El largo período de confinamiento en el hogar y los efectos de la pandemia dan pie a bastantes reflexiones que se deberán ir concretando, pero que, por lo pronto, hacen ver que habrá que replantearse y repensar bastantes cosas.
De cara al futuro, en primer lugar, sobre “la necesidad de dotarnos de unas condiciones sanitarias mejores”, ya que esta alarma sanitaria “ha puesto en duda muchas de las cosas que nosotros creíamos que teníamos perfectas y que funcionaban muy bien”, comenta el arquitecto ciudarrealeño Diego Peris, que indica, a su vez, que “hay sectores sociales como el de las residencias” sobre el que habrá que reflexionar puesto que habrá que pensar “qué hacemos con nuestros mayores, incluyéndome yo ya en esa etapa vital”.
“Hay cosas que tenemos que revisar de cara al futuro y también de cara a lo que hemos hecho en estos últimos años, porque las condiciones de determinadas cosas que estamos sufriendo ahora son el resultado de lo que hemos estado haciendo y las políticas de determinados momentos donde parecía que no era necesario invertir más en sanidad y actividades sociales”. En este sentido, lo que sucede “está diciendo que no, que al contrario, que el estado de bienestar hay que reforzarlo, para lo cual sólo hay una solución que es que la aportación colectiva sea mayor todavía y que entendamos que ese Estado que nos cubre cuando lo necesitamos necesita también las aportaciones de todo el mundo para poder tener los recursos necesarios”.
“Si lo que estamos pidiendo al Gobierno y al común es que las prestaciones sean mejores y mayores, también todos tenemos”, en función de las posibilidades de cada uno, que “hacer un esfuerzo para que eso sea posible”, aludiendo para ello a un “replanteamiento mejor de la fiscalidad” y subrayando, a este respecto, cómo la que ha respondido a esta pandemia no es la sanidad privada, sino la pública, la cual “sólo se financia con los recursos comunes”.
Infraestructuras e inversión pública
A nivel urbanístico, habrá que pensar cómo los espacios deben favorecer, por un lado, la relación pero también “protegernos de los problemas que puedan surgir en determinado momento” y, “probablemente una infraestructura que debamos repensarnos otra vez es el hospital” para responder a determinadas situaciones de crisis como la actual. A este respecto, se está incidiendo en que para la fase de desescalada se tengan “unos recursos hospitalarios determinados de UCIs y circuitos independientes para enfermedades contagiosas”.
Para Peris, la inversión pública debe ser uno de los motores de la recuperación económica, y la construcción, que “ha sido después de la experiencia de los últimos años un sector criticado con toda la razón del mundo por todos los excesos que ha cometido, ahora, de una forma razonable, ordenada y controlada, podría y debería ser un sector que ayudase a la recuperación económica porque genera una cantidad importante de empleo y puede tener un impulso importante desde la Administración”, sin olvidar que en Castilla-La Mancha “la inversión pública es casi el 30 por ciento de nuestro PIB, por lo que es importante que se produzca una buena reactivación del sector público como un motor esencial en la recuperación de la actividad económica de la comunidad”.
Vivienda
En el caso de la vivienda, “probablemente deberemos repensar” el diseño de los hogares en los que se les dé “un peso todavía mayor” a los lugares comunes que son “donde fundamentalmente estamos viviendo”, con espacios más abiertos y “lo más flexibles posible” al desarrollo de diversas actividades, entre ellas el ocio y el teletrabajo.
El modelo de vivienda mínima que trata de resolver todas la necesidades en muy pocos metros, cuarenta o cincuenta, ahora mismo ‘choca’ ante una situación de reclusión prolongada durante la cual “necesitamos espacios donde poder respirar y desahogarnos”, comenta Peris, para indicar, en relación con la vivienda de promoción pública de noventa metros cuadrados, que “a lo mejor hay que repensarla y determinar que no pasa nada si hay espacios abiertos y amplios con unas dimensiones más generosas” porque pueden ser, como en esta ocasión, todo en lo que se reduzca el mundo.
Hay que “valorar más lo que son las zonas generales de la vivienda, las zonas de los estares y comedores, probablemente con una solución más moderna como los lofts, de espacios más abiertos que permiten una dinámica, a lo mejor más psicológica que física, de vivir de una forma más agradable durante un período en el que te obligan a permanecer en casa”.
En lugar de a ese “reparto tan rígido”, que “probablemente habrá que superar”, de la vivienda tradicional con espacios muy independizados y claramente diferenciados como sala de estar, cocina y comedor, el cual en bastantes ocasiones sólo se utilizaba para días de fiesta o con la llegada de visitas, en muchos hogares se come o al menos se desayuna o cena en la cocina y en el salón o sala de estar el protagonismo, porque hay que teletrabajar y hacer otras actividades importantes de la actividad diaria, ya no lo tiene sólo el sillón o sofá y el televisor.
Balcones
En cuanto a los balcones, cuyo uso se ha revitalizado durante el confinamiento, son muchos los que los habían cerrado para ampliar unos metros el salón y en otros casos se utilizaban prácticamente como trasteros, resultando ahora que son un “espacio privilegiado” como vía de conexión con los vecinos y el exterior. Aunque sólo sean cuatro metros, proporcionan “una salida, un desahogo” y han demostrado ser muy útiles al “no tener más remedio que estar encerrados dentro de la vivienda”.
“Si aprendemos a acondicionarlo de una forma adecuada, de forma que, con soluciones técnicas fáciles de adoptar, puedan lo mismo integrarse dentro de la vivienda que quedarse como un espacio exterior”, pueden ser muy importantes en el día a día, en lugar de quedarse como un “espacio residual”.
La vivienda es refugio, sitio de aislamiento personal, pero a la vez, como se ha visto en este caso, lugar desde el que acercarse a los demás, con lo que esa doble visión de “aislamiento y espacio desde el que poder relacionarse con las personas próximas puede ser una buena reflexión sobre cómo replanteamos nuestros lugares de residencia”.
Ciudad
Respecto a la ciudad, considera que es un “buen camino” el de la recuperación del espacio público urbano para los peatones, para poder andar tranquilamente y vivir de una forma un poco más relajada, reduciendo el uso del vehículo a los desplazamientos realmente necesarios. “En una ciudad como Ciudad Real, hay muchos recorridos que se pueden hacer de forma peatonal sin necesidad de coger el coche y la ciudad mejoraría de una forma importante si el uso del vehículo dentro de rondas se redujese lo más posible”.