El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha destacado la fábrica de componentes para vehículos eléctricos en Motilla del Palancar (Cuenca) como ejemplo de la estrategia del Ejecutivo para avanzar en la renovación de industria tradicional hacia una perspectiva sostenible.
“Estamos usando los fondos europeos para modernizar nuestras industrias tradicionales, para traer una nueva generación de factorías y de servicios en clave verde y digital”, ha remarcado Sánchez, señalando otros ejemplos como la fábrica de baterías eléctricas de Navalmoral de la Mata (Extremadura) o la fábrica de Semidynamics en Barcelona.
El presidente del Gobierno ha anunciado este miércoles el despliegue de 2.300 millones de euros en cuatro programas para acelerar la transición energética.
Esos programas, ha dicho Sánchez desde la tribuna del Congreso, se centrarán en ámbitos como el hidrógeno verde, la cadena de valor de las energías renovables, un nuevo impulso a las comunidades energéticas y un nuevo programa de apoyo a las renovables en la agricultura, las infraestructuras y los barrios y pueblos.
El presidente ha enmarcado ese impulso a la transición energética en la pérdida de competitividad que sufre Europa con respecto a Estados Unidos o China durante los últimos años.
Sánchez ha explicado que cada año 300.000 millones de ahorro europeo se van a parar al extranjero. “Con nuestros ahorros, lo que estamos haciendo es financiar el crecimiento de otras economías, fundamentalmente de Estados Unidos, luego compramos sus productos, que sus empresas fabrican y financian y finalmente nos imponen aranceles a la exportación de nuestros bienes y servicios”, ha indicado.
En este sentido, el presidente considera que “hay que corregir este error” y utilizar el dinero de los europeos para invertir en Europa y atraer industrias al continente que generen nuevos empleos vinculados con la transición ecológica y la transformación digital.
Eso sí, ese impulso a la economía europea no puede caer en las “falsas promesas” del proteccionismo, ha dicho Sánchez, de manera que no se destruya el mercado único, se evite una competencia desleal entre países miembros y se avance en un mercado único de capitales.