Dionisio Cañas nació en Tomelloso en 1949. Vivió en Francia y desde 1972 hasta 2005 residió en Nueva York. Desde entonces vive en Tomelloso. Es profesor retirado de la City University of New York. Sería interminable la lista de libros de poesía que Cañas ha publicado desde que en 1977 saliera a la calle su primer poemario. Ha escrito también ensayos, artículos y un volumen, reeditado hace poco, sobre la historia de Tomelloso de 1931 a 1955. Pertenece al grupo artístico Estrujenbank con el que ha llevado a cabo numerosos trabajos.
—¿Qué ha supuesto para usted el nombramiento
—Para mí es un honor ser nombrado “Hijo Predilecto de Tomelloso”, el pueblo donde nací y en el que pienso morir; agradezco, pues, al Grupo Socialista por haber propuesto mi nombre para este galardón y al Consistorio en general por haber visto este nombramiento con buenos ojos, o por lo menos eso es lo que yo me imagino.
—Un reconocimiento que recibe junto a Blas Camacho.
—Es un honor también compartir este nombramiento junto a Blas Camacho, una persona sensible y amable, con quien he coincidido en varias ocasiones; siempre hemos tenido conversaciones constructivas en todos los niveles a pesar de que estamos en las antípodas en cuanto a las ideas políticas y sociales. Creo que este hecho es un buen ejemplo de que se puede convivir con armonía a pesar de las diferencias.
—Usted está, en muchos aspectos, de vuelta. Ha recibido muchos galardones y reconocimientos a lo largo de su frutífera carrera literaria.
—Recibo con ilusión este nombramiento por muchas razones: una porque el reconocimiento en mi persona es también un reconocimiento al trabajo y al esfuerzo de un hijo de agricultores (tanto mi madre, Isabel Cañas, como mi padre, Dionisio González –conocido por el apodo de “El Pluma”-, pertenecían a familias del campesinado más modesto). Por lo tanto, al premiarme a mí se está premiando a los agricultores y agricultoras de Tomelloso y a la clase obrera en general.
También con este galardón se reconoce el valor de la comunidad LGTBI de Tomelloso, de la cual yo formo parte, y que tan valiente fue durante los peores años del franquismo y los primeros de la transición.
—Dionisio Cañas regresó a Tomelloso en 2005, ¿ha sido feliz en su pueblo?
—Después de toda una vida dando vueltas por el mundo, Francia, Nueva York, y una infancia en la que mi familia emigraba dentro de España, en el año 2005 decidí dejar mi cátedra de literatura en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y me vine a vivir a Tomelloso. Han sido quince años con todo tipo de satisfacciones y también de desencantos, pero al final solo queda el lado bueno de estos quince años de vivir permanentemente en mi pueblo natal.
—A usted con frecuencia se le ve en la calle, hablando con unos y otros…
Lo que más valoro en la vida es el poder relacionarme con personas de todas las clases sociales, pero mi preferencia es por las clases trabajadoras, donde tengo mis mejores amigos y quienes han facilitado que mi vida en Tomelloso. Claro está que también tengo amigos y amigas fundamentales dentro de la clase creativa e intelectual; de ellos y ellas he aprendido mucho. No obstante, pienso que las personas más jóvenes que empiezan a abrirse camino dentro del mundo laboral, intelectual, creativo, son con quienes trato de tener una relación más directa, no tanto como mentor, sino porque en ellos y ellas encuentro el entusiasmo que a veces yo ya no tengo.
—El dicho no se ha cumplido…
—Quiero recalcar que el famoso dicho “nadie es profeta en su tierra” en este caso no ha funcionado, aunque yo no tengo nada de profeta, más bien estoy en el rango de los ángeles caídos, es hermoso y me satisface mucho poder decir con orgullo “soy Hijo Predilecto de Tomelloso”, mi pueblo, mi patria, mi lugar de La Mancha, mi lugar en el mundo.
