El jefe de la Unidad Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional en Ciudad Real, el inspector José Miguel Fernández Imedio, y la responsable del grupo de Protección, la oficial María Tomé, no trabajan de uniforme, se lo han puesto para la entrevista. En su especialidad policial lo mejor es la discreción para no añadir riesgos a las personas que protegen: las víctimas de violencia de género, un concepto abstracto que engloba a chicas muy jovencitas -incluso menores-, mujeres maduras, de toda condición y perfil social, a las que esta unidad presta una atención “especializada, preferente e integral”, explica de corrido el inspector.
El confinamiento por la crisis del coronavirus no les ha hecho virar de hoja de ruta, al contrario, “en estos dos meses hemos estado mucho más pendientes de ellas por la situación que vivimos. Llamamos a todas, independientemente del nivel de riesgo que tengan, con más asiduidad incluso”, interviene Tomé, responsable directa de la protección de las que en su día dieron el paso de la denuncia (unas 140 en la capital, dato de primeros de marzo) y tienen activa una medida de alejamiento.
¿Pero qué pasa con las otras, las que ni siquiera lo han hecho y pueden estar sufriendo maltrato? El estado de alarma que ha parado el país lo ha hecho con la delincuencia. Las denuncias por violencia machista, pese a los temores iniciales, también han bajado, un dato que no siempre es buena señal. “A nosotros las cifras solo nos importan en el sentido de que si hay denuncias, es porque hay violencia de género, pero a veces un incremento en los datos no es malo, significa que se denuncia más y mayor sensibilización social”, opina Imedio.
El punto de inflexión de las UFAM
El inspector jefe de la UFAM desmonta tópicos. 2015 supuso un punto inflexión en el trabajo policial contra los malos tratos, no es que antes no se atendieran estos casos, solo que se hacía de otra forma. La creación de las UFAM en todas las comisarias, que entre otros cometidos tienen asignada la violencia de género y sexual, supone que investigación y protección recae en el mismo equipo policial especializado. Y son estas denuncias a las que se dedican la mayor parte de los recursos humanos.
La violencia que sufren las mujeres por parte de sus parejas masculinas es un fenómeno que tiene que ver con valores sociales y culturales, trasciende lo judicial y policial, aún así, las comisarías se han puesto las pilas para que nadie salga de ellas con la idea de que no te hacen caso cuando denuncias una agresión machista.
El fin de la victimización
“La denuncia es el inicio del fin de la victimización y eso deben saberlo las mujeres que sean maltratadas”, replica contundente el inspector. Cualquier víctima que da el paso de ir a la comiaría recibe atención de personal de la UFAM, tanto de protección como de investigación, desde el primer momento. “No las dejamos solas ni cuando van a declarar. Cuando sale de aquí ya se va con su protector o protectora asignada, dependiendo de la valoración del riesgo, e incluso si el juez decide no darle orden de protección si nosotros vemos que puede haber riesgo desde el punto de vista policial seguimos el caso”.
De no apreciado a extremo, valoración del riesgo
Cada mujer que denuncia una situación de violencia machista recibe una valoración policial sobre su caso que va de riesgo no apreciado, bajo, alto a extremo. En este último supuesto la protección implica veinticuatro horas de seguimiento policial, en horario diurno por personal especializado de la UFAM, y nocturno por equipos de Seguridad Ciudadana.
Los casos extremos son los menos, “pero se dan”, recalca Tomé. Dependiendo de esa valoración y hasta que haya juicio, sentencia, o lo que decida la autoridad judicial o los propios criterios policiales, el seguimiento, las entrevistas y llamadas se suceden según el nivel de gravedad. Las víctimas y las situaciones van cambiando. Hay mujeres que empiezan con un nivel alto que decae a otra situación de menor riesgo.
“Las hemos llamado a todas estos meses”
La atención también se organiza según la situación personal: con el agresor en prisión, si ellas viven en casas de acogida o si están en su domicilio. Todas estas salvedades se han difuminado durante el estado de alarma, “las hemos llamado a todas, incluso con más asiduidad para interesarnos por su situación”. Es decir, si el protocolo marca que hay que llamar cada tres meses a una mujer con riesgo no apreciado, “ahora las hemos llamado a todas, conscientes de que muchas están solas e incluso hemos tenido enfermas de coronavirus. Durante el confinamiento esas valoraciones no las hemos llevado a rajatabla”.
El acompañamiento a los juzgados si ha decaído, “los pocos juicios que se han celebrado han sido por vía telemática y ni siquiera ha sido necesario que estuvieran”, añade Tomé.
Las llamadas y seguimientos son bidireccionales. Los policías encargados de proteger a las víctimas se entrevistan con ellas y las llaman, cada día, semana, etc, “pero si ellas tienen cualquier duda o quieren comunicarnos algo lo pueden hacer a cualquier hora, incluso a las tres de la mañana, de hecho lo hacen”.
Un trabajo duro emocionalmente al que la oficial de policía María Tomé, que el pasado 8 de Marzo recibió el premio del Ayuntamiento de Ciudad Real Empoderamiento y Liderazgo, se ha acostumbrado. “Como en todas las profesiones aquí también aprendes a no llevarte los problemas a casa”.
Desde que se crearon estas unidades, encargadas en general de los delitos que más alarma social generan, las denuncias por violencia machista no han decaído, han ido a más. Señal que ambos policías interpretan de la misma manera: no hay más casos, hay más denuncias.
Las mujeres se atreven más a denunciar, pero sigue faltando el paso del entorno de la víctima. “Ahora más que nunca, por el confinamiento, los vecinos, compañeros de trabajo y familiares que en muchas ocasiones saben que se está produciendo una situación de maltrato y no denuncian deben hacerlo. Muchas mujeres están anuladas o dependen de su maltratador, no las podemos dejar a su suerte”, remata Fernández Imedio.
El ‘botón SOS’ de AlertCops funciona desde abril
Para ponérselo más fácil a las mujeres que pueden sufrir agresiones machistas aisladas en casa con su agresor el Ministerio del Interior ha activado en el mes de abril la función ‘botón SOS’ de la aplicación de alerta policial AlertCops. Las víctimas solo tienen que descargarse la aplicación gratuita para teléfonos móviles con la función ‘botón SOS’. En caso de una situación apurada basta pulsarlo cinco segundos para proporcionar una geolocalización y una grabación de diez segundos de lo que le está pasando a esa mujer en ese momento. La propia ‘app’ envía el mensaje a la sala del 091 (en el caso de Ciudad Real) que actúa en consecuencia, sin que ella tenga que llamar directamente a la policía.
El ‘botón SOS’ también está activo para llamadas de socorro del personal sanitario. De momento en Ciudad Real no lo ha activado ninguna mujer con orden de protección aunque muchas ya lo tienen.