Un estudio realizado entre la Universidad de Alcalá y el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha ha determinado que las redes sociales tienen un gran potencial para la conexión social en la adolescencia pero que, según el profesorado, es «muy difícil» que sean aliadas en la erradicación de las desigualdades en el ámbito educativo.
Así se recoge en el estudio ‘El papel de las redes sociales en la generación y difusión de la igualdad en la población adolescente de Castilla-La Mancha’, realizado a través del convenio de colaboración de la Cátedra de Género ‘Isabel Muñoz Caravaca’ entre la Universidad de Alcalá y el Instituto de la Mujer, que ha sido presentado este jueves en Guadalajara por la directora del Instituto de la Mujer, Pilar Callado, y la directora de la cátedra de investigación, Concha Carrasco, con la asistencia también del vicerrector del Campus de Guadalajara, Carmelo García.
Un estudio que es una continuación del realizado anteriormente pero que, en vez de centrarse en aspectos cuantitativos, se detiene más en los cualitativos, en los discursos de la población adolescente y en cómo las redes se han colado en su vida y cómo están ganando terreno a «pasos agigantados», así como «el gran potencial» que tienen para la conexión social que estos jóvenes realizan en su día a día, donde tienen que tener sentimiento de pertenencia a un grupo que hoy parece estar en este ámbito, ha señalado Carrasco.
Carrasco ha incidido en cómo, por mucho que pese a las familias, a esta edad, la comunidad de referencia de los adolescentes no está en los padres sino en sus iguales, pese a admitir que tanto unos como otros saben de los riesgos que tiene esa conectividad permanente y cómo es un problema porque son conscientes de que muchas veces no saben gestionarlo.
En cuanto al profesorado, ha apuntado que, aunque por su objetividad, lo tienen más claro, de acuerdo a este informe se desprende que es difícil que haya una política basada en el uso de la red social como herramienta de aprendizaje y educativa porque «no hay una política real de utilizar las redes sociales para promocionar la igualdad de chicos y chicas».
«Si hay algo sagrado en este informe es que se le ha dado voz a la gente que ha hablado», ha subrayado la investigadora de la cátedra, aludiendo tanto a los adolescentes como a los padres y al profesorado.
Otra de las conclusiones cualitativas ha versado sobre la necesidad de profundizar en el ámbito del profesorado, en cómo las familias también se sienten con una dimensión generacional totalmente distinta pero, según Carrasaco, está claro que los padres pueden realizar una labor «fantástica» en la igualdad porque «la socialización diferencial que se realiza entre chicos y chicas sigue siendo una realidad».
En este sentido, Carrasco ha insistido cómo, entre los padres, el mayor riesgo percibido para sus hijas sigue estando en el temor a que haya una violación en grupo y sea grabada, el riesgo de que les lleguen o les pidan fotografías de desnudos e incluso a que reciban invitaciones pornográficas, son cuestiones que están ahí y todavía les preocupan.
Por ello, ha apuntado que la educación afectivo sexual es muy importante en las familias, algo que en su opinión, tal vez, se está relegando en otros agentes sociales cuando no debería ser así.
«Por supuesto, las redes sociales no deberían ser los agentes que eduquen en la relación de los afectos y la vida sexual», ha precisado.
Por último, ha adelantado que en la próxima investigación que realicen desde la cátedra, si se les da permiso desde la Consejería de Igualdad, les gustaría centrarla en la formación del profesorado para saber cómo pueden implantarse elementos de coeducación en el ámbito universitario y en otros ámbitos como Primaria y Bachillerato, algo esencial avanzar en estas políticas educativas.
Por su parte, para la directora del Instituto de la Mujer, está claro que las redes sociales están a la orden del día y son utilizadas sobre todo por la población adolescente y joven, y por eso «hay que saber y conocer cuáles son las potencialidades que nos ofrecen pero también los puntos negativos, riesgos que pueden llevar a esas discriminaciones entre sexos y, por supuesto, a la violencia de género».
Para Callado, estos estudios son importantes porque permiten tener un diagnóstico «objetivo y seguro» de la juventud de Castilla-La Mancha y sus opiniones sobre igualdad y violencia de género, «algo importante para poder avanzar y poder tener una radiografía que permita poner en marcha políticas públicas para atajar este tipo de violencia y avanzar en una sociedad igualitaria».
La Cátedra de Género ‘Isabel Muñoz Caravaca’ entre la Universidad de Alcalá y el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha se creo por un periodo de tres años (2019-2021) que se ha ampliado para el 2022, con una inversión de 25.000 euros más. Se trata de una cátedra que pretende promover la igualdad entre mujeres y hombres, luchar para la erradicación de la violencia machista y acabar con los estereotipos de género, ha precisado Callado.