Ya hemos hablado sobre el Teatro Municipal de Almagro, su historia, y sus avatares, en el Especial de esta 41 Edición del Festival Internacional de Teatro Clásico (Lanza, 6/07/2018). Tan sólo añadiremos sobre este espacio escénico, que resultó seriamente dañado en su cubierta, por el terremoto del 12/08/20O7 (9’47 h, 5’1 escala de Richter, 10.000 m de profundidad, y epicentro en Pedro Muñoz). Desperfectos que fueron reparados con prontitud.
Pero también el Municipal ha servido en los dos últimos años, para cobijar la entrega de los Premios Corral de Comedias, por mor de las inoportunas tormentas veraniegas. Este año, por fortuna no ha sido así, y el Premio Corral de Comedias otorgado a Carlos Hipólito, ha tenido lugar donde correspondía, en el propio Corral.
Fingido y verdadero
Ahora, vayamos a la obra que ha abierto las representaciones del Teatro Municipal. Se trata de la compañía “Palmyra Teatro y Katúm Teatro”, de Madrid, con la obra De lo fingido verdadero, de Lope de Vega, con adaptación Félix Estaire, bajo la dirección de David Ojeda. Y la mayor novedad ha sido este montaje teatral, accesible para personas con discapacidad sensorial e intelectual. Una accesibilidad que comprende un paseo táctil, un paseo escénico, subtitulado, con audiodescripción, y con programa de mano accesible. Todo un logro inédito hasta ahora.
De lo fingido verdadero es la adaptación de uno de los últimos y escasamente representados textos de Lope de Vega, en el 41 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Y lo ha sido a cargo de “Palmyra Teatro y Katúm Teatro”, que han coproducido un montaje en el que el dramaturgo deslocaliza el discurso temporal en tres siglos diferentes. A través de los comediantes (familia Solano), nos lleva a los siglos XVII, XIX y XXI en un juego metateatral, donde siempre sobresale y subyace la obra de Lope.
Lo más identificativo del montaje, y sello de “Palmyra Teatro”, es la inclusión de personas con discapacidad en la puesta en escena, y la accesibilidad completa para todo tipo de público. Una propuesta que intenta conseguir, que las personas con discapacidad sensorial e intelectual puedan ir a cualquier función, y no a días específicos para ellos.
La accesibilidad
–Paseo táctil: para invidentes. Se realiza una hora antes de la función, con una duración de 15 minutos, y en grupos de 10 personas. Consiste en un paseo por la escena donde los participantes tocan, perciben, se mueven y entran en contacto con la puesta en escena, incluyendo a los intérpretes.
–Paseo escénico: para personas con discapacidad intelectual. Se realiza 45 minutos antes de la función, con una duración de 15 minutos, y para grupos de 10 personas. Suben al escenario donde atienden a una explicación, suficiente y diligente sobre la puesta en escena y la dimensión temática, y la trama y sucesos principales de la fábula. Esto les ayuda a poder llevar una recepción de la puesta en escena con mayor autonomía posible.
–Subtitulación: para sordos.
–Audiodescripción: para ciegos, con los receptores de bucle magnético.
–Programas de mano accesibles: en Braille, y para personas sordas se explica el código de colores del subtitulado; lectura fácil para personas con discapacidad cognitiva. Siendo la propia compañía la que suministra los receptores para bucle magnético, y audiodescripción para sordos.
Digamos igualmente, que la asesoría de accesibilidad ha sido realizada por el Centro Español del Subtitulado y la Audiodescripción (CESyA) y la Fundación SIGNE, y que la obra ha podido verse en el Teatro Municipal de Almagro los días 6 y 7 de julio a las 20:00.
El contenido
Sobre el contenido de la obra, que nos encantó, su adaptador Félix Estaire opina lo siguiente: “El juego de la escena se propone hacer creer como verdadero aquello que, en verdad, es fingido, pero… ¿Cuánta verdad esconde un fingimiento? ¿Y cuánto fingimiento esconde una verdad? No es posible discernirlo… no es posible averiguarlo, saberlo o tener una certeza al respecto…”
Así opina Estaire sobre el leitmotiv de la obra. “Y entre las dudas nos movemos como seres humanos, entre creer y no creer… Y en este juego, que no es otro que el de nuestro propio oficio del teatro o el de nuestra propia experiencia en esto que llamamos vida, ¿quién decide qué es verdad y qué no? ¿El que mira lo representado o el que lo representa para el que mira? ¿Existe realmente la verdad o es tan solo una ilusión? Quizá, de eso vivimos, de la ilusión”.
En suma, unas claras reminiscencias barrocas que contradicen –o tal vez apoyan- aquello de “los sueños sueños son”, la obra de Calderón que también veremos aquí, y de la cual se ha extraído el slogan del Festival 2018: “Soñemos, alma, sonemos otra vez”. De todas formas., con más luces que sombras –y no es chiste- hay que resaltar que se trata de un estreno absoluto e insólito en el 41 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.