La Facultad de Educación volvió a acoger de manera presencial, en su séptima edición y tras desarrollarse desde la pandemia de manera virtual, la Jornada Internacional ‘La música y las artes plásticas tienen nombre de mujer’, en la que la directora del encuentro, Virginia Sánchez, disertó sobre la trayectoria de Ethel Smith, compositora británica muy implicada en la lucha por los derechos femeninos y autora de los uno de los principales himnos sufragistas.
Al igual que en anteriores convocatorias en las que se analizó la obra de autoras como Clara Schumann y Pauline Viardot-García, cada año se busca dar visibilidad a “mujeres olvidadas del discurso histórico de las artes y la música” como en este caso Smith, así como la compositora y pianista española Emma Chacón, quien fue “discípula de Enrique Granados”, comentó Sánchez.
Así mismo, Ruth Prieto disertó sobre el proyecto de mujeres radiofónico ‘La Soirée Musicale’ que se emite en la FM de Bruselas y de la iniciativa ‘Las madres musicales de Europa’ en la que se reivindica la producción de relevantes compositoras del viejo continente.
Los roles de género en la ópera ‘L’Adelaide’ de Vivaldi fue otro de los temas tratados en un encuentro en el que Juan José Pastor, profesor de la UCLM y codirector del CIDoM, propuso una interesante reflexión sobre dos figuras pintadas por el artista italiano Luca Giordano: la Inmaculada, en la pintura mural de la Sacristía de la Catedral de Toledo, y el cuadro ‘El canto de Míriam la profetisa’, hermana de Moisés, guía del pueblo judío y una de las llamadas “Mujeres Fuertes” de la Biblia junto a otras como Ruth y Judit.
Ambas vestidas de azul, la Inmaculada Concepción también está vinculada a la música en un mural en la Sacristía de la Catedral toledana que, lleno de instrumentos de la época, es “una iconografía musicalizada”, apuntó Pastor, que resaltó cómo el encargo de ambas producciones pictóricas está estrechamente relacionado con la situación política en un momento en el que se agota la dinastía de los Austrias, al asociarse tanto el dogma de la Inmaculada Concepción como el de Míriam a la natalidad y maternidad.
Además, Míriam, a quien se representa tocando un pandero y más adelante una tiorba o láud, entona el canto que guía a los judíos cruzando el Mar Rojo y María “responde con un canto, el Magnífica, cuando se le anuncia que va a tener a Jesús”.
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