Con dirección de Manuel Casero, los actores de Alma Llanera pusieron es escena esta obra en verso, ambientada en el medievo y con el humor grueso y desenfadado que caracteriza al autor de la comedia. Un enredo con cruzados, cinturones de castidad, brujas, conjuros y, sobre todo, cuernos (también en el sentido más literal de la expresión), que levantó las carcajadas y los aplausos del respetable, incluso en los cambios de escena.
Un pizpireto juglar, al que da vida María José Perona, nos va introduciendo en las distintas escenas de la obra. El Conde de Burra (Felipe Fuentes) regresa de la III Cruzada. Ha dejado al cargo de su condado y de su esposa a Don Pío, interpretado por Vicente Casero. A pesar de que ha dejado a la condesa Doña Jimena (Justa Jiménez) a recaudo de un cinturón de castidad, Don Conrado, que así se llama el conde, se encuentra a su esposa en estado de buena esperanza.
El conde se pone en manos de las malas artes y acude a la bruja Maruja, a la que da vida María Gracia Román, y acaba escaldado y con unos extraños apéndices en el frontal. Su amiga Doña Rodriga (Ángeles Prieto), le da sabios consejos y el conde acude a otra “meiga”, Coruja, interpretada por María Ángeles Villaescusa, que palía un poco la embarazosa situación. La obra transcurre en dos escenografías distintas, muy efectivas y acorde con el tono humorístico de la misma. Cuando cayó el telón, el público premio el buen hacer de los actores de Alma Llanera con una generosa ovación.