Capital de la provincia de La Mancha de 1750 a 1761, Almagro recibió el título de ciudad en 1976, llegando a competir administrativamente en su momento con la hoy capital de Ciudad Real, y en 1972 fue declarada Conjunto Histórico Artístico… Lejos quedan ya aquellas “Observaciones presentadas a la Diputación de Ciudad Real sobre la utilidad de trasladar la capital a la ciudad de Almagro, que sirvieron de base en la Esposicion que sobre dicho objeto hizo al Gobierno con su Presidente y actual Jefe político D. José Puidullés” en 1837.
Y lo mismo de lejos se sitúan las alegaciones que, en el mismo año, argüían los diputados Ceballos y Zaldívar a las Cortes, contraponiéndose a la posibilidad de “Despojar de la antigua posesión de capital, a la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Ciudad Real”. El resultado ya sabemos cuál fue. Y no seré yo quien hunda el dedo en una vieja herida que, por fortuna, nunca llegó a sangrar. Pero esta trasnochada historia, me ha traído a colación otro acariciado y candente asunto, entre la ciudad calatrava y la capital realenga y caput provinciae. Mucho más en esta celebración del XL Festival Internacional de Teatro Clásico.
Y muchas son las razones que han posibilitado el acercamiento entre ambas localidades en estos años… Menos en estas calendas estivales del mes de julio, cuando Almagro se abre al mundo en el Festival de Teatro Clásico más veterano de Europa. Tan sólo superado por el Festival de Aviñón (1947, 70 años), y por el de Mérida (1954, 63 años). Aunque esta última ciudad española, con una historia más larga y un patrimonio más notable. Pero -¡ojo al dato!- está dedicado al teatro clásico grecolatino.
Pues bien, quien esto escribe –que ya lleva algunas décadas escribiendo casi más que ‘El Tostado’Alonso Fernández de Madrigal (1410-1455)- en distintos y diferentes medios, ha venido sugiriendo reiteradamente que Almagro y Ciudad Real deben estar más y mejor comunicados por carretera, cuando en julio ondean las banderolas del Festival.
Una sencilla operación
Tan sólo sería necesario ampliar en un par de servicios más –de ida y de vuelta- el horario oficialmente establecido por InterBús, o contratar con la otra gran empresa que opera en la zona (AISA), los dos mismos viajes extras ida y vuelta, en servicio discrecional. Estableciendo la salida y llegada en la Plaza de San Francisco de Ciudad Real (salidas a las 21 y 22 horas), y con regreso a Ciudad Real a las doce de la noche ó 1 y 2 de la madrugada… Siendo aconsejable efectuar las llegadas y salidas de Almagro, en los aledaños de la Playa Mayor. Y, de paso, organizando mejor la actual Estación de Autobuses, que de Estación sólo tiene el nombre. Su lugar lo ocupa una cafetería, cerrada en horas claves de calor o de frío, que suponemos paga por la ocupación del local.
Poder asistir a las funciones de teatro, y disfrutar de la oferta gastronómica almagreña bebiendo algo más que agua, es un lujo que puede acrecentarse sin la estricta necesidad de conducir, evitando riesgos y manteniendo intactos los puntos del Permiso de Conducir, y despejando de la contaminación -visual y ambiental- de cientos de vehículos, nuestra hermosa población calatrava.
Al Festival, al Ayuntamiento, al CIT y a los hosteleros de Almagro, debiera interesarles la implantación de este servicio. Y también a los hoteleros de Ciudad Real, ya que complementan la insuficiente oferta de alojamiento de la ciudad almagreña. Y podrían “vender” a su clientela la prolongación del AVE hasta Almagro, aunque por vía carretera. Asistir al teatro, y regresar a dormir a Ciudad Real. No en vano la capital de la provincia es la que mayor oferta de espectadores aporta al Teatro Clásico.
Si a todos beneficia y a nadie perjudica, no entendemos por qué no se pone en marcha de una vez este interesante Plan. La Diputación de Ciudad Real ya puso en marcha hace años un paquete ‘entrada teatro+autobús’ desde algunas localidades de la provincia más alejadas. Admito el posible riesgo inicial de ocupación del autobús, a falta de una eficaz publicidad. Pero es inevitable asumir proporcionalmente un riesgo no muy mayor, entre todas las instituciones y entidades beneficiarias. Ya se sabe que ‘Quien algo quiere, algo le cuesta’. ¡Pongámonos, pues, en movimiento!