El presidente de la Diputación, Nemesio de Lara, evocó ayer la fraternidad y la confianza vecinal de otros tiempos en el acto de presentación de ‘Historia de la calle Pozo Dulce’, un libro que ha prologado por deseo expreso de su autor, Manuel Jiménez, quien agradeció la presencia de De Lara en la Biblioteca Pública del Estado, donde se dieron cita vecinos y descendientes de todos aquellos que vivieron en esta conocida calle ciudarrealeña en los años 50 y 60.
De Lara dijo que se trata de un libro que evidencia un esfuerzo ímprobo por parte de Jiménez, que ha realizado, sirviéndose de los testimonios de los protagonistas, una gran tarea de investigación y recopilación «por satisfacción personal y para dar satisfacción a otros». Destacó, asimismo, la gran cantidad de protagonistas que tiene el libro construido en torno a una calle con personalidad y vida propia donde el destino quiso unirlos hace algo más de medio siglo.
Ve De Lara en ‘Historia de la calle Pozo Dulce’ un canto a la amistad, la infancia y la adolescencia. Y considera un hecho hermoso apelar al sentido gregario, de pertenencia a algo, en tiempos de segregación y de individualismo rampante.
«Saberte socorrido por un vecino en momento de necesidad, compartir con él un rato de conversación al fresco de la noche de verano con el botijo al lado, saludar a la gente por su nombre, preguntar por la familia, no pueden ser puros valores románticos, entrañables, que se evocan con añoranza o melancolía», dijo De Lara, para añadir que «deberían ser hábitos que nos llevaran a reconquistar girones de existencia que se nos fueron quedando enganchados en las esquinas de nuestros transcurrir vital y que contribuyeran a rehumanizarnos, a devolvernos autenticidad individual y colectiva».
Historia de historias
En unos tiempos marcados por el móvil, la televisión y el infinito poder de las máquinas, De Lara califica de magnífica la idea de que quienes fueron vecinos se abracen y editen un libro ligado a su calle, a su niñez y a sus recuerdos, porque es «la historia de vuestras historias».
Aseguró que ha pasado ratos muy agradables leyendo la obra, que le ha hecho recordar a su padre, «también practicante como Manolita», sus partidos de fútbol, sus juegos, sus tebeos, etc. Por eso considera que ‘Historia de la calle Pozo Dulce’ constituye un entrañable relato preñado de ternura que hace reír, sonreír y también «echar alguna lagrimilla» con sus anécdotas.
De Lara concluyó diciendo que «si vuestros encuentros, si el hermoso pretexto de este libro, además de disfrutar, os ha servido para aprender de nuevo, para perfeccionaros como personas, para entender que lo hermoso, lo grande, se encuentra casi siempre en lo sencillo, en el alma infantil que llevamos en nuestra inseparable mochila vital, habréis triunfado completamente».