El negocio hotelero es uno de los principales perjudicados por la crisis provocada por el coronavirus. Con el turismo paralizado, en Daimiel el funcionamiento es a medio gas, con la mitad de los hoteles cerrados y la otra mitad operando gracias a una ocupación basada en el turismo de negocios con trabajadores no residentes en Daimiel.
En esta situación se encuentra el Hotel Daymiel, que durante la semana experimenta un aumento en la demanda, de lunes a viernes, mientras que sábado y domingo, se firma en blanco. Su gerente, Pilar Martín, explica que el hospedaje está basado, principalmente, en trabajadores de actividades relacionadas con los polígonos industriales. Para todos ellos, se han establecido una serie de medidas como el uso obligatorio de la mascarilla en zonas comunes o la limitación de aforo. Por eso mismo, las habitaciones tienden a ser todas individuales y se prescinden de las dobles.
Martín señala que las pérdidas de los primeros meses del estado de alarma en los que el hotel permaneció cerrado “no se van a recuperar”. “Lo perdido, perdido está”, dice, a lo que añade que “las reservas que tenía para verano no han crecido, al contrario, algunas incluso se han cancelado”.
La misma estela es la que sigue el Hotel Doña Manuela. Operativo desde primeros de mayo, el establecimiento ha reabierto sus puertas para el turismo regular. Su actual directora, Loli Espinosa, explica que sólo se funciona de lunes a viernes y con clientes de carácter nacional, ya que aún no es posible que viajen trabajadores de fuera de España. De momento, el hotel se encuentra con las zonas comunes cerradas al público, limitando el acceso a las habitaciones y cafetería.
Espinosa coincide con Martín en la incertidumbre de cara al verano, ya que desde que retomaran la actividad “hemos recibido más cancelaciones que reservas”. A día de hoy, las esperanzas se centran en aquellos días que aparecen en rojo en el calendario durante el mes de octubre asociados a puentes que podrían favorecer un repunte de reservas.
Cierre echado
En el lado opuesto, se encuentran el Hotel Las Tablas o el Hostal Las Brujas que, de momento, mantienen el cierre echado. La propietaria de Las Brujas, Ana Galiana apunta que “no renta abrir ahora mismo”. La limitación de aforo y el turismo inexistente hace que sea “insostenible” el poder mantener abierta la parte de hostal de este complejo, que sí funciona como bar y restaurante.
A la espera de que España llegue a esa tan nombrada nueva normalidad, Galiana mantendrá la cancela cerrada en sus habitaciones, manteniéndose con las mesas tanto en la parte de restaurante (que ha visto reducido su aforo habitual de 130 comensales a algo más de 50), como de la terraza o zona de la barra, que se encuentran dispuestas a más de dos metros de distancia entre sí.