En una casa a las afueras de Toledo que era de sus suegros, con wifi y un pequeño terreno donde poder mirar el cielo, le pilló el confinamiento al arqueólogo corraleño, Antonio de Juan, y ahí sigue confinado, trabajando online con sus alumnos de la UCLM y saliendo a las ocho a aplaudir con la sensación de que todo el mundo está poniendo su granito de arena en la causa común de acabar cuanto antes con los estragos que ha originado esta pandemia.
Esta situación se ha vivido con incertidumbre y temor, “le hemos visto las orejas al lobo” y “ya sabemos que hay un bicho por ahí que nos puede hacer daño, que lo que aparecía en películas que parecía imposible lo hemos visto muy cerquita”, opina De Juan, que se queda con la imagen de solidaridad y el buen hacer de profesionales de muy diversos ámbitos trabajando fuera, así como de los que se han quedado en casa, para echar “una mano todos cada uno en su campo”.
“Esto nos tiene que ayudar a pensar, ojalá que cambiemos a mejor”, “cuidemos más del medio ambiente, seamos menos consumistas” y “espero que nos enseñe a que hay que confiar mucho más en lo público”.
“La realidad ha superado a la ficción” en un drama de unas dimensiones que “supera al más pintao”, por lo que “alegra mucho conocer noticias como que en el hospital de Ciudad Real ya hay cinco quirófanos operativos y se va recuperando la actividad habitual”, lo que da ánimos a la gente, porque significa que el sistema va pudiendo absorber los casos que se producen.
Esa situación ha generado impotencia y puesto de manifiesto que, aunque nos creamos poderosos, “qué frágiles somos”, con un virus que “nos ha trastocado a prácticamente todos” y que, sin duda, traerá cambios desde en la forma de relacionarnos hasta en la forma de trabajar y estudiar.
Nuevas tecnologías
A nivel educativo, partiendo de “una improvisación general”, con ayuda de profesionales y la buena voluntad y solidaridad de todos, es un gran esfuerzo el que están realizando profesores y alumnos y “creo que vamos a cubrir las expectativas con bastante buen acierto, lo cual es un logro enorme”. A este respecto, estima que “las nuevas tecnologías han entrado y para quedarse en una buena parte”.
Sobre todo quienes proceden de una generación más analógica, mucha gente se ha tenido que ‘poner las pilas’ en poco tiempo en nuevas tecnologías, con múltiples ventajas para poder teletrabajar y, pese al distanciamiento social, ahora “estamos llamando a familiares y amigos más que nunca” y se ha producido un acercamiento desde puertas, balcones y ventanas a los vecinos y el entorno más próximo, expone De Juan, que también destaca cómo en las redes los creadores están “volcando mucha cultura que nos está ayudando a sobrellevar esto”.
En la UCLM “no nos hemos parado y la cultura”, que es un pilar esencial, “tiene que seguir en buena parte para seguir moviendo, ilusionarnos y como ayuda para poder sobrellevar” un período muy distinto al habitual en el que “todos estamos aprendiendo”.
Lo que nos falta
A diferencia de viviendas como las del norte de Europa que están muy bien equipadas porque se pasa mucho tiempo en ellas, “nosotros vivíamos mucho fuera y ahora que nos hemos quedado dentro”, con un confinamiento que ya dura más de medio centenar de días seguidos, “ves todo lo que nos falta”.
“Yo, por ejemplo, tengo una silla que no es la más ideal para estar trabajando, con lo que en el momento en el que pueda me iré a comprar una en condiciones”, asegura De Juan, para quien que “ya se pueda salir a dar un paseo está haciendo que veamos la luz al final del túnel, aunque no hay que levantar la guardia todavía porque sigue habiendo desgraciadamente demasiadas muertes”.