La compañía madrileña Scándere, integrada por alumnos y ex alumnos de la Resad, representa este sábado 24 de julio, a las 20 horas, en el Teatro Municipal ‘Caer para levantar’, una comedia de ‘santos’ reconvertida en un musical “muy rock and roll y punky” y que se alzó ganadora del X Certamen AlmagrOff.
Este proyecto iba a limitarse a trabajo de final de estudios de la Resad de Laura Ferrer, directora del montaje, y Arturo Martínez Vázquez, autor de la versión, pero quedaron “tan contentos y orgullosos” con el resultado que lo presentaron a festivales y, finalmente, recibieron por unanimidad el reconocimiento como la mejor propuesta de 2021 del Jurado de AlmagrOff, distinción por la que están “supercontentos y emocionadísimos”.
Son trece en el escenario, con coro de baile y pianista que toca en directo, para la representación de una versión que aúna dos textos: ‘Esclavo del demonio’ de Antonio Mira de Amescua, y su posterior refundición, ya con el título de ‘Caer para levantar’, por parte de Agustín Moreto, Juan de Matos Fragoso y Jerónimo de Cáncer. Ambas piezas “vienen a contar la misma historia pero con distintos sucesos”, señaló Ferrer, que indicó que Martínez Vázquez elige para su versión “los aciertos de cada una para que la historia se entienda mejor”.
‘Caer para levantar’, obra que no se representa desde hace 120 años, es “la historia de un cura llamado Don Gil que por el amor de Leonor, hermana monja de la protagonista Violante, vende su alma al demonio para conseguirla, pero, a su vez, Violante es violada por Don Gil, engañada pensando que era su novio Don Diego quien venía a por ella. Y, como Don Gil la engaña y le hace creer que Don Diego es el que ha planeado todo esto, ella decide vengarse y se convierten en bandoleros los dos -el cura y la jovencita rebelde- y van por el mundo matando y robando hasta que buscan la redención, el perdón de Dios”.
Pero, curiosamente, esta redención es mucho más fácil para el hombre que para la mujer: mientras que “el cura Don Gil sólo tiene que arrepentirse ante Dios para recibirla, Violante tiene que irse a un monte a inmolarse, crucificarse a sí misma para alcanzar, ya no sólo el perdón de Dios, que también, pero sobre todo el de su padre, que termina viéndola como un cuadro maravilloso, como una Virgen, como si fuera bueno acabar viéndola en semejante tragedia”.
A día de hoy, “no es tan loca esta diferenciación entre en el trato del hombre y la mujer, pero sigue existiendo esa diferencia de poder perdonar ciertos actos dependiendo del género”, agregó Ferrer.