¿Podría estar inspirado el Guernica, uno de los cuadros más emblemáticos y mundialmente conocido de Pablo Picasso, en Ciudad Real?
¿Y si el artista malagueño hubiera reflejado la tragedia del bombardeo de la localidad vizcaína en los símbolos taurinos, a raíz de la cornada que Ignacio Sánchez Mejías sufrió en el coso de Manzanares?
Es la relación ficticia que el periodista y escritor José de Cora ha establecido “como una cesta de cerezas”, y sobre la que esta tarde ha hablado en la librería Serendipia de Ciudad Real, tras visitar el museo dedicado al popular y llorado torero.
Según sus investigaciones, una espiral de concatenaciones fatales iniciadas en agosto de 1934 pudieron ser génesis del imaginario creativo con el que Picasso concibió el famoso cuadro, pintado por encargo del Gobierno de la República para participar en la Exposición Universal de París de 1937.
Esos hechos “extraordinarios” comenzaron el 6 de agosto de 1934 cuando el propio Sánchez Mejías y su compañero de toreo Domingo Ortega ven en directo la muerte de un espectador en una corrida de toros en La Coruña, en el momento en que Belmonte se disponía a matar, y el estoque salió disparado al tendido sobre un hombre joven.
En la misma jornada, Ortega, que tenía que torear en Manzanares el día 11, “vive otro acontecimiento trágico” al enterarse del fallecimiento de su hermano Matías. El torero inicia un viaje a Madrid junto a miembros de su cuadrilla en un coche que se accidenta en Lugo y sufre heridas que le impiden cumplir con su cita en la localidad ciudarrealeña, siendo sustituido en el cartel por Sánchez Mejías.
Para De Cora, que “Manzanares esté implicado en la génesis del cuadro es digno de ser dicho, sin despreciar el mensaje del Guernica y su denuncia contra la guerra”.
El investigador ve en la obra de arte un “maremágnum” de interpretaciones que no rechinan, dado que ha sido el “cuadro más interpretado, analizado, copiado o plagiado”. Sin embargo, sus imágenes reflejan un “hecho palmario” como es “la cogida de un torero, que yace con la mano en el estoque”.
“No hay bombas ni aviones que recuerden a un bombardeo, ha señalado el conferenciante, mientras que están todos los elementos que recuerdan a una corrida de toros, incluso la enfermería de Manzanares, con su tenue luz”. “Es una evidencia plástica”, ha sentenciado.
El hilo conductor de estos hechos en los que la realidad supera a la ficción tiene intercalada la historia de “El estornudo de la mariposa”, una de las novelas del periodista, que habla sobre el nacimiento de la operación que acabará con Hitler, precisamente quien ordena el bombardeo de Guernica.
De Cora también apoya dichos argumentos, tal y como ha explicado, en otro evento notorio como es la conversación que el propio Picasso mantuvo con Juan Larrea, el consejero de Cultura vasco que negoció el encargo de la obra, en la que el artista le comenta su falta de inspiración, y el político le aconseja que interprete la cogida de un torero.
Al parecer, a Picasso “le impresionó mucho la muerte de Sánchez Mejías”, una figura irrepetible que “simbolizaba el concepto de español (era torero, intelectual y escritor), y al que “admiraba”, al igual que todos los intelectuales de la Generación del 27.
También ha comentado “el interés” por la República de hacer propaganda a partir de un cuadro que simbolizara la barbarie del fascismo, para lo que invirtió dinero y eligió a un artista tan simbólico como Picasso para su confección.
El Guernica, en su opinión, “es un cuadro vivo, que no deja de generar ideas y análisis”, como el que hace el estudioso Fernando Castro en la misma línea, con una teoría “muy esclarecedora sobre las claves del cuadro difíciles de ver”.