Divertido, irónico y perspicaz ante las trabas al aprender una nueva lengua, se mostró Anusche, lector de la Escuela de Idiomas Prado de Alarcos, en su exposición ‘Aprendiendo español. Impresiones de un alemán’, con la que llenó el salón de actos del centro.
Alumnos y profesores disfrutaron con la amena intervención del lector de alemán, natural de München, que transmitió la sensación de asombro de una persona que como él comenzó a estudiar en otro país el castellano y cuando aterrizó en España comprobó que “nadie hablaba como en los libros de instituto”. En lugar de gustar, la cosas ‘molan’; no te quedas perplejo sino que ‘lo flipas’; y chicos y chicas son tíos y tías o chavales y chavalas, evidenció, además de confesar que ahora le llaman el ‘vecino raro alemán’ tras ofrecer a su vecina, al confundirse con las vocales, unos ‘chochos’ en lugar de unos ‘chuches’.
Tras aterrizar en España este curso académico y transcurrida una investigación desarrollada durante los últimos meses, ha comprobado que, entre los términos y expresiones más utilizadas se encuentran algunas como ‘a tomar por culo’, ‘hostia’, ‘gilipollas’ y ‘joder’, sin olvidar otras palabras muy usadas últimamente como ‘Puigdemont’, ‘Independencia’, ‘Cataluña’, ‘Artículo 155’, ‘Ley y orden constitucional’ y ‘exconsellers’.
No obstante, de sus pesquisas se deduce que, por frecuencia, la más importante debe ser ‘coño’, la cual hasta la emplean hijos y madres en todo tipo de diálogos, algo que, aseguró, sería impensable en una conversación alemana entre familiares, en la que están completamente desterradas todo ese tipo de ‘palabrotas’ empleadas como muletillas de forma habitual por los hispano hablantes.
También apreció, entre sorprendido y vacilante, la cotidiana utilización de formas de verbos que aluden a movimiento como ir o andar para saludar o proseguir una conversación aunque no se aporte ninguna información añadida de significado, aunque sí expresiva. Venga, vamos, anda, ven, vete o vaya son algunas y escenificó con humorística chispa ejemplos, en este sentido, de comunicación de su compañero de piso con él y de un diálogo entre dos amigos.
No obstante, pese a su desconcierto ante determinados usos y términos, considera que aprender español es como una gran aventura en la que va descubriendo asombrosos ‘tesoros’, al tiempo que observa, como profesor, que para ‘algunos’ estudiantes de alemán aprender la lengua germana es como caer en un cenagal en el que cuesta no hundirse ante la indefensión que pueden originar el genitivo, el dativo, los verbos irregulares, unos separables y otros no, y la pronunciación de letras como la h aspirada.
Aunque reconoció la dificultad para los españoles que supone aprender alemán, recordó que el castellano tampoco es un idioma fácil para los germanos a quienes les resulta complicado el ceceo y las dos opciones que habitualmente suelen plantearse como ocurre con el Madrid-Barca o el para tomar o para llevar. Así, en dos géneros se quedan las palabras que en alemán son tres -al tener también neutro- y a la disyuntiva de si es ser o estar -sein en ambos casos para los germanoparlantes- se suma la del imperfecto o indefinido, posibilidades al elegir la forma correcta en castellano que se multiplican con el más que frecuente subjuntivo.
El público aplaudió la entretenida, ingeniosa y desenfadada disertación de Anusche en la que expuso sus experiencias al aprender y profundizar en el conocimiento del español.