“Es curioso que cuando menos podemos hacer, de repente haya habido una explosión de contenido” en las redes, ayudando a los demás con la creación de cultura para que la gente se entretenga y pueda afrontar mejor esta “difícil y extraña” situación, indica Joni Antequera ‘Amatria’, a quien la crisis del coronavirus y el “parón total” le han pillado completamente “a contrapié”, con su quinto álbum “enviado a fábrica”, ya elaborado físicamente y cuya presentación, prevista en principio para abril, la ha pospuesto a septiembre.
“El negocio es lo que se ha parado, pero la cultura no, porque sale de las vísceras, al menos en mi caso, y la creación es propia del ser humano que sigue vivo”, expone el artista ciudarrealeño, una de las figuras más originales del panorama musical del país y que había ofrecido ya cuatro adelantos de su nuevo disco -‘Un Alud’, ‘Un Amor’, ‘Una Advertencia’ y ‘Una Ciudad’- y durante el confinamiento, además de subir un buen puñado de covers grabados previamente, ha sacado un quinto tema, en principio no previsto como single: la rockandrollera ‘Una Rápida’ con vídeoclip realizado por él mismo en su cocina confinado.
Ya se conoce “casi la mitad” de su quinta entrega, cinco de los once temas que contiene, y “a este paso, como tenga que sacar más adelantos, me quedo sin álbum”, el cual se llamará precisamente ‘Un Disco’, porque todas las canciones tienen un artículo indeterminado, está “lleno de unos y unas”, con el propósito de transmitir la sensación de que es básicamente “un disco, quitarle pretensiones”.
Confinamiento
A nivel digital, reconoce que el confinamiento le ha venido bien porque se han multiplicado sus seguidores en las redes y los oyentes de su música en las plataformas. “La gente se ha ido a sus casas y a mí me han conocido mucho”. Ha habido “un punto álgido”, cuando todo el mundo estaba en el hogar, pero “ahora eso ya se difumina” con el paulatino regreso de cada uno a su vida habitual. “Si yo ahora ese empujón lo cojo y hago los directos que tenía programados hubiese estado muy bien”, pero teme que “eso se apague” ya que estima que no podrá interpretarlas en directo “en condiciones” hasta dentro de al menos varios meses.
Para los que “vivimos justo de la sensación que se prohíbe y que ahora no es aconsejable como es la de estar con mucha gente bailando, saltando y pegados”, se ha producido un “parón total”. Se trata de “algo completamente incompatible con el coronavirus”, y por ahora ve muy complicado dar conciertos con aforos restringidos que subirían mucho el precio de las entradas para que, pagando a técnicos y músicos, fueran rentables.
“¿Cuándo se va a poder volver a vivir plenamente la sensación que doy en mis conciertos?, pues no lo sé”, expone el creador manchego, que indica que, no obstante, “algo habrá que hacer o simplemente esperar a que haya una vacuna y que en otoño todo esté mejor y se pueda seguir por lo menos con la gira de salas”.
Con canciones de un álbum a estrenar, que “se merecen la oportunidad que tengan su vida propia moviéndolas en directo”, Amatria se encuentra ante la cuestión de “no poder hacer nada que entre en conflicto con el disco”, por lo que ve su situación como “una especie de hibernación”. “Estoy muy bien, con unas ganas locas de tocar, ves que la gente también pero no puedes y no sabes cuándo vas a poder”, lo que ralentiza la potencial actividad, aunque siempre se puede seguir creando material para después.
Pese a esta “travesía en el desierto”, aprecia aspectos buenos de esta etapa como la de “disfrutar un montón” con su hija de nueve meses y, aunque le gusta mucho estar con gente e ir de bolos, se reconoce “muy casero, también estoy en casa muy bien”.
Cara oculta de Amatria
La “triste” situación actual, así mismo, ‘choca’ a priori con el optimismo y vitalidad que irradian sus canciones. No obstante, en este sentido, confiesa que cuando se gestan en su “estado natural” no son tan alegres como aparecen en el disco. “Cuando me pongo a componer con una guitarra suelen estar entre lo bonito y nostálgico”. Luego, a partir de ese “esqueleto”, conforme va vistiendo la estructura “ya empieza a surgir la magia del cachondeo y la diversión, pero si te fijas hay muchas canciones que parecen de fiesta total y luego cuentan algo que es bastante chungo”.
Como ejemplo pone ‘Chinches’, uno de sus grandes hits, que “la gente dice sobre ella ‘fiestón, diversión’, cuando en realidad lo que cuento es que, cuando no tenía ni un duro y estaba en casa de un colega en Lavapiés con un colchón que me había traído de la calle, me picaron chinches y me reventaron, me dejaron muy mal. Si interpreto la canción solo con guitarra y voz notas lo siniestro de la situación”.
Es la cara que quizás sea difícil de ver de Amatria, pero “está ahí”, reconoce Antequera, que resalta que en todos sus discos hay al menos un par de canciones que hablan de “un sentimiento malo” que quiere “expulsar, son como canciones bálsamo, algo me duele y hago la canción para poder curármelo”.
Lo que no se imaginaba era la evolución de música. “Ha ido surgiendo. Mis primeras canciones eran más indie y guitarreras”, como su último adelanto ‘Una Rápida’. “Así es como empecé. Luego me fui a la electrónica porque comencé a producir a dj’s y ese aprendizaje, como me quedé sin banda para los proyectos que tenía y debía llenarlo todo, lo apliqué a mis canciones, aunque siempre he metido algo orgánico”.
Genuino
Lo mejor de esta trayectoria es que “soy genuino” puesto que “hago siempre lo que me da la gana. ¿Quién saca de repente un son cubano como ‘Un Amor’ y ahora un rock and roll próximo al rockabilly como ‘Una Rápida’, y entremedias una canción electrónica brutal con un drop a lo bestia?” Esto no ocurre en una variación de cinco elepés, sino que “lo he hecho yo en adelantos de un mismo álbum”, como es ‘Un Disco’, lo cual es reflejo de una trayectoria “muy personal. Sé que no hay nadie que se parezca a Amatria”, con canciones de muy diversos palos en un mismo trabajo discográfico.
Lo complicado de ello es precisamente que haya quien lo catalogue de “muy raro. Hay gente que no está acostumbrada y necesita que un proyecto sea de una determinada manera y no lo cambien”, con lo que “lo lleva mal y se desengancha”. Es algo que entiende, pero “no puedo hacer nada porque soy así, siempre estoy investigando y me apetece probar cosas nuevas, con lo que sé que no va a haber una explosión brutal, pero poco a poco voy a ir ganando seguidores que van a ser de verdad leales porque lo que les mola es Amatria y no hay otra cosa parecida, no pueden ir a otro lado”.
Valencia y las buhardillas de Madrid
Con múltiples referentes como los canadienses Crystal Castles que fueron “un hito en su camino” y le hicieron interesarse con temas como ‘Untrust Us’ por todo lo que se puede hacer con la electrónica, Antequera terminó el instituto en Ciudad Real y con 17 años se fue a estudiar Arquitectura Técnica a Valencia, donde se quedó diez años. “Terminé la carrera y estuve currando tres o cuatro años”, por un lado, y por otro, “aprendí a tocar la guitarra en el Colegio Mayor y a tener banda” y, al final, “prácticamente esta parte se comió a la otra”. Empezó a plantearse vivir de la música y dejó “el curro”, rememora, sin dejar de mencionar que la etapa final en Valencia fue una época “muy difícil” y se mudó a Madrid, donde, aunque “estaba fatal de pasta y de todo, tenía una ilusión y una energía” fabulosas. “Fue algo muy especial porque me comía el mundo. Veía teatros a mi alrededor, mucha gente y decía ‘buahhh!’ Fue un momento muy dulce”.
Seis años estuvo en Madrid, a la que dedica el tema ‘Una Ciudad’, pasando por tres buhardillas: la de los ‘chinches’; una segunda en la que cabía de pie en seis metros cuadrados útiles y que la recuerda como un lugar “mágico” porque ahí creó el disco ‘Amatria’ de 2015 con el que pegó “el saltito” y ya pudo vivir de la música; y una tercera con “mucha luz y encanto” donde se trasladó con su pareja pero que era “muy pequeña también”, con “tres habitaciones minúsculas” y donde tenía su estudio.
Toledo
Menos mal, en relación con la prolongada etapa de confinamiento, que en 2019 se trasladó con su pareja, toledana, a una casa más espaciosa en el Casco Histórico de la capital de Castilla-La Mancha, donde se siente “muy contento” ya que asegura que es un lugar “muy bonito”. De sus paseos con su hija por Toledo, resalta que, en general, sus vecinos están cumpliendo con las medidas para evitar contagios, lo que le hace sentirse “orgulloso” de donde vive, además de subrayar el esfuerzo de los profesionales sanitarios que ha conocido “de cerca” ya que su pareja es enfermera.
“Más letrista y compositor que músico” se considera Amatria, que utiliza instrumentos como la guitarra para componer y “más como un medio y no como un fin”. No es algo -tocar instrumentos- a lo que le dedique mucho tiempo, mientras que “sí a la letra, la prosodia de como encajo esto aquí, la métrica,… A eso le dedico mucho tiempo y llego a un nivel mucho mejor respecto al que puedo llegar nunca tocando”.
‘Un Disco’, el más ecléctico y heterodoxo de Amatria con temas que van de lo electrónico al indie, pop y lo latino, aparecerá el 11 de septiembre a través de su propio sello, Vanana Records.