Tras interpretar a Fiódor Karamázov, de Dostoievski, y pensar que “no puede haber un personaje más allá, porque es la violencia y maldad reconcentrada, me cae encima este cojo de mierda que lo tiene todo: Es violento, poético, seducible, embaucador, seductor, triste y alegre. Lo tiene todo y además hay que conjugarlo a la vez y tirarlo todo encima de la mesa” con todos sus cambios de registro porque el propio personaje históricamente puede, así como teatralmente con la propuesta de Gerardo Vera, indicó Juan Echanove sobre Francisco de Quevedo, a quien da vida en el espectáculo ‘Sueños’ que se representará el viernes 14, sábado 15 y domingo 16, a las 20 horas, en la Antigua Universidad Renacentista.
El montaje es “estremecedor” tanto para el espectador como para el propio Echanove ya que se trata de un trabajo “no sólo de texto, sino de alma”, apreció Gerardo Vera, director de una producción que anima a zambullirse en el “mundo tan inconmensurable de Quevedo”.
En la pieza, está “el alma de Quevedo en carne viva transitando por unos sueños que salen de su imaginación y que nos están hablando directamente de hoy”, señaló Vera, que indicó que la idea de la muerte a la que se aproxima el autor de El Buscón, con las dentelladas de la sífilis y la pierna deforme hasta el punto de que pierde la movilidad, contribuye a “la conmoción” que transmite la obra en la que se muestra un apagón vital creíble gracias a la catarsis de transfiguración en el personaje que lleva a cabo Echanove, de quien es imposible quitar la mirada por el movimiento interior que realiza que “descoloca, desfonda y conduce a un tobogán emocional”.
Con la denuncia de la corrupción que como “carcoma” corroe la sociedad del XVII no es que Quevedo fuera un visionario, sino que “somos nosotros los que retrocedemos al Barroco, estamos viviendo la decadencia barroca de este país”. Lo que suele denominarse con apelativos como ‘la burbuja’ no es algo muy diferente a “la exageración y exabrupto brutal” del Barroco, señaló Echanove, que consideró, en este sentido, que “estamos en esa época enormemente complicada de la decadencia barroca”.
Lo único que espera es que “no caigamos en un neoclasicismo”, mientras que Vera quiere “que devuelvan todo lo que ha robado”, algo que Echanove no contempla a priori “porque se lo han gastado”.
“Quevedo fue encarcelado por lo que dijo, porque se atrevió a decir las cosas y hoy en día hay muy pocas personas que se atreven a decir las cosas porque saben que los mecanismos del poder, la justicia y religión que siguen teniendo a este país cogido por el cuello le van a meter una causa judicial”, agregó el actor que considera que Quevedo sería actualmente un exponente de la libertad de expresión.
Echanove, que elogió el “magnífico” trabajo realizado por Gerardo Vera en la dirección y José Luis Collado en la versión, así como la gran implicación del elenco integrado por diez actores, consideró un orgullo actuar por primera vez en el Festival de Almagro, a cuya directora, Natalia Menéndez, felicitó por una gestión que “te hace pensar que el teatro sigue. El teatro siempre es algo endeble pero, si hay compromiso, comunicación y no personalismos sino conceptos de grupo, el teatro es imparable porque es un hecho que se produce de una manera casi mágica y casual en un momento dado y un solo sitio, lo cual es algo que se ha de proteger con la vida”.