza para la gente que estamos ligados al campo, ya que ofrece una riqueza en biodiversidad tan grande que es algo emocionante.
P: Este año el lema del Día de la Región es ‘Castilla-La Mancha: Tierra de principios, gente de valores’. ¿Está de acuerdo con ello?
R: De alguna forma, los valores que puede tener un castellanomanchego se pueden parecer a los de otras zonas de España. Por ello, los valores y los principios que nos han inculcado a lo largo de los años, en especial las personas mayores, seguramente sea un elemento diferenciador para los habitantes de la región.
P: ¿Ha hecho gala de esta tierra por todos los lugares por los que ha ido?
R: Mucho, tanto de mi tierra como de mi pueblo, Fuente el Fresno, aunque ahora soy también hijo adoptivo en Poblete. En cualquier caso, me siento fuentero y me considero una persona muy cercana a mi tierra. Esos vínculos perduran con mi pueblo, pues todos los fines de semana estoy allí, aunque me gustaría tener más tiempo para poder ir más.
Centrándonos en Castilla-La Mancha en su conjunto, pienso que los propios castellanomanchegos quizás deberíamos hacer que se conociera más nuestra región. Cuando salimos fuera y vamos, por ejemplo, al norte de España, pensamos en la naturaleza de Asturias o de Cantabria. Pero en Castilla-La Mancha tenemos otros lugares que no tienen nada que envidiar como son el Alto Tajo, Sierra Madrona, los Montes de Toledo, Cabañeros, etc. Por eso, ánimo a que eso cambie para que de verdad se empiece a valorar los recursos de biodiversidad que tenemos en la región.
P: ¿Ha cambiado mucho la región a lo largo de sus más de cuatro décadas de historia?
R: Durante todos estos años Castilla-La Mancha ha cambiado mucho. Yo tuve la suerte de trabajar durante ocho años en proyectos de desarrollo rural y he podido observar que hemos ganado en calidad de vida. A su vez, si echamos la vista atrás y la comparamos con la época actual, podemos observar como ahora los pueblos tienen unas infraestructuras e instalaciones que permiten mejorar esa calidad de vida, aunque no sé si eso es suficiente para frenar el grave problema que tenemos con la despoblación, en especial en las provincias de Guadalajara y Cuenca.

P: Ha recibido este galardón por su destacada labor como defensor del medioambiente y su contribución a la conservación de la fauna y flora en la región. ¿Qué importancia tiene preservar el medio ambiente de nuestra zona?
R: Lo que nos distingue en el campo es la riqueza que tenemos. En ese sentido siempre hemos intentado poner en valor no sólo la actividad cinegética sino también otras muchas actividades como la forestal y la agraria, que son consecuencia de una labor de gestión y conservación durante varias generaciones. Al final a eso se le pone una etiqueta llamándolo espacio natural protegido, ya sea un parque nacional, un parque natural o una red natura. Y cualquiera de las etiquetas que se le ponen son reconocimientos a una labor de gestión y conservación. Pero quizá haya que ir más allá y buscar el reconocimiento no sólo de etiquetas, sino también en valor e incluso en lo económico, porque también la conservación cuesta dinero y, como decía al principio, una gran parte está en manos privadas. El reconocimiento a esa labor de conservación también es para los agricultores, ganaderos, cazadores y los propietarios titulares cinegéticos.
P: ¿Qué supone para usted Castilla-La Mancha?
R: Castilla-La Mancha no solo en la tierra donde nací, sino también es la que me ha permitido encontrar posibilidades desde el punto de vista laboral y las que tenía la caza. He tenido la gran suerte de conocer otras regiones de forma muy intensa a través de la Fundación ‘Artemisan’, que fue creada en 2016. De hecho, gracias a ella he podido conocer el campo de otras regiones, por lo que puedo decir que la biodiversidad que tiene Castilla-La Mancha y la variabilidad de sus zonas, de sus provincias, de su tipo de hábitat y de sus especies es muy inmensa, tanto como si se tratase de un pequeño país de biodiversidad.
Castilla-La Mancha también me ha permitido tener un vínculo familiar, un vínculo con mi tierra y con Fuente del Fresno, mi pueblo.

P: Volviendo a la Fundación Artemisan, desde 2016 desempeña la dirección de esta Fundación, siendo un ejemplo en su esfuerzo y lucha por la investigación para la Conservación del Medio Natural. ¿Cuáles son los principales objetivos de Artemisan?
R: En el año 2007 entré en Aproca y me encontré con una organización bastante hecha, en un momento que coincidió con la jubilación del anterior presidente, Ricardo Ayala, una persona que ha hecho mucho por el mundo de la caza. Con el paso de los años fuimos creciendo y ya son casi 500 cotos los que tenemos asociados. Trabajamos en gestión, pero notábamos que faltaba algo, y no era otra cosa que esa parte más científica. Y es que el mundo de la caza se tiene que apoyar y defender con un argumento técnico y científico.
A su vez, en un viaje que hice a Reino Unido en el año 2015 vi la necesidad de exportar a España el modelo que allí contemplé. No hay que olvidar que en España tenemos infinitamente mucha más biodiversidad y posibilidades desde el punto de vista de gestión y de especie.
Así empezamos a crecer y a desarrollar una fundación de la que actualmente estamos muy orgullosos porque tenemos a más 20 personas trabajando, entre investigadores, doctores, etc. También tenemos un equipo de comunicación muy importante, porque de nada vale investigar si no desarrollas la comunicación y si no llegas a la sociedad, a las administraciones públicas o a los propios cazadores. Importante también es nuestro equipo jurídico con el que nos personamos en todos los procesos habidos y por haber y que guardan relación con el mundo de la caza para intentar defenderla.
P: Usted también es el presidente de APROCA. ¿Qué le ha aportado esta asociación desde el año que entró a formar parte de la misma?
R: Lo que me ha aportado APROCA es la base y donde empezamos a desarrollar todas las ideas para el futuro. APROCA, que es una asociación con más de 450 fincas asociadas en la región, también me han permitido conocer lugares increíbles de Castilla-La Mancha y contemplar de primera mano la labor que la propiedad privada ha hecho por esta Comunidad Autónoma, pues la mayoría de los espacios naturales protegidos están en manos privadas, y quizá eso es algo que desconoce la gente, pues se suelen ligar los espacios naturales protegidos a las administraciones públicas o a algo público, pero eso no es directamente proporcional. Lo que sí es proporcional es que en un espacio privado hay una labor histórica de generaciones y de conservación, por lo que hay que poner en valor el papel que la caza y la propiedad privada han tenido.
P: La caza tiene una gran importancia en Castilla-La Mancha, ¿se entendería hoy en día esta región sin el sector cinegético?
R: Pienso que en la actualidad no se entiende ninguna región sin la caza. Hay que tener en cuenta que la mayor parte del territorio en España y de Castilla-La Mancha es coto de caza.
Quitando los núcleos urbanos y poco más, todos los que salimos fuera durante el fin de semana podemos ver la actividad y la vida que damos al campo. El grave problema de despoblación que tenemos se vería incrementado de forma exponencial si no existiera la caza, que no solo es una actividad que genera conservación, sino que además genera unos recursos económicos directos e indirectos que son los que permiten el mantenimiento de muchas de las zonas rurales. Además, existe un vínculo que no es tan tangible a los datos de las cifras, pero muchos de nosotros seguimos ligados a nuestros pueblos gracias a la actividad que tiene la caza.

P: ¿Entiende que desde algunos sectores de la sociedad se intente demonizar la caza?
R: En el año 2021 hicimos un estudio a través de la consultora GAD3 para conocer qué era lo que realmente la gente opinaba sobre la caza, porque se habla mucho y se dice que mucha gente está en contra de la caza, algo que no es verdad. Dentro de Castilla-La Mancha, en torno a un 65% de las personas están a favor de la caza, aunque también hay un pequeño porcentaje que puede estar en contra. Por tanto, cuando se explica y se habla en positivo, la gente entiende la caza. Por ello, quitando las grandes ciudades donde existe un desconocimiento y donde están muy alejados de la caza y de todo lo que tiene que ver con el campo, hay una aceptación bastante generalizada de la caza.
P: Usted es ingeniero agrónomo, ¿cómo se encuentra esta profesión en la actualidad?
R: Quizás soy una ‘rara avis’, porque en el mundo de la caza, de la gestión forestal y de la conservación hay más ingenieros de Monte. Pero ser ingeniero agrónomo es una profesión muy bonita. De hecho, hace muy poco tiempo tuve la suerte de ir a una charla y me sorprendí de que hay muchos menos ingenieros agrónomos que antes. Pero es una profesión con futuro que siempre lo va a tener.