A. R.
Ciudad Real
Uno tiene carácter, fuerza, solera y la habilidad de toda una vida sobre los escenarios para hacer cómplice al respetable, y el otro rezuma vigorosa frescura con un torrente de voz tan transparente y profundo como dúctil y sensible. Son Amor al cuadrado con letras reivindicativas y, a menudo, enamoradas. Rafael Amor y su hijo Salvador ofrecieron el jueves por la noche un exquisito concierto en la ciudarrealeña sala Nice donde, guitarra en mano, compartieron repertorio ante un público fiel a la autenticidad de la canción de autor.
De singulares anécdotas y vivencias, así como de no menos curiosos y divertidos chistes y dichos, plagó los intervalos entre las canciones Rafael Amor que demostró su maestría con la guitarra y facilidad para conectar con el humor, la ironía de la vida y sus comprometidos mensajes con los espectadores que tararearon temas que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones.
Rafael Amor, que realizó un amplio recorrido por su discografía, se acordó de Trump, el muro a los mexicanos, la frontera de éstos con los guatemaltecos y las vallas que impiden entrar en el territorio español a los emigrantes antes de cantar ‘No me llames extranjero’, deleitó con su ‘Violetta’ y cantó a la bendita primavera, no sin antes, homenajear a su padre tanguero con ‘Frente a una copa’ y alentar la rebeldía de un ‘Corazón libre’ acompañado, además de por su hijo, por el cantautor ciudarrealeño Sandalio.
Enmarcado en la gira ‘Amor con Amor. El padre, el hijo y el espíritu canto’, el concierto permitió, además de volver a escuchar en directo muchas de las grandes canciones de Rafael, disfrutar con los temas de Salvador, tan emocionados y comprometidos como los de su padre.
Así mismo, la velada musical comenzó con la actuación de Alejandro Cerro y Fausto Rodríguez que tocaron dos temas, uno de ellos ‘Niños no crezcáis, es una trampa’, adelanto del próximo disco de Alejandro Cerro y La Banda El Carrito.