Es su décimo cuarto libro, el séptimo con la editorial Cuarto Centenario, y cree que es el que mejor está funcionando. De muchos lectores ha recibido correos de felicitación por ‘Quercus. En la raya del infinito’, que, tras su puesta de largo el 13 de junio en el antiguo Convento de la Merced, presentó el pasado viernes en la Biblioteca de la Casa de Fieras del Retiro de Madrid y motivó este jueves un encuentro literario en la ciudarrealeña librería Litec.
Con una trama estrechamente relacionada con el problema de la España que se vacía, Rafael Cabanillas habló a sus lectores en Litec de los orígenes de esta novela cuya semilla, confesó, está en el artículo ‘Los dueños’ que publicó en Lanza el 19 de enero de 2014. La obra ‘Levantado del suelo’, en la que José Saramago narra cómo un pueblo humilde y explotado del Alentejo se alza para hacer la revolución, es una de las referencias de ‘Quercus’, así como ‘Los santos inocentes’, de Miguel Delibes, a quien en cierta medida emula, no ya suprimiendo los signos de puntuación y dejando que tan sólo las comas marquen el ritmo, pero sí los puntos y aparte.
Tenía miedo por si el lector se extrañaba, pero resulta que “ha tenido un efecto positivo”, ya que el ritmo “te engancha y arrastra”, comentó el autor de una novela sobre un tema muy ‘en voga’, del que ahora habla todo el mundo, pero que se remonta a muchos años atrás en muchas zonas donde la gente tuvo que emigrar por falta de oportunidades. “No se produjo por azar sino que los echaron de los pueblos”, expuso Cabanillas, cuya novela muestra cómo en la postguerra, favoreciendo otras cuestiones como los grandes latifundios a los que “no les interesó en una etapa” que hubiera buenas comunicaciones ni infraestructuras de acceso a los territorios de su propiedad, se produce un éxodo rural hacia los extrarradios de las grandes ciudades –en muchos casos a zonas chabolistas- por el abandono en cuanto a inversiones y la falta de empleo y medios de subsistencia en sus lugares de origen.
En ‘Quercus’, un joven “planta cara a todas a esas cuestiones” que originan el vaciamiento de la España rural y a “los responsables del abandono y miseria de los pueblos”, convirtiéndose en un “símbolo” de la lucha por romper la “perniciosa” dinámica que va obligando a la gente a emprender el éxodo a la gran ciudad, indicó el escritor y profesor, quien citó el ejemplo de Suiza, donde impartió clases durante tres años y donde no faltan, pese a las características geográficas y climáticas de este país montañoso, ningún servicio en los pequeños pueblos.