Esta crisis sanitaria ha cambiado, por completo, la rutina diaria de jóvenes y adolescentes. Durante tres meses han seguido de manera estricta un confinamiento con el objetivo de frenar la pandemia del coronavirus. Han tenido que aprender a estudiar a través de una pantalla y a buscar distracciones dentro del hogar y con la familia, sin contacto físico con sus amigos, algo complicado en esta etapa de la vida en la que, según explica la psicóloga Yolanda Domínguez, “su grupo de iguales” es el epicentro de sus vidas.
Ahora toca volver a la “nueva normalidad”. Atrás quedan esos meses en los que muchas familias con adolescentes han tenido que relajar un poco las normas y límites, tan necesarios en esta edad, para evitar conflictos y generar más presión en sus hogares. Y, ahora, toca recuperarlos.
“El rechazo a las normas es algo propio de la adolescencia”, recuerda Domínguez quien subraya la importancia de volver a ir fijando esos límites sobre todo en el uso de las nuevas tecnologías, tablets, móviles, ordenadores…, con los que han convivido, casi sin cesar, en los últimos tres meses.
“Ahora puede costar reconducir la situación”, añade la experta, entre otras cuestiones, explica, porque la “nueva normalidad” para jóvenes y adolescentes en pleno verano va a ser muy diferente. “En muchos casos van a regresar sin piscinas, ni fiestas, con mucho tiempo libre, sin tener que estudiar porque la convocatoria extraordinaria de septiembre se ha pasado a junio…, en definitiva, van a volver a su vida en pleno verano y sin sus espacios habituales de estas fechas”, explica.
Hablar y establecer una nueva organización
Una buena manera de afrontar esta nueva etapa es, según los expertos, sentarse a hablar con los jóvenes y trasmitirles la excepcionalidad de la situación que hemos vivido y que, ahora, es necesario volver a establecer una nueva organización y darle a cada tarea o actividad el sitio adecuado.
“Es necesario volver a establecer normas y límites adaptándolos a la nueva situación que vivimos”, reitera Yolanda Domínguez, siendo muy conscientes de que la vuelta a la normalidad se está produciendo en verano, una época en la que también hay mucho tiempo libre y hay que saber conjugar el descanso, el ocio, o las relaciones con amigos y con la propia familia.
No caer en el llamado “efecto péndulo”
La sicóloga recuerda también el peligro de que los adolescentes caigan, ahora, en el llamado “efecto péndulo”. Tras meses sin poder salir de casa, ni estar físicamente al lado de su grupo de amigos, puede que muchos no quieran entrar en casa.
Recomendaciones para padres y tutores
Por último, y ante el regreso a la “nueva normalidad”, Yolanda Domínguez anima a los padres a recordar lo que es la adolescencia, con la dificultad añadida de las circunstancias actuales. “Es necesario no perder ni la calma ni el ánimo para seguir recordando a nuestros hijos adolescentes, a diario, los valores que les inculcamos siendo niños y seguir trabajando en ellos; es importante ceder sin dejar de poner límites y sin dejar de definir los criterios que les corresponden a su edad, sabiendo dar una de cal y otra de arena”, concluye.
Capacidad de adaptación
En términos muy parecidos se expresa la psicóloga Margarita Velascoín quien añade que el periodo de confinamiento ha influido en el bienestar socio-emocional de los jóvenes y adolescentes. “Con el tiempo veremos qué capacidad de adaptación tienen”, añade.
Recuerda que sus relaciones sociales han quedado limitadas, únicamente, a las nuevas tecnologías, whatsapp, redes sociales, etc, no han tenido la posibilidad de relacionarse con compañeros y profesores en el colegio, lo que ha podido propiciar un incremento de las conductas adictivas y del uso problemático de las nuevas tecnologías.
“Ahora es un un reto el volver a regular los hábitos y horarios de los menores, así como las normas de uso del teléfono móvil, videoconsola y tablet”, añade la que es también vocal en Ciudad Real del Colegio de Psicólogos de Castilla-La Mancha.
Reitera que los padres y tutores deben estar alertas, sin patologizar, pero también sin dejar pasar diferentes señales que puedan indicar problemas, ya que la no intervención en un problema psicológico en niños y adolescentes puede hacer que se cronifique y que se arrastre hasta etapas posteriores.
“Es necesario volver a poner normas y poner fin a los posibles malos hábitos de meses atrás, estando alertas y sabiendo detectar posibles problemas que requieran la atención de un especialista”, concluye.
Con muchas ganas de calle y de amigos
Muchos son los expertos que han hablado, semanas atrás, del “doble confinamiento” que han vivido los adolescentes durante la pandemia, el que ya de por sí los mete en su propia burbuja por una cuestión biológica y el que vino impuesto por el estado de alarma.
Ahora, con el regreso a la “nueva normalidad”, tienen ganas de calle y de amigos. Yolanda e Isabel tienen 15 y 16 años, respectivamente, y han terminado cuarto curso de la ESO. Ambas afirman que su estado de ánimo, durante el confinamiento, ha estado en modo montaña rusa.
Isabel indica que ha ido “a días, unos mejores y otros peores” y Yolanda, en general, lo ha llevado bien “aunque con su más y sus menos”, confiesa.
“Ha habido momentos difíciles y muy cansados”, añade esta joven ciudarrealeña quien asegura que las nuevas tecnologías han sido, semanas atrás, su tabla de salvación. Ahora, empezando un verano atípico, reconoce que le va a costar dejar esos hábitos aunque, afirma, tiene muchas ganas de salir con sus amigos, “ha sido mucho tiempo sin verlos”.
Isabel también reconoce que las nuevas tecnologías han sido su mejor aliado para sobrellevar un duro confinamiento sin poder poner un pie en la calle. “No salir es lo que más me ha costado, sobre todo en momentos de agobio”, explica.
Ahora, estas adolescentes encaran también un verano atípico. Conscientes de la importancia de cumplir con todas las medidas de protección, mascarilla, distancia, y nada de besos y abrazos entre sus iguales, ya están pensando en hacer planes con amigos al aire libre, en espacios abiertos, donde poder juntarse y charlar con seguridad.
Enfrentarse a la EvAU tras un curso atípico
Inés, que acaba de cumplir 18 años, es una de las muchas adolescentes que al estrés del confinamiento suma ahora los nervios de enfrentarse, en los primeros días de julio, a la EvAU.
En este curso escolar, crucial para su vida y su futuro profesional, afirma que las clases virtuales “no son lo mismo” y que ha echado mucho de menos esas relaciones “cara a cara” con compañeros y profesores.
Ella también está deseando tomar la calle y juntarse con amigos algo que, de momento, tiene que continuar al final de su lista de deseos. Ahora se impone seguir estudiando.
Todas ellas han compensado esa necesidad de contacto directo con las pantallas. Ahora, las tres prefieren mirar al corto plazo y hacer planes para disfrutar con sus amigos que, aseguran, va a ser la mejor terapia para liberar la tensión de estos meses. Eso sí, mentalizadas de que en esas salidas nada será lo mismo y siendo muy conscientes de la importancia de respetar las normas de seguridad para evitar contagios.